El titular del juzgado número 50 de Madrid ha llamado a declarar en
calidad de imputados por un caso de posible bebés robados al director de
la clínica Santa Cristina de Madrid en 1981, José Zamarriego, y a los
jefes de neonatología Ignacio Villa Elizaga y Ceferino de la Calle
Contreras para el próximo 27 de mayo. Así lo había solicitado la
denunciante, Purificación Betegón, que en una fecha imposible de
olvidar, el 23 de febrero de 1981, dio a luz a unas gemelas que busca
desde entonces.
Aquella noche tan larga, Purificación tenía 25 años y un hijo de dos
. Era madre soltera. “Sor María me dijo que era mejor que diera a mis hijas en adopción. Que yo era muy joven y que ellas estarían mejor con una familia. Yo le respondí que no tenía ni idea de mi vida y ningún derecho a decirme aquello.
A los dos días, me comunicaron que una de mis pequeñas había muerto y después, la otra.
Que se había estropeado la incubadora.
Bajé corriendo a verlas y seguían allí.
Entonces una enfermera me dijo que estaban muertas cerebralmente, ¡pero se movían! Y entonces me llamó sor María a su despacho para decirme cómo quería llamar a las niñas. Yo le dije que qué locura era aquella de decirme que estaban muertas y me contestó: ‘No te preocupes. Ha sido un error’.
Le dije que mis hijas se llamaban Sherezade y Desiré.
‘Esos no son nombres cristianos’, me contestó.
Cuando volví a pasar por la incubadora, mis hijas ya no estaban. Insistían en que habían muerto.
Tardé 30 años en conseguir que me dieran mi historia clínica”, relata Betegón.
Esa documentación resultó clave para reabrir su caso, previamente archivado por la fiscalía, porque en el margen de su historia clínica se lee: “Avisar a sor María”. Y como apellidos del padre y la madre de las gemelas se lee solo un nombre: sor María.
La monja debía haber acudido a declarar como imputada por este caso el pasado 18 de enero, pero su abogado presentó un informe médico alegando motivos de salud para excusar su asistencia y el 23 de enero, sor María falleció.
La monja estaba imputada también en otro caso, el presunto robo de un bebé nacido en la misma clínica un año después, en 1982.
Por ese otro caso, el de María Luisa Torres, ya fue citado a declarar, entonces en calidad de testigo, José Zamarriego, que el próximo 27 de mayo deberá volver al juzgado, ahora como imputado, para responder a preguntas sobre las gemelas de Betegón. Zamarriego declaró en aquella ocasión que solo había visto a sor María dos veces y que no comprobaba toda la documentación que le daban a firmar porque se fiaba de sus subordinados.
Al salir del juzgado, se encaró con los periodistas.
“Todo lo que he tenido que decir y he dicho mucho, se lo he dicho al juez. ¡A ustedes nada! ¡Claro que soy inocente! ¡Y no me cojan de la chaqueta, a ver si vamos a acabar mal!”.
Villa Elizaga, que también tuvo que acudir a declarar por el caso de María Luisa Torres y que el 27 de mayo lo hará como imputado por el de Purificación Betegón, también provocó el pasado septiembre momentos de gran tensión al salir del juzgado
. Cuando un grupo de madres que están buscando a sus hijos, convencidas de que se los robaron, lo reconoció, le gritaron “¡Ladrón! ¿Dónde están nuestros hijos, sinvergüenza?”.
Elizaga, que tuvo que ser escoltado por la policía hasta el taxi, se giró, se encaró con una de las madres que le gritaban y le dijo: “¡Cállese o le voy a dar una torta!”.
El juez ha citado a declarar, además, en calidad de testigos, a una doctora que intervino en el parto de Purificación Betegón y a otro médico cuyo nombre aparece en la documentación de las gemelas.
Por la lentitud de las causas y la antigüedad de los robo, la justicia estableció en octubre de 2012 que los casos de niños robados no prescriban.
Existen más de 2.000 denuncias por esta situación.
Aquella noche tan larga, Purificación tenía 25 años y un hijo de dos
. Era madre soltera. “Sor María me dijo que era mejor que diera a mis hijas en adopción. Que yo era muy joven y que ellas estarían mejor con una familia. Yo le respondí que no tenía ni idea de mi vida y ningún derecho a decirme aquello.
A los dos días, me comunicaron que una de mis pequeñas había muerto y después, la otra.
Que se había estropeado la incubadora.
Bajé corriendo a verlas y seguían allí.
Entonces una enfermera me dijo que estaban muertas cerebralmente, ¡pero se movían! Y entonces me llamó sor María a su despacho para decirme cómo quería llamar a las niñas. Yo le dije que qué locura era aquella de decirme que estaban muertas y me contestó: ‘No te preocupes. Ha sido un error’.
Le dije que mis hijas se llamaban Sherezade y Desiré.
‘Esos no son nombres cristianos’, me contestó.
Cuando volví a pasar por la incubadora, mis hijas ya no estaban. Insistían en que habían muerto.
Tardé 30 años en conseguir que me dieran mi historia clínica”, relata Betegón.
Esa documentación resultó clave para reabrir su caso, previamente archivado por la fiscalía, porque en el margen de su historia clínica se lee: “Avisar a sor María”. Y como apellidos del padre y la madre de las gemelas se lee solo un nombre: sor María.
La monja debía haber acudido a declarar como imputada por este caso el pasado 18 de enero, pero su abogado presentó un informe médico alegando motivos de salud para excusar su asistencia y el 23 de enero, sor María falleció.
La monja estaba imputada también en otro caso, el presunto robo de un bebé nacido en la misma clínica un año después, en 1982.
Por ese otro caso, el de María Luisa Torres, ya fue citado a declarar, entonces en calidad de testigo, José Zamarriego, que el próximo 27 de mayo deberá volver al juzgado, ahora como imputado, para responder a preguntas sobre las gemelas de Betegón. Zamarriego declaró en aquella ocasión que solo había visto a sor María dos veces y que no comprobaba toda la documentación que le daban a firmar porque se fiaba de sus subordinados.
Al salir del juzgado, se encaró con los periodistas.
“Todo lo que he tenido que decir y he dicho mucho, se lo he dicho al juez. ¡A ustedes nada! ¡Claro que soy inocente! ¡Y no me cojan de la chaqueta, a ver si vamos a acabar mal!”.
Villa Elizaga, que también tuvo que acudir a declarar por el caso de María Luisa Torres y que el 27 de mayo lo hará como imputado por el de Purificación Betegón, también provocó el pasado septiembre momentos de gran tensión al salir del juzgado
. Cuando un grupo de madres que están buscando a sus hijos, convencidas de que se los robaron, lo reconoció, le gritaron “¡Ladrón! ¿Dónde están nuestros hijos, sinvergüenza?”.
Elizaga, que tuvo que ser escoltado por la policía hasta el taxi, se giró, se encaró con una de las madres que le gritaban y le dijo: “¡Cállese o le voy a dar una torta!”.
El juez ha citado a declarar, además, en calidad de testigos, a una doctora que intervino en el parto de Purificación Betegón y a otro médico cuyo nombre aparece en la documentación de las gemelas.
Por la lentitud de las causas y la antigüedad de los robo, la justicia estableció en octubre de 2012 que los casos de niños robados no prescriban.
Existen más de 2.000 denuncias por esta situación.
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