Paul Newman y Joanne Woodward vistos por Ana Bustelo.
Advierte Daniel Krauze en el prólogo de Pequeño diccionario de cinema para mitómanos amateurs:
"Hay libros enciclopédicos que no son más que un juguete. Todos los
hemos visto alguna vez, decorando anaqueles de aeropuertos, secciones de
los más vendidos en librerías y hasta tiendas de ropa para hipsters:
ejemplares de edición lujosa que solo pretenden entretener, brincando
de la A a la Z con el único propósito de hacernos perder el tiempo de
manera amena, sin que tengamos que leerlos durante más que unos minutos.
A pesar de que este diccionario es, sin duda, algo divertido,
claramente no es un juguete".
Es el "devocionario" particular de Miguel Cane, en el que repasa -como si de una compilación de "vidas de santos" se tratase- a mitos cinematográficos como los que siguen:
David Lynch (1946)
Magnífico chico americano rubio y
ojiazul, que ayudaba a mamá con las labores del hogar y se iba de pesca
con papá; Eagle Scout con sueños muy extraños que a veces transforma en
películas y otras, en dibujos. De donde él es, los pájaros cantan una
bonita y siempre hay música en el aire. Es vecino de Mulholland Drive,
en Los Ángeles, y ha visto El crepúsculo de los dioses (1950) más de cien veces y El mago de Oz (1939) doscientas.
Mia Farrow (1945)
A esta criatura extraordinaria su linaje no solo la hace Hollywood Royalty (su padre, el australiano John Farrow, fue cineasta y guionista ganador de un Oscar), también la emparenta con el reino salvaje (su madre, la estrella irlandesa Maureen O'Sullivan, fue célebre compañera de Tarzán de los monos). Son pocas las figuras que pueden presumir de haber hecho historia antes de los veinticinco años: su plumaje es de esos.
Wes Anderson (1969)
Creador de hermosas fábulas fracturadas (véase Moonrise Kingdom como ejemplo de esto) que por su estilo tan coherente y personal se ha ganado, pese a su prodigiosa juventud, el título de auteur.
Nativo de Texas, de un particular y exquisito sentido de la composición
de escenas (y de la moda), ha generado un notable seguimiento de culto
mediante una filmografía más bien compacta, pero plena de personajes,
momentos y set-pieces que lo justifican con creces.
Angela Lansbury (1925)
Esta leyenda del teatro cuenta con toda
una galería de creaciones en las tablas, principalmente en el género
musical, y en TV siempre será la gran Jessica Fletcher de Se ha escrito un crimen,
que entró en los hogares de todo el mundo a resolver asesinatos durante
doce temporadas ininterrumpidas. En celuloide tiene (entre muchas muy
notables) dos interpretaciones mitológicas: la primera, en El mensajero del miedo (John Frankenheimer,
1962), es como Mrs. Eleanor Iselin, mujer elegante, perfecta anfitriona
de Washington D.C. [...] La segunda, menos glamurosa pero adorada por
muchos, es como Miss Eglantine Price, protagonista de La bruja novata (1971).
Jacques Tati (1907-1982)
Excepcional comediante que muchos consideran heredero directo de Harold Lloyd y Buster Keaton. Procedente del music-hall, alcanzó la fama con la creación de su célebre personaje Monsieur Hulot y su primera cinta: Las vacaciones del Sr. Hulot
(1953), en la que con humor mordaz satirizaba los hábitos de los
veraneantes en una idílica localidad costera (Saint-Marc-Sur-Mer).
Pronto encontró su filón en hacer parodia del hombre sencillo atrapado
en las "modernidades" de la civilización urbana -elementos como la
arquitectura modernista, la tecnología y la despersonalización opuestos a
la candidez de su personaje- en la aclamada Mon oncle
(1958), su primera película en color que recibió premios en Francia y
el extranjero, incluyendo el Oscar a la mejor película de habla no
inglesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario