Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

2 may 2013

San Petersburgo da la bienvenida al nuevo Mariinski


El interior del Mariinski II que se inaugura hoy en San Petersburgo. / Dmitry Lovetsky (Ap)

Con un coste aproximado de 530 millones de euros (pese a que en un principio se prometió que serían 200) por fin está terminada y se abre hoy la nueva ópera de San Petersburgo: el Mariinski II.
 Son 80.000 metros cuadrados construidos frente a los 23.000 del antiguo teatro inspirador, que lo mira enfrente con apenas la separación del hilo de agua que es el canal Kriulov. Al final, el estudio de arquitectos canadienses Diamond Schmitt de Toronto ha sido el encargado de firmar un proyecto que hasta 2003 iba a ser responsabilidad de Dominique Perrault.
En el centro de toda la operación está su inspirador, el director musical del Mariinski, Valeri Guerguiev, que, casualidad o no, hoy cumple 60 años y 25 al frente de la ópera de San Petersburgo. Guerguiev contrató a dedo a Diamond Schmitt después de ver el espléndido complejo teatral Las cuatro estaciones, que este arquitecto había construido en Toronto. Guerguiev ha dicho: “No quería un arquitecto que viniera aquí a aprender a construir un teatro, sino alguien que ya supiera hacerlo bien”.
 El resultado es un precioso coliseo a la italiana de clara madera de haya por dentro, con paredes de láminas traslucidas de ónix. Del techo una discreta iluminación se completa con cascadas de swarovski y una monumental escalera helicoidal suspendida prácticamente en el aire domina el amplio vestíbulo. Mármoles y otras piedras duras vinieron desde la lejana Asia e interiormente un escenario de más de 65 metros de profundidad lo ponen en la cabeza de los más poderosos teatros de la actualidad con siete plantas por encima del rasante y tres más soterradas.
Con este Mariinski II se completa un triángulo de excelencia entre el teatro antiguo y la sala de conciertos inaugurada en 2006.
 El propio Guerguiev apuntó que actualmente cuenta con 2.500 trabajadores entre artistas y técnicos pero que espera llegar a los 3.000 para mantener abiertos estos centros los 365 días del año.
 Ahora el festival de las noches blancas será el prólogo de la programación en firme que empezará el próximo mes de septiembre.
Interior de la ópera. / Olga Maltseva (Afp)
Mucha gente en San Petersburgo se opuso y consideró quimérica esta obra faraónica pero hoy ningún peatón de la Venecia del Norte puede dejar de volverse ante la ligera mole de cristal que refleja el cielo y los colores pasteles de la ciudad de los zares.
Dentro de la gran sala sinfónica con capacidad para 2.000 espectadores ya encontramos un primer guiño reverencial al antiguo Mariinski.
 Y probablemente el más evidente: el telón de boca es una copia exacta del original del siglo XIX del otro teatro, con su suntuosidad entre el oro viejo y los brocados de seda turquesa.
Esta noche, la gala contará entre otras figuras con los invitados Plácido Domingo y René Pape y con la plantilla integral de los coros y orquestas de la casa.
 El ballet que también participará está encabezado por sus dos figuras de más relieve: la indiscutida Uliana Lopatkina y Vladimir Bashkirov.
 Y está confirmada la asistencia del presidente ruso Vladimir Putin, que ha hecho este proyecto suyo desde el principio.
 Como un teatro no puede vivir sin sus anécdotas míticas ya se dice en los pasillos que Guerguiev lloró cuando probó la acústica y que Putin ama el antiguo Mariinski desde su memoria juvenil, cuando estudiaba derecho en la universidad de Leningrado.
De ahí su afinidad con la ciudad y su teatro

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