Roman Polanski no es inocente. Nunca lo ha sido: su vida ha estado
marcada por todo tipo de turbios y dolorosos incidentes que él ha
provocado –los menos- o él ha sufrido –los más – en sus propias carnes.
La biografía del francopolaco es, en el fondo, un recorrido por la
historia de la humanidad del siglo XX. Y en cuanto a la relación del
cineasta con el sexo femenino… dejémoslo en que se necesita un libro
entero para describirla. Ahondar en ella requiere la ayuda de un
psicoanalista.
Así que La Vénus à la fourrure, la propuesta que ha presentado a concurso Polanski en Cannes, tiene múltiples lecturas, más allá de la inocente respuesta con la que la ha defendido esta mañana su director: “Leí la obra y me pareció hilarante”. Basada en una obra teatral de David Ives, La Vénus à la fourrure se desarrolla en un teatro vacío: allí han tenido lugar las audiciones para una obra con solo dos actores, chico y chica, que adapta una novela, Venus in furs (1870), del escritor austrohúngaro Leopold von Sacher-Masoch (el término sadomasoquismo procede de unir dos corrientes, la del Marqués de Sade y la de este autor y periodista del siglo XIX). A esa prueba llega Vanda, una actriz chabacana, empapada por la lluvia que cae fuera, y que encuentra únicamente al adaptador de la obra y director, que tras rehusar a probarla, acaba, por una confusión, dejando que le lea partes del libreto. Y así salta la magia: la actriz es un prodigio, logra la gracia y la sutilidad del personaje femenino (que además se llama igual que ella) y empuja a que el director encarne al masculino, alter ego de von Sacher-Masoch, en un juego de dominación y dominados en la pareja. Para darle más retorcimiento a la historia, Polanski no ha encontrado mejor actriz que su mujer, Emmanuelle Seigner, ni mejor actor que Mathieu Amalric, que se parece mucho físicamente a Polanski.
Con todo lo anterior, aunque la película parezca un juego burbujeante, bullicioso y divertido en su capa externa, en su interior contiene todo tipo de lecturas sobre el alma de Polanski, un cineasta que ha sido el mejor retratista del mal en el ser humano. Y aunque él intente dar gato por liebre, parece una reflexión en la vejez de sus relaciones sentimentales y una astuta manera de pedir perdón al sexo femenino o al menos reírse con mucha ambigüedad de su pasado.
En la rueda de prensa, Polanski ha contado que ha trasladado la acción de Nueva York, donde originalmente ocurre la obra de Ives, a Francia por razones muy concretas: “Al contrario que en NY, donde las pruebas de reparto se hacen en habitaciones, en Francia y en el resto de Europa se hacen en teatros. Yo necesitaba huir de la claustrofobia del salón y meterlos en una sala”.
Del evidente parecido entre Amalric y Polanski, el actor contó: “Mi madre ya me lo dijo. Y mi abuela era judía polaca…”. El director ha contado que llevaba tiempo buscando algo así: “Deseaba hacer una película con solo dos actores. En El cuchillo en el agua eran tres en un bote. Aquí quería llegar a dos. Como cuando buscaba retos en la escuela de cine. Y ha sido fácil, divertido y agradable”. También, porque cuando la vio, sintió otras llamadas: “Me parecía que ahí había un personaje para Emmanuelle, pero que para desarrollarlo tenía que ser en francés. Y ya era hora que rodara una película en esta lengua, ¿no?”
Si a Seigner le encantó “disfrutar con el personaje, con este material de trabajo inmenso y divertido”, a Amalric le atrajo otro reto: “En realidad hicimos cuatro personajes, dos cada uno, y los cambios de humor de un personaje a otro eran tremendos”.
Polanski adujo acerca de tomar una obra ajena: “Adaptar un texto de otro es extraño porque no es tu voz; trabajas en acercarte a ese texto y que él se acerque a ti, que sientas que sale de ti”. Y sobre la dominación en su vida actual, dialogó así con su mujer: “La película va sobre dominación. Ella[Emmanuelle] me domina y nunca tiene suficiente”. “Mi personaje, ¿una diosa de la venganza? Puede. No la enfoqué desde ese punto de vista. Lo hice desde un acercamiento más positivo, divertido”. “Tú eres la dominación rubia”. “Como actriz he vivido esos momentos humillantes de las pruebas, así que sí puede que sea esa vengadora”.
El cineasta ha rodado por primera vez con cámaras digitales, y no sabe si volverá a filmar en Polonia –“Voy adonde me lleva el material”- pero sí retornará al teatro: “Seguiré dirigiendo obras. Es toda experiencia, y la gente del teatro es diferente. Me gusta estar entre ellos”.
La segunda de la jornada fue Only lovers left alive, en la que Jim Jarmusch recupera el pulso completamente perdido en Los límites del control.
En esta ocasión cuenta la relación entre dos vampiros, pareja desde hace siglos: Adam (Tom Hiddleston, que últimamente parece estar en todos los sitios), músico y científico, vive en Detroit, como si fuera una estrella de rock decadente y lánguida, solo interesado en comprar instrumentos musicales excepcionales y preocupado con el devenir de la raza humana. Eve (Tilda Swinton, quién si no) vive en Tánger, cuidando a otro vampiro anciano (John Hurt), Christopher Marlowe, el escritor que dice la leyenda redactó las obras de Shakespeare. Eve viaja a Detroit a sacar de la depresión a Adam, y allí se cruza con su revoltosa hermana pequeña, Ava, que perturba toda la paz.
Only lovers left alive es una película bella, divertida, sabiamente fotografiada, y repleta de referencias a grandes creadores, científicos y artistas, grandes porque lo fueron y no porque la humanidad los recuerde así. Gente como el inventor Nikola Tesla. Esa bruma del pasado y el devenir de la sociedad actual, su decrepitud, es lo que lleva la tristeza a los vampiros. Pero, ¿por qué Jim Jarmusch ha hecho una película sobre vampiros?
“Porque oí que había un montón de dinero para estas historias [risas]. Empecé a tener una idea sobre esta historia de amor hace tiempo y un guion hace siete años. John Hurt, y se lo agradezco, ya se involucró entonces. A la gente les gustaba pero fue difícil de levantar financieramente”.
A Jarmusch le ha costado explicar el filme: “Son ustedes los primeros en verlo, ni siquiera lo ha hecho el reparto.
No me siento cómodo hablando de la película, creo que las respuestas están en la película. Sí es cierto que quería reconocer a los outsiders, científicos, músicos, escritores fuera de los famosos, a la gente que no es reconocida.
El cineasta ha sido algo más explícito cuando ha explicado su “relación sentimental” con Detroit:
“Mi largometraje está lleno de mis gustos literarios y musicales. Detroit era una misteriosa y mágica ciudad, el paraíso de todo el Midwest. Estaba a solo cinco o seis horas de mi pueblo natal. Teniendo yo seis años, fuimos allí toda la familia a comprar un coche, pasamos allí la noche y fui increíble.
Y además es una gran hervidero de creación musical”. Sí reconoció una intención en que todo el reparto fuera británico: “Lo hice a propósito porque aunque los vampiros proceden de leyendas centroeuropeas y alemanas, a mí, como a todo Occidente, nos llega por los grandes escritores y poetas románticos británicos como Lord Byron, Polidori, y por supuesto, Bram Stoker.
A Tilda Swinton le han preguntado cómo ha sido su colaboración en el vídeo de David Bowie, un músico que el periodista ha calificado de la mejor imagen de un vampiro.
“Puede que esté de acuerdo. Son cosas que ocurren y que coinciden en la vida. Los vampiros son hipnóticos, muy atractivos para el público, por muchas razones: me gusta la que apunta el filme, eso de sean testigos invisibles de la humanidad, que estén observando desde los márgenes de la sociedad”.
A Hiddleston le motivaron otras cosas: “Es que llevo una racha de soldados y superhéroes…
Soy gran fan de Jarmusch. Y me atrajo la fascinación de Adam por la música y la ciencia. Una curiosa mezcla. También era atractiva la idea de interpretar un personaje que encarna la melancolía y el romanticismo.
Es una hermosa historia de amor acerca de dos personas que se aman y se aceptan. Una exploración del amor en el contexto de la inmortalidad. Me gusta la reflexión que hay en el filme sobre si la inmortalidad es ¿una bendición o una maldición? Jim habla de criaturas muy sofisticadas”. Swinton apuntó: “No son hombres, son animales. Probablemente lobos. ¿Por qué llevamos guantes en el filme? Bueno, son parte de las leyendas que les caracterizan, como que un vampiro no puede entrar en casa si no le invitas expresamente”. Jarmusch renegó de moderneces como los ajos, las cruces… “Cosas actuales. Mira, por ejemplo, la idea de que no se reflejen en los espejos aparece por primera vez en el filme mexicano El vampiro”. Con ironía, la actriz remató: “Para unos es una película de vampiros, para otros será un documental”.
Antes de cerrar la charla el cineasta estadounidense explicó como cada día es más difícil rodar cine indie: “Las cosas se están complicando para películas así. Y parte de la magia del cine estaba en descubrir nuevas miradas que ahora cada vez se producen menos
. Esta ha costado siete millones de dólares [El productor Reinhard Brundig desgranó que la mayor parte era alemán, y que hay también hay dinero británico y chipriota]”.
Y sobre la referencia elogiosa a YouTube que encierra Only lovers left alive, contó: “Amo YouTube. Amo la idea de poder ver allí actuaciones musicales de los cincuenta.
Puedes ver lo que quieras. Me aburre mucho la televisión, y ahí te puedes preparar tu propia programación”.
La jornada se cierra esta tarde con los premios de Una cierta mirada y con la proyección de la copia restaurada de Vértigo, con la presencia de Kim Novak en la sala. La actriz, a la que Hitchcock puso a caldo toda su vida porque no le gustó su trabajo, ha concedido entrevistas para televisión, pero no una rueda de prensa. Ella sí se siente orgullosa de su interpretación en una de las mejores películas de todos los tiempos.
Así que La Vénus à la fourrure, la propuesta que ha presentado a concurso Polanski en Cannes, tiene múltiples lecturas, más allá de la inocente respuesta con la que la ha defendido esta mañana su director: “Leí la obra y me pareció hilarante”. Basada en una obra teatral de David Ives, La Vénus à la fourrure se desarrolla en un teatro vacío: allí han tenido lugar las audiciones para una obra con solo dos actores, chico y chica, que adapta una novela, Venus in furs (1870), del escritor austrohúngaro Leopold von Sacher-Masoch (el término sadomasoquismo procede de unir dos corrientes, la del Marqués de Sade y la de este autor y periodista del siglo XIX). A esa prueba llega Vanda, una actriz chabacana, empapada por la lluvia que cae fuera, y que encuentra únicamente al adaptador de la obra y director, que tras rehusar a probarla, acaba, por una confusión, dejando que le lea partes del libreto. Y así salta la magia: la actriz es un prodigio, logra la gracia y la sutilidad del personaje femenino (que además se llama igual que ella) y empuja a que el director encarne al masculino, alter ego de von Sacher-Masoch, en un juego de dominación y dominados en la pareja. Para darle más retorcimiento a la historia, Polanski no ha encontrado mejor actriz que su mujer, Emmanuelle Seigner, ni mejor actor que Mathieu Amalric, que se parece mucho físicamente a Polanski.
Con todo lo anterior, aunque la película parezca un juego burbujeante, bullicioso y divertido en su capa externa, en su interior contiene todo tipo de lecturas sobre el alma de Polanski, un cineasta que ha sido el mejor retratista del mal en el ser humano. Y aunque él intente dar gato por liebre, parece una reflexión en la vejez de sus relaciones sentimentales y una astuta manera de pedir perdón al sexo femenino o al menos reírse con mucha ambigüedad de su pasado.
En la rueda de prensa, Polanski ha contado que ha trasladado la acción de Nueva York, donde originalmente ocurre la obra de Ives, a Francia por razones muy concretas: “Al contrario que en NY, donde las pruebas de reparto se hacen en habitaciones, en Francia y en el resto de Europa se hacen en teatros. Yo necesitaba huir de la claustrofobia del salón y meterlos en una sala”.
Del evidente parecido entre Amalric y Polanski, el actor contó: “Mi madre ya me lo dijo. Y mi abuela era judía polaca…”. El director ha contado que llevaba tiempo buscando algo así: “Deseaba hacer una película con solo dos actores. En El cuchillo en el agua eran tres en un bote. Aquí quería llegar a dos. Como cuando buscaba retos en la escuela de cine. Y ha sido fácil, divertido y agradable”. También, porque cuando la vio, sintió otras llamadas: “Me parecía que ahí había un personaje para Emmanuelle, pero que para desarrollarlo tenía que ser en francés. Y ya era hora que rodara una película en esta lengua, ¿no?”
Si a Seigner le encantó “disfrutar con el personaje, con este material de trabajo inmenso y divertido”, a Amalric le atrajo otro reto: “En realidad hicimos cuatro personajes, dos cada uno, y los cambios de humor de un personaje a otro eran tremendos”.
Polanski adujo acerca de tomar una obra ajena: “Adaptar un texto de otro es extraño porque no es tu voz; trabajas en acercarte a ese texto y que él se acerque a ti, que sientas que sale de ti”. Y sobre la dominación en su vida actual, dialogó así con su mujer: “La película va sobre dominación. Ella[Emmanuelle] me domina y nunca tiene suficiente”. “Mi personaje, ¿una diosa de la venganza? Puede. No la enfoqué desde ese punto de vista. Lo hice desde un acercamiento más positivo, divertido”. “Tú eres la dominación rubia”. “Como actriz he vivido esos momentos humillantes de las pruebas, así que sí puede que sea esa vengadora”.
El cineasta ha rodado por primera vez con cámaras digitales, y no sabe si volverá a filmar en Polonia –“Voy adonde me lleva el material”- pero sí retornará al teatro: “Seguiré dirigiendo obras. Es toda experiencia, y la gente del teatro es diferente. Me gusta estar entre ellos”.
La segunda de la jornada fue Only lovers left alive, en la que Jim Jarmusch recupera el pulso completamente perdido en Los límites del control.
En esta ocasión cuenta la relación entre dos vampiros, pareja desde hace siglos: Adam (Tom Hiddleston, que últimamente parece estar en todos los sitios), músico y científico, vive en Detroit, como si fuera una estrella de rock decadente y lánguida, solo interesado en comprar instrumentos musicales excepcionales y preocupado con el devenir de la raza humana. Eve (Tilda Swinton, quién si no) vive en Tánger, cuidando a otro vampiro anciano (John Hurt), Christopher Marlowe, el escritor que dice la leyenda redactó las obras de Shakespeare. Eve viaja a Detroit a sacar de la depresión a Adam, y allí se cruza con su revoltosa hermana pequeña, Ava, que perturba toda la paz.
Only lovers left alive es una película bella, divertida, sabiamente fotografiada, y repleta de referencias a grandes creadores, científicos y artistas, grandes porque lo fueron y no porque la humanidad los recuerde así. Gente como el inventor Nikola Tesla. Esa bruma del pasado y el devenir de la sociedad actual, su decrepitud, es lo que lleva la tristeza a los vampiros. Pero, ¿por qué Jim Jarmusch ha hecho una película sobre vampiros?
“Porque oí que había un montón de dinero para estas historias [risas]. Empecé a tener una idea sobre esta historia de amor hace tiempo y un guion hace siete años. John Hurt, y se lo agradezco, ya se involucró entonces. A la gente les gustaba pero fue difícil de levantar financieramente”.
A Jarmusch le ha costado explicar el filme: “Son ustedes los primeros en verlo, ni siquiera lo ha hecho el reparto.
No me siento cómodo hablando de la película, creo que las respuestas están en la película. Sí es cierto que quería reconocer a los outsiders, científicos, músicos, escritores fuera de los famosos, a la gente que no es reconocida.
El cineasta ha sido algo más explícito cuando ha explicado su “relación sentimental” con Detroit:
“Mi largometraje está lleno de mis gustos literarios y musicales. Detroit era una misteriosa y mágica ciudad, el paraíso de todo el Midwest. Estaba a solo cinco o seis horas de mi pueblo natal. Teniendo yo seis años, fuimos allí toda la familia a comprar un coche, pasamos allí la noche y fui increíble.
Y además es una gran hervidero de creación musical”. Sí reconoció una intención en que todo el reparto fuera británico: “Lo hice a propósito porque aunque los vampiros proceden de leyendas centroeuropeas y alemanas, a mí, como a todo Occidente, nos llega por los grandes escritores y poetas románticos británicos como Lord Byron, Polidori, y por supuesto, Bram Stoker.
A Tilda Swinton le han preguntado cómo ha sido su colaboración en el vídeo de David Bowie, un músico que el periodista ha calificado de la mejor imagen de un vampiro.
“Puede que esté de acuerdo. Son cosas que ocurren y que coinciden en la vida. Los vampiros son hipnóticos, muy atractivos para el público, por muchas razones: me gusta la que apunta el filme, eso de sean testigos invisibles de la humanidad, que estén observando desde los márgenes de la sociedad”.
A Hiddleston le motivaron otras cosas: “Es que llevo una racha de soldados y superhéroes…
Soy gran fan de Jarmusch. Y me atrajo la fascinación de Adam por la música y la ciencia. Una curiosa mezcla. También era atractiva la idea de interpretar un personaje que encarna la melancolía y el romanticismo.
Es una hermosa historia de amor acerca de dos personas que se aman y se aceptan. Una exploración del amor en el contexto de la inmortalidad. Me gusta la reflexión que hay en el filme sobre si la inmortalidad es ¿una bendición o una maldición? Jim habla de criaturas muy sofisticadas”. Swinton apuntó: “No son hombres, son animales. Probablemente lobos. ¿Por qué llevamos guantes en el filme? Bueno, son parte de las leyendas que les caracterizan, como que un vampiro no puede entrar en casa si no le invitas expresamente”. Jarmusch renegó de moderneces como los ajos, las cruces… “Cosas actuales. Mira, por ejemplo, la idea de que no se reflejen en los espejos aparece por primera vez en el filme mexicano El vampiro”. Con ironía, la actriz remató: “Para unos es una película de vampiros, para otros será un documental”.
Antes de cerrar la charla el cineasta estadounidense explicó como cada día es más difícil rodar cine indie: “Las cosas se están complicando para películas así. Y parte de la magia del cine estaba en descubrir nuevas miradas que ahora cada vez se producen menos
. Esta ha costado siete millones de dólares [El productor Reinhard Brundig desgranó que la mayor parte era alemán, y que hay también hay dinero británico y chipriota]”.
Y sobre la referencia elogiosa a YouTube que encierra Only lovers left alive, contó: “Amo YouTube. Amo la idea de poder ver allí actuaciones musicales de los cincuenta.
Puedes ver lo que quieras. Me aburre mucho la televisión, y ahí te puedes preparar tu propia programación”.
La jornada se cierra esta tarde con los premios de Una cierta mirada y con la proyección de la copia restaurada de Vértigo, con la presencia de Kim Novak en la sala. La actriz, a la que Hitchcock puso a caldo toda su vida porque no le gustó su trabajo, ha concedido entrevistas para televisión, pero no una rueda de prensa. Ella sí se siente orgullosa de su interpretación en una de las mejores películas de todos los tiempos.
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