En 1920, una niña gitana llamada Carmen Amaya debutaba en el
café-cantante del restaurante 7 Portes: bailaba con tal arte y energía
que pronto se hizo famosa en Barcelona como el torbellino gitano.
En ese mismo escenario, se presentó este jueves oficialmente el Año Carmen Amaya, una batería de actos que honrarán la memoria de la más genial bailaora gitana de todos los tiempos con motivo de una doble y significativa efemérides: en 2013 se cumplen el centenario de su nacimiento- vino al mundo en una barraca del Somorrostro barcelonés en 1913- y el cincuentenario de su muerte, en 1963, en Begur.
"No se puede entender la cultura catalana sin la aportación de la cultura gitana",
afirmó el consejero de Cultura, Ferran Mascarell en un acto que glosó la dimensión de Carmen Amaya como auténtico mito de la cultura romaní. Impulsado por el Departamento de Cultura de la Generalitat, el Año Carmen Amaya tiene como comisario a Xavier Albertí, nuevo director del Teatre Nacional de Catalunya (TNC), pero no dispone de un presupuesto específico.
"Cada una de las instituciones que colabora en esta celebración asumirá los gastos de su propio presupuesto y la programación que presentamos es solo una muestra, está abierta a todas las iniciativas que quieran sumarse", explicó Mascarell, estimando el coste de los actos " alrededor del millón de euros".
El Año Carmen Amaya, arrancó con discursos y también con cante y baile flamenco: el pellizco del cantaor José Antonio Martín Yáñez, Salao, en una taranta con giros muy personales acompañó el baile intenso de David Romero cerró el acto -y tiene especial mérito, a una hora intempestiva para esperar al duende flamenco, al filo del mediodía, tras un copioso desayuno con algunos de los platos preferidos de la homenajeada, incluidas migas, potaje, estofado de ternera y las míticas sardinas que la mítica bailaora asaba, para desespero de los clientes, en una habitación del Waldorf Astoria durante sus largas estancias en Nueva York.
Una exposición en La Virreina que muestra a través de las fotografías de Colita y Julio Ubiña las vivencias de la artista en el último año de su vida -podrá verse desde el próximo 8 de mayo hasta el 7 de julio abre un amplio abanico de propuestas. Destaca el Festival Ciutat Flamenco, organizado por Tallers de Músicos y el Mercat de les Flors (23 al 26 de mayo), que ofrecerá el espectáculo Los que nos queda de Carmen, con la participación de niños gitanos del barrio del Gornal de L´Hospitalet, alumnos del Institut del Teatre y la colaboración de la bailaora Eva Yerbabuena.
"El flamenco y la cultura gitana tienen una importancia vital, por tradición, historia e influencia, en la construcción de la cultura catalana, y el Año Carmen Amaya debe ser un espacio de reflexión para analizar esa influencia en el mundo del baile, la música, el teatro, la pintura y todas las artes", explica Xavier Albertí, encargado de coordinar las diversas iniciativas que quieren honrar la memoria de la inolvidable artista "que representa la esencia del arte gitano".
La inauguración de la Sala Carmen Amaya en el Mercat de les Flors, una actuación de Rocío Molina junto a la fuente que lleva el nombre de la inolvidable artista, situada en el barrio de la Barceloneta, una muestra de cine flamenco y el espectáculo La Capitana, programado del 23 de octubre al 3 de noviembre en el TNC figuran en una agenda aún abierta en la que hay espacio para el estreno de diversos documentales, o la proyección en el Canal 33 el 2 de noviembre, día de su nacimiento, del filme Los Tarantos, de Rovira Beleta, y el programa El meu avi, en el que la nieta de Carmen Amaya, Omayra, también bailaora, viaja de Nueva York a Barcelona para conocer los escenarios que marcaron la vida de su abuela.
El Concurso-Festival de Cante Flamenco del Centro Cultural Gitano La Mina, el Festival de Música de Begur y diversos espectáculos programados en diversos locales y calles de Barcelona recordarán la huella de una artista que revolucionó el baile flamenco.
En ese mismo escenario, se presentó este jueves oficialmente el Año Carmen Amaya, una batería de actos que honrarán la memoria de la más genial bailaora gitana de todos los tiempos con motivo de una doble y significativa efemérides: en 2013 se cumplen el centenario de su nacimiento- vino al mundo en una barraca del Somorrostro barcelonés en 1913- y el cincuentenario de su muerte, en 1963, en Begur.
"No se puede entender la cultura catalana sin la aportación de la cultura gitana",
afirmó el consejero de Cultura, Ferran Mascarell en un acto que glosó la dimensión de Carmen Amaya como auténtico mito de la cultura romaní. Impulsado por el Departamento de Cultura de la Generalitat, el Año Carmen Amaya tiene como comisario a Xavier Albertí, nuevo director del Teatre Nacional de Catalunya (TNC), pero no dispone de un presupuesto específico.
"Cada una de las instituciones que colabora en esta celebración asumirá los gastos de su propio presupuesto y la programación que presentamos es solo una muestra, está abierta a todas las iniciativas que quieran sumarse", explicó Mascarell, estimando el coste de los actos " alrededor del millón de euros".
El Año Carmen Amaya, arrancó con discursos y también con cante y baile flamenco: el pellizco del cantaor José Antonio Martín Yáñez, Salao, en una taranta con giros muy personales acompañó el baile intenso de David Romero cerró el acto -y tiene especial mérito, a una hora intempestiva para esperar al duende flamenco, al filo del mediodía, tras un copioso desayuno con algunos de los platos preferidos de la homenajeada, incluidas migas, potaje, estofado de ternera y las míticas sardinas que la mítica bailaora asaba, para desespero de los clientes, en una habitación del Waldorf Astoria durante sus largas estancias en Nueva York.
Una exposición en La Virreina que muestra a través de las fotografías de Colita y Julio Ubiña las vivencias de la artista en el último año de su vida -podrá verse desde el próximo 8 de mayo hasta el 7 de julio abre un amplio abanico de propuestas. Destaca el Festival Ciutat Flamenco, organizado por Tallers de Músicos y el Mercat de les Flors (23 al 26 de mayo), que ofrecerá el espectáculo Los que nos queda de Carmen, con la participación de niños gitanos del barrio del Gornal de L´Hospitalet, alumnos del Institut del Teatre y la colaboración de la bailaora Eva Yerbabuena.
"El flamenco y la cultura gitana tienen una importancia vital, por tradición, historia e influencia, en la construcción de la cultura catalana, y el Año Carmen Amaya debe ser un espacio de reflexión para analizar esa influencia en el mundo del baile, la música, el teatro, la pintura y todas las artes", explica Xavier Albertí, encargado de coordinar las diversas iniciativas que quieren honrar la memoria de la inolvidable artista "que representa la esencia del arte gitano".
La inauguración de la Sala Carmen Amaya en el Mercat de les Flors, una actuación de Rocío Molina junto a la fuente que lleva el nombre de la inolvidable artista, situada en el barrio de la Barceloneta, una muestra de cine flamenco y el espectáculo La Capitana, programado del 23 de octubre al 3 de noviembre en el TNC figuran en una agenda aún abierta en la que hay espacio para el estreno de diversos documentales, o la proyección en el Canal 33 el 2 de noviembre, día de su nacimiento, del filme Los Tarantos, de Rovira Beleta, y el programa El meu avi, en el que la nieta de Carmen Amaya, Omayra, también bailaora, viaja de Nueva York a Barcelona para conocer los escenarios que marcaron la vida de su abuela.
El Concurso-Festival de Cante Flamenco del Centro Cultural Gitano La Mina, el Festival de Música de Begur y diversos espectáculos programados en diversos locales y calles de Barcelona recordarán la huella de una artista que revolucionó el baile flamenco.
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