Porque soy hombre tengo el alma salpicada de
sangre, aunque piense que ya es hora de quebrar las navajas que destilan
ese olor a sombra desplomado sobre espectros femeninos encontrados sin
vida en los barranco
s. Porque son tantos los siglos a cuestas que me
nombran y me acusan de derechos y vientres maltratados, y han sido
tantos los jardines plantados de dolor y sufrimiento en el alma de las
mujeres, soy hombre y no puedo perdonarme
. En el aire hay clamores que
me revientan los tímpanos y las manos tiemblan de ira, se preguntan el
por qué de semejante telúrica violencia sobre el oro de una piel
hermosa, entre sus pechos, contra un sexo que debería ser libre para
hacer y deshacer lo que se le antoje.
Se me rompen los esquemas
relativos al humo de esta hoguera, inmensa y eterna pira en la que se
colma el paso de los siglos y eternamente silban en sus ecos sepulcrales
destinos condenados: Sobre semejante ignominia edifico mi vergüenza y
no es bastante.
No basta, porque hoy es tarde y el aire quema dentro,
se desgasta en desenfrenos de campanas por otro cadáver encontrado
entre páramos destrozados y fugaces. Y es preciso un silencio, un hueco
insomne, una ola, una plegaria, una caricia, algo donde agarrarse
para soportar las gastadas condenas que vendrán tras las huellas
asesinas. Y allá, afuera, nada queda salvo los restos violentados de
forma vil, que ya no respiran, ni lloran por culpa de un asesino
encadenado a su repugnante orgullo de macho herido.
Es la hora de la
autopsia, de los reclamos, las proclamas, las condenas... Pero la
historia no se detiene, gira constantemente sobre el mismo núcleo dando
la espalda a los sueños de que la sangría se acabe, destrozando las
palabras y la pena
. Qué puedo hacer si soy hombre y ahora mismo no
puedo soportarlo, porque me espanta esta marea donde naufragan ideales
de igualdad:
La salvación no existe en la penumbra donde acabo de
inhumar los desechos de todos los dioses que han muerto junto a la
última mujer asesinada.
(Escrito con Sentido)
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