Los datos forman parte de la declaración sobre el estado del clima mundial, que la OMM realiza todos los años, y cuyos resultados sirven para centrar sus deliberaciones en un Consejo Ejecutivo que se reunirá del 15 al 23 de mayo
. El estudio reúne los principales efectos climáticos del año y se considera una fuente autorizada de información sobre temperaturas, fenómenos extremos, ciclones tropicales, etc.
"Se trata del noveno año más cálido desde que se iniciaron los registros en 1850 y del vigésimo séptimo año consecutivo en que las temperaturas mundiales de la tierra y del océano han estado por encima del promedio correspondiente al periodo entre 1961 y 1990", recoge el informe.
Desde 2001 a 2012 se contabilizan entre los 13 más cálidos de los que se tienen datos.
"Aunque el ritmo de calentamiento varía de un año a otro debido a la variabilidad de fenómenos como el ciclo de El Niño, por las erupciones volcánicas u otros, el calentamiento sostenido de la atmósfera es un indicio preocupante", asegura el secretario general de la OMM, Michel Jarraud.
Las temperaturas registradas han sido superiores a la media en casi toda la superficie del globo, sobre todo en América del Norte, el sur de Europa, el oeste de Rusia, algunas zonas del norte de África y la zona septentrional de América del Sur. Aún así, también se observaron temperaturas inferiores a la media en toda Alaska, en partes del norte y el este de Australia y en Asia Central.
A todo ello se suma que entre agosto y septiembre de 2012 el deshielo marino del Ártico ha batido un nuevo record, algo que la OMM también considera un “indicio preocupante del cambio climático”.
El hielo calculado ha sido un 18% menor que en este mismo periodo en 2007, cuando se contabilizaron 4,17 millones cuadrados.
“En 2012 se produjeron muchos fenómenos extremos, tales como las sequías y ciclones tropicales. La variabilidad natural del clima siempre ha provocado fenómenos extremos, pero ahora las características físicas de los fenómenos metereológicos y climáticos tienen su origen cada vez más por el cambio climático”, mantiene Jarraud.
Con respecto a España, la única mención que hace el informe subraya un descenso del 37% de las precipitaciones entre enero y marzo, el más bajo desde 1947, y que, como consecuencia, el verano fue el segundo más seco de los últimos 60 años.
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