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27 may 2013

La economía de la zona euro sufre la recesión más larga de su historia


Fuente: Eurostat / EL PAÍS

La enfermedad que padece la zona euro se hace crónica.
Los 17 países que comparten moneda arrancaron el año como habían cerrado el anterior: en recesión. La caída del 0,2% del PIB registrada en la eurozona convierte esta recesión en la más duradera del euro. Tras año y medio de retrocesos económicos consecutivos, el parte de daños se generaliza.
Porque además de los consabidos reveses en el sur de Europa, Francia, la segunda economía del euro, entra también en recesión, mientras Alemania y Austria se quedan a un paso de esa categoría. "Hay que hacer más y más rápido", admitió ayer el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.
Uno de los pocos alivios que permitía hasta ahora el análisis de la crisis es que la actual recesión no era ni tan larga ni tan pronunciada como la que vivió la zona euro entre 2008 y 2009. Pero los datos divulgados ayer por Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, dejan en segundo lugar —al menos en duración— la considerada hasta ahora como Gran Recesión. El club del euro retrocede desde el último trimestre de 2011 y el horizonte más próximo no permite presagiar una vuelta al crecimiento. La caída, eso sí, se suaviza respecto al 0,6% contabilizado el pasado diciembre.
Los datos que ha publicado Eurostat sobre el arranque del año colocan a España e Italia como los dos grandes países con los descensos más significativos. La contracción del 0,5% que registran ambos socios respecto al fin de 2012 supera con mucho la media de la zona euro. Solo Chipre, que sufre las consecuencias del rescate, se anota peores resultados dentro de la moneda única.
Si se amplía el foco al conjunto de la Unión Europea, el empeoramiento económico es claro. Tras la leve tregua del verano de 2012, los 27 vuelven a la recesión (dos trimestres consecutivos de descensos en el PIB). "La situación es muy volátil.
 El segundo trimestre puede ser algo mejor, pero no esperamos una gran recuperación. Europa va a continuar débil", augura Zsolt Darvas, del centro de análisis Bruegel.

La economía no despega

Casi un año después de que los líderes de los países miembros se conjuraran para salvar el euro y promover el crecimiento, la deuda pública ya no sufre el asedio de los mercados, pero la economía real tampoco despega. "Estamos decepcionados por estos resultados, que se sitúan por debajo de nuestras expectativas", admitió Barroso en una comparecencia conjunta con el presidente francés, François Hollande, que recibió la noticia de la entrada en recesión de Francia mientras se reunía en Bruselas con el colegio de comisarios. Los dos líderes se mostraron convencidos de que Europa tiene un problema de competitividad.
El principal instrumento que acordaron los líderes comunitarios en junio de 2012 para impulsar la recuperación y el empleo no funciona.
El propio Barroso admitió que el anunciado plan de inversiones de más de 120.000 millones de euros a cargo del Banco Europeo de Inversiones marcha muy lentamente. En cambio, los recortes alentados por Bruselas se han impuesto con gran rapidez, lo que ha profundizado la contracción económica. El paro en la zona euro se sitúa ya en el 12,1%, una media engañosa que encierra realidades tan diversas como la griega o la española, con tasas del 27%, y, en el otro lado, la alemana (5,4%).
Ante la evidencia de que las recetas aplicadas no dan resultados, la Comisión Europea se ha visto obligada a suavizar el discurso. La cara más visible de ese giro se muestra en la mayor flexibilidad otorgada a España y Francia, que tendrán dos años más para cumplir con los objetivos de déficit. Es decir, Bruselas corrige el ritmo, pero no el contenido de su recetario económico. "Desafortunadamente, las políticas no van a cambiar. Solo se producirá un cambio después de las elecciones alemanas [en septiembre de este año] y únicamente si la situación económica se deteriora más", reflexiona el experto de Bruegel.
El único gran país de la Unión Europea que mejora con claridad entre enero y marzo es Reino Unido. Pese a que los desequilibrios de este país están entre los más agudos de los países comunitarios -y que la senda de recortes emprendida es similar a la del resto-, la política monetaria británica es mucho más expansiva que la europea; inyecta liquidez en el sistema y facilita el crédito a las pequeñas y medianas empresas. La asfixia del sector privado, unida a la contracción del público, es el principal freno en la recuperación de la zona euro. No obstante, los datos de crecimiento británicos muestran en el último año una trayectoria volátil que dificulta la comparación.
Si se observa Europa respecto al año pasado, el agravamiento de la crisis es notable. Las economías del euro retroceden un 1% interanual, una décima más que en el trimestre precedente. El deterioro también se acusa en el conjunto de la UE, que desciende un 0,7%.

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