Hay ya quien se atreve a hablar de “crisis” de la pareja presidencial.
Yo creo que fue el flequillo que se puso para el dia en que Obma volvió a ganar las elecciones. Se habló más del cambio de look de su señora que de la Presidencia.
Cierto que entonces él permaneció en Washington tras haber estado de campaña electoral en Florida mientras su esposa y sus hijas hacían las maletas para marcharse a esquiar a Colorado
. Diga lo que se diga en los mentideros, si hay crisis matrimonial, ya la había entonces en 2012.
Este año repiten —separación física; no sentimental—. Michelle Obama ha llevado a sus hijas —Sasha y Malia— a esquiar a Aspen.
Pero el presidente no se ha quedado en la Casa Blanca.
Ni hará campaña para sacar a la golpeada clase media norteamericana de la crisis económica en la que vive.
El trabajo para Obama acabó el viernes por la tarde tras dar un discurso en Chicago sobre el control de armas.
Después de eso, abandonó la congelada ciudad que le vio nacer como político y puso rumbo a la soleada Florida, para pasar el largo fin de semana de febrero en West Palm Beach —con una media de 22 grados de temperatura— jugando y tomando clases de golf.
“El presidente de Estados Unidos es presidente de Estados Unidos 24 horas al día y seguirá cumpliendo con todas sus responsabilidades como presidente incluso cuando esté disfrutando de un merecido descanso con algunos amigos el fin de semana”, informó el jueves el portavoz Josh Earnest —algo molesto— a los periodistas. “No creo que los americanos se lo tengan en cuenta”.
La última vez que la pareja estuvo junta de vacaciones fue en las navidades. Como cada año, la familia partió para Hawai
. Pero Obama padre tuvo que regresar a Washington y pasar el día de Navidad solo por exigencias del trabajo. Una vez solucionado —temporalmente— el problema del déficit, el presidente voló en el último minuto del año a Hawai para dar la bienvenida a 2013 en el Pacífico junto a su familia.
La única vez que Barack Obama se ha tomado un fin de semana él solo para estar de descanso fue durante la celebración de su 49 cumpleaños en Chicago en agosto de 2010.
El pasado jueves, el portavoz de la Casa Blanca no mencionó la palabra “familia” cuando informó del viaje del presidente a Florida lo que desató algunas alarmas, las que se recogen bajo la categoría “crisis de pareja”.
La oficina de la Primera Dama no contestó a las preguntas sobre cuáles eran sus planes para el fin de semana en el que —como cada tercer lunes de febrero— los norteamericanos celebran a todos los presidentes que ha tenido la nación.
Desde el punto de vista de las mujeres en la vida de Obama, ¿quién querría asistir a largas y tediosas sesiones de golf cuando se puede estar esquiando en la hermosa Aspen?
Desde el punto de vista del presidente — fanático del golf— ¿quién querría pasar frío y mojarse —el presidente no esquía— mientras se puede estar bajo el sol de Florida y mejorar el swing con clases privadas de Butch Harmon.
“He jugado al golf con Ike, Nixon, Ford y Bush padre”, declaró Harmon a la revista Golf Digest cuando supo que vería a Obama.
“Sé que al presidente le encanta el golf…
No veo el momento, va a ser muy divertido”, finalizó Harmon, reconocido instructor.
Nota para los críticos del gasto superfluo. Sí, los viajes por separado de Michelle y Barack Obama aumentan el desembolso que se debe de hacer a la hora de seguridad y logística.
Nota para los románticos: Los Obama salieron a cenar el Día de San Valentín, también conocido como Día de los Enamorados
. La pareja escogió para la ocasión el recién estrenado MiniBar del chef español José Andrés. Demasiado gasto para una pareja en crisis —cerca de 350 dólares por cubierto—.
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