A Romain Duris (París, 1974) todo le da igual... o casi. “Llegué a
esto del cine un poco por casualidad. Me importa, pero...”, asegura. Y
lo cuenta sonriendo, con lo que habrá que creerle. Duris, rostro
extraño, tan feo como guapo, se hizo conocido por su trabajo con el
director Tony Gatlif (“El director cuyos personajes más se acercan a mi
forma de ser”) y su aparición en Dobermann, logró el taquillazo con Una casa de locos (2002) y su continuación, Las muñecas rusas (2005) —preparan la tercera parte—, y ha ido enlazando éxito tras éxito: Arsène Lupin, De latir mi corazón se ha parado, Premonición o Los seductores. Desde luego, Populaire no va a ser uno de los hits
de su currículo
. “Bueno, me parece divertida. Por eso la hice... y
porque me parece que pone muy en su lugar a los hombres de los años
cincuenta.
No me gustan los guiones de un solo color, simples. Creo que
debes sentir la complejidad y cómo fluye, el ritmo de la historia”.
Populaire, que se estrena hoy en España, describe la
relación entre un ejecutivo de una sucursal de una compañía de seguros y
su secretaria, con un talento brutal para la mecanografía.
“Ella es una
competidora nata, él sabe llevarla a ese terreno. Fue una buena época
para ser hombre, ¿eh? \[risas\]
. En la vida real yo, de pequeño, era muy
competitivo en cualquier deporte.
Y me entraban grandes depresiones al
perder
. Hoy, en mi profesión, ni lo soy ni he sentido ese espíritu a mi
alrededor. Tampoco me interesa Hollywood y lo que significa.
Mi ídolo en
la adolescencia fue Bob Marley, creo que eso dice mucho de mi
espíritu”.
También que tenía un grupo de música. “Se acabó. Soy actor,
soy padre... Imposible”.
El francés —cuatro veces candidato al César— parece metido en una
carrera por encarnar todo tipo de personajes distintos en el cine, cada
cual muy diferentes del anterior. “Si no, no siento la motivación. Este
tipo de Populaire me suena porque he hecho que se acerque a mis
abuelos, he hojeado muchas revistas y visto cine...
Aunque he cambiado
mi manera de andar para acercarme al comportamiento de la época.
No sé
hacerlo de otra manera, porque no tengo ninguna técnica
. A veces me
mueven los personajes, otras veces me desespero por mi falta de estudios
o herramientas para encarar los personajes”.
Y entre esos retos, quiere hacer de mujer
. No de hombre vestido de
mujer o de travesti.
No, de mujer. “Llevo años buscando un guion que me
ofrezca esta posibilidad. Estuve a punto de hacerlo con la directora
Marion Vernaux.
Rodamos pruebas de cámara, me maquillé, el libreto era
muy interesante... pero no encontramos la financiación.
Todos tenemos un
lado femenino en el interior. No tiene que ver con la sexualidad, tiene
que ver con el reto.
Así que si tenéis dinero y un buen guion con un
gran personaje femenino aquí estoy”.
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