Vida mía, entre la indolencia y la pérdida que no advierto, el mirlo
escarba en la hierba en busca de orugas, y los vencejos imitan a veces
sobre los árboles la rotación de la tierra que me ignora.
No hay nada
más sobre esta estampa
. La luz de plata del día en su final.
Y tú, vida
mía sin mí, sin norte ni levante.
Del Diario Virtual de Jose Carlos Cataño
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