La lista de clásicos de la literatura universal llevada al cómic es larga y variada: de la Odisea a Romeo y Julieta y de Moby Dyck hasta El lazarillo de Tormes
se han visto convertidos en personajes de historieta en los últimos
años. Sin embargo, hasta ahora nadie había tratado de adaptar al
lenguaje del cómic la narrativa discursiva de Benito Pérez Galdós y el
argumento de su novela Marianela, ambientada en un pueblo minero del norte de España en la segunda mitad del siglo XIX.
Ha tenido que ser un coterráneo del creador de Fortunata y Jacinta, el historietista Rayco Pulido Rodríguez (Telde, Gran Canaria, 1978) el atrevido dispuesto a meterle tinta y pincel a la belleza interior y de la grandeza del espíritu humano con una gran carga simbólica.
Cuenta Pulido que uno de los motivos que le animó a emprender esta aventura de 170 páginas fue darse cuenta, en los tiempos en que trabajó de profesor, de cuánto le costaba a los jóvenes “entrar” en la obra de Galdós. “A muchos, y a mí mismo cuando lo leí en el colegio, ese estilo nos hacía rechazar la lectura pese al indudable valor de las obras”.
“Su estructura y su sencillez favorecen la adaptación, quizás por eso es uno de sus libros que ha sido más traducido a otros lenguajes —opera, cine, telenovelas, incluso seriales radiofónicos—”. La obra, considerada “menor” por los críticos, en su versión teatral fue la que más éxito cosechó de Galdós adaptada por los hermanos Quintero, y que sirvió a la actriz Margarita Xirgu para dar el salto del circuito catalán al panorama escénico nacional, recuerda Pulido.
Marianela, cuyo título en el cómic de Pulido es simplemente Nela, se desarrolla en la estación minera de Socartes (en realidad, el complejo minero santanderino de Reocín) y cuenta la historia de una chica huérfana y poco agraciada físicamente que es la única amiga de Pablo, un joven ciego de posición social acomodada a quien sirve de lazarillo y de quien se enamora. Pablo sólo conoce el mundo a través de los ojos y descripciones de Nela, y cree estar también enamorado de ella, rechazando los desaires de que ella es objeto por las gentes pueblerinas. Pero la llegada de un oftalmólogo famoso, hermano del ingeniero Teodoro Golfín, lo cambia todo y se desencadena el drama al dar esperanzas a Pablo de que podrá recuperar la visión. Una vez con la capacidad de ver, Pablo se enamora de la belleza de la prima de Nela y ella se deja morir al saber que perderá su única razón para vivir.
En la adaptación se elimina al narrador y la tensión se logra con la acción y los diálogos. “El drama de Nela se ve venir, es muy predecible y por eso mismo funciona muy bien”, afirma el autor.
Pulido considera que su versión de Marianela es fiel al original y “ha respetado al máximo” el texto galdosiano, eliminando sólo algunos fragmentos no esenciales que podían distraer al lector. “Pero del contenido no queda nada fuera”. El autor afirma que sólo se ha permitido una licencia final, ya que la obra termina con la visita de unos turistas a Socartes, que al preguntar por su tumba nadie recuerda la historia de la pequeña joven de bello corazón pero de formas raquíticas. “Me dio pena, ella tenía que obtener al menos una victoria final”.
Ha tenido que ser un coterráneo del creador de Fortunata y Jacinta, el historietista Rayco Pulido Rodríguez (Telde, Gran Canaria, 1978) el atrevido dispuesto a meterle tinta y pincel a la belleza interior y de la grandeza del espíritu humano con una gran carga simbólica.
Cuenta Pulido que uno de los motivos que le animó a emprender esta aventura de 170 páginas fue darse cuenta, en los tiempos en que trabajó de profesor, de cuánto le costaba a los jóvenes “entrar” en la obra de Galdós. “A muchos, y a mí mismo cuando lo leí en el colegio, ese estilo nos hacía rechazar la lectura pese al indudable valor de las obras”.
“Su estructura y su sencillez favorecen la adaptación, quizás por eso es uno de sus libros que ha sido más traducido a otros lenguajes —opera, cine, telenovelas, incluso seriales radiofónicos—”. La obra, considerada “menor” por los críticos, en su versión teatral fue la que más éxito cosechó de Galdós adaptada por los hermanos Quintero, y que sirvió a la actriz Margarita Xirgu para dar el salto del circuito catalán al panorama escénico nacional, recuerda Pulido.
Marianela, cuyo título en el cómic de Pulido es simplemente Nela, se desarrolla en la estación minera de Socartes (en realidad, el complejo minero santanderino de Reocín) y cuenta la historia de una chica huérfana y poco agraciada físicamente que es la única amiga de Pablo, un joven ciego de posición social acomodada a quien sirve de lazarillo y de quien se enamora. Pablo sólo conoce el mundo a través de los ojos y descripciones de Nela, y cree estar también enamorado de ella, rechazando los desaires de que ella es objeto por las gentes pueblerinas. Pero la llegada de un oftalmólogo famoso, hermano del ingeniero Teodoro Golfín, lo cambia todo y se desencadena el drama al dar esperanzas a Pablo de que podrá recuperar la visión. Una vez con la capacidad de ver, Pablo se enamora de la belleza de la prima de Nela y ella se deja morir al saber que perderá su única razón para vivir.
En la adaptación se elimina al narrador y la tensión se logra con la acción y los diálogos. “El drama de Nela se ve venir, es muy predecible y por eso mismo funciona muy bien”, afirma el autor.
Pulido considera que su versión de Marianela es fiel al original y “ha respetado al máximo” el texto galdosiano, eliminando sólo algunos fragmentos no esenciales que podían distraer al lector. “Pero del contenido no queda nada fuera”. El autor afirma que sólo se ha permitido una licencia final, ya que la obra termina con la visita de unos turistas a Socartes, que al preguntar por su tumba nadie recuerda la historia de la pequeña joven de bello corazón pero de formas raquíticas. “Me dio pena, ella tenía que obtener al menos una victoria final”.
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