Los mensajes equivocados se pagan caro en política.
Si además lo que se dice no se argumenta con datos, sino con bulos, como le ha pasado hoy al diputado Toni Cantó, la credibilidad del político se puede venir abajo
. Algún asesor debió contar al dirigente de UPyD el ejemplo de los dos candidatos republicanos al Senado de EE UU que se llevaron un batacazo en las últimas elecciones por enredarse en polémicas que apestaban a prejuicios contra la mujer. Uno se llama Rod Akin, y dijo esta perla: "Si se trata de una violación legítima, el cuerpo de la mujer tiene mecanismos para cerrarse del todo",
(TOMA YA; COMO UNA OSTRA) lo que sugería que la víctima que se queda embarazada es que se estaba dejando
. Su compañero Richard Mourdock recalentó el debate diciendo que los embarazos provocados por una violación son “algo que Dios quiere que suceda”.
Ambos fracasaron en su campaña en Estados en los que su partido, el republicano, suele ganar de calle.
Por cosas como esta el 55% de las mujeres votó a Obama, factor decisivo para su reelección.
Cantó se ha reunido con este grupo, ignoro si después de leer su manifiesto, para lo que bastaba una búsqueda en Google de pocos minutos.
Y tras la reunión, el diputado ha demostrado que se tragaba sus informes-bulo sin rechistar, sin contrastar. Y ha escrito en Twitter bulos, mentiras, falsedades.
La primera, que la mayoría de las denuncias son falsas (la memoria de la Fiscalía del Estado las cifra en el 0,001%); la segunda, que el 30% de las víctimas de violencia en la pareja son varones (falso: es el 9%, como informó en su día Joaquina Prades con datos del Poder Judicial); y la última, la más delirante, que España recibe fondos europeos en función del número de denuncias por violencia de género, con lo que se ha embolsado 2.000 millones de euros desde 2004 (desmentido tajante del Ministerio de Sanidad e Igualdad).
En su mañana tuitera dijo más disparates: que la mayoría de suicidios son de separados, o que el 5% de la población ha pasado por los juzgados de violencia de género. Si quiere abundar más en las leyendas urbanas que hizo suyas el diputado Cantó, en esta crónica se lo explican al detalle Elena G. Sevillano y María R. Sahuquillo.
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