DOS ESTADOS PARA DOS EXILIOS: PALESTINA Y SAHARA OCCIDENTAL

Hay en el Sáhara Occidental y en los campos de Gaza y Cisjordania un espíritu de rebeldía que logra alzar su voz con reiterada fuerza sobre la de los verdugos que intentan acallarlo con golpes de injusticia.
Un vistazo a su historia viene a recordarnos una
lista inmensa de tristezas, agravios, promesas incumplidas y males que
se tiñen con el plomo y el bochorno.
Pero esa voz nos llega transparente
y entendible
: Habla del amor a una tierra, de las raíces acosadas, del
robo y la rapiña, del pasado secuestrado y la vida maltratada. Blande en
cada instante un ejemplo de resistencia y se refiere a cuestiones tan
primarias y comprensibles como las del colectivo de todo un pueblo que
exige el derecho a decidir sobre su destino.
Esta admirable tenacidad
acarrea el hecho de la culpa miserable hacia los que teniendo en sus
manos las llaves para abrir las puertas de lo que a todas luces no
puede calificarse más que de legítimo, atenazan hasta la saciedad y
permiten que el sol no brille como debiera en los ojos ardientes del
destierro mientras la espera se eterniza en los corazones de futuro.

Porque soy hombre tengo el alma salpicada de sangre, aunque piense que ya es hora de quebrar las navajas que destilan ese olor a sombra desplomado sobre espectros femeninos encontrados sin vida en los barranco
s. Porque son tantos los siglos a cuestas que me
nombran y me acusan de derechos y vientres maltratados, y han sido
tantos los jardines plantados de dolor y sufrimiento en el alma de las
mujeres, soy hombre y no puedo perdonarme
. En el aire hay clamores que
me revientan los tímpanos y las manos tiemblan de ira, se preguntan el
por qué de semejante telúrica violencia sobre el oro de una piel
hermosa, entre sus pechos, contra un sexo que debería ser libre para
hacer y deshacer lo que se le antoje.
Se me rompen los esquemas
relativos al humo de esta hoguera, inmensa y eterna pira en la que se
colma el paso de los siglos y eternamente silban en sus ecos sepulcrales
destinos condenados: Sobre semejante ignominia edifico mi vergüenza y
no es bastante.
No basta, porque hoy es tarde y el aire quema dentro,
se desgasta en desenfrenos de campanas por otro cadáver encontrado
entre páramos destrozados y fugaces. Y es preciso un silencio, un hueco
insomne, una ola, una plegaria, una caricia, algo donde agarrarse
para soportar las gastadas condenas que vendrán tras las huellas
asesinas. Y allá, afuera, nada queda salvo los restos violentados de
forma vil, que ya no respiran, ni lloran por culpa de un asesino
encadenado a su repugnante orgullo de macho herido.
Es la hora de la
autopsia, de los reclamos, las proclamas, las condenas... Pero la
historia no se detiene, gira constantemente sobre el mismo núcleo dando
la espalda a los sueños de que la sangría se acabe, destrozando las
palabras y la pena
. Qué puedo hacer si soy hombre y ahora mismo no
puedo soportarlo, porque me espanta esta marea donde naufragan ideales
de igualdad:
La salvación no existe en la penumbra donde acabo de
inhumar los desechos de todos los dioses que han muerto junto a la
última mujer asesinada.
(Escrito con Sentido)
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