Ni Paco Delgado, creador del vestuario de 'Los miserables', ni Javier Bardem, mejor secundario por 'Skyfall', logran sus premios.
Argo, el emocionante relato fílmico sobre el rescate de seis
diplomáticos estadounidenses durante la crisis de los rehenes en
Teherán (1974), se ha hecho con la estatuilla a la mejor película en la
gala de los Bafta, los premios del cine británico —previos a los Oscar, que se entregan en 15 días—. Su protagonista, Ben Affleck,
también ha sumado el reconocimiento como director de un filme que
dentro de dos semanas competirá en Hollywood con la gran derrotada de
esta noche, Lincoln, de Steven Spielberg.
La doble representación española en los Bafta no se llevó ningún galardón después de que la candidatura de Paco Delgado, por su elogiadísimo diseño del vestuario de Los miserables, fuera desbancada en ese apartado por la británica Ana Karenina
. Cantado parecía, en cambio, que Javier Bardem no se haría con el premio al mejor actor de reparto por su papel de villano en la última entrega de la saga fílmica de James Bond, Skyfall, porque todas las quinielas se dividían entre Tommy Lee Jones (Lincoln) y el austriaco Christoph Waltz, cuya intervención en el spaguethi western Django desencadenado, de Quentin Tarantino, se llevó finalmente el gato al agua. Tarantino obtuvo asimismo el reconocimiento por el guión original del filme
. El guion adaptado fue para David O. Russell por El lado bueno de las cosas.
A pesar de la decepción de Bardem, Skyfall consiguió otros premios: mejor banda sonora y mejor película británica.
La estadounidense Anne Hathaway se impuso como actriz de reparto a veteranas como Sally Field y Judi Dench por su emotiva interpretación y dotes de cantante en el musical Los miserables, basado en la novela de Victor Hugo.
El británico Daniel Day-Lewis, la mismísima encarnación del presidente que promovió la abolición de la esclavitud en Estados Unidos en Lincoln, consiguió un premio al mejor actor en el que nadie dudaba. Especialmente entrañable fue la designación como mejor actriz de la francesa Emmanuelle Riva, de 85 años, protagonista de un demoledor drama sobre la vejez titulado sencillamente Amor.
Dirigida por el austriaco Michel Haneke, esa cinta obtuvo el Bafta a la mejor película de habla extranjera entre la aclamación general.
Los miserables también rascó en sonido, maquillaje y peluquería y diseño de producción; La vida de Pi obtuvo los galardones a mejor fotografía y efectos especiales, y el montaje fue para Argo
. Brave fue elegida mejor película de animación y Searching for sugar man, mejor documental.
La velada en la Royal Opera House tuvo su remate con la entrega de un Bafta honorífico a Alan Parker en reconocimiento a la “espectacular contribución al cine” del director, guionista y escritor que ha desarrollado su labor a ambos lados del Atlántico. Parker, un londinense de origen sencillo que la próxima semana cumplirá 69 años, fue realizador de películas como El expreso de medianoche, Arde Mississippi, The Commitments o Evita, y presidió el Consejo del Cine del Reino Unido antes de que este fuera aniquilado recientemente por los recortes presupuestarios del gobierno conservador británico.
La doble representación española en los Bafta no se llevó ningún galardón después de que la candidatura de Paco Delgado, por su elogiadísimo diseño del vestuario de Los miserables, fuera desbancada en ese apartado por la británica Ana Karenina
. Cantado parecía, en cambio, que Javier Bardem no se haría con el premio al mejor actor de reparto por su papel de villano en la última entrega de la saga fílmica de James Bond, Skyfall, porque todas las quinielas se dividían entre Tommy Lee Jones (Lincoln) y el austriaco Christoph Waltz, cuya intervención en el spaguethi western Django desencadenado, de Quentin Tarantino, se llevó finalmente el gato al agua. Tarantino obtuvo asimismo el reconocimiento por el guión original del filme
. El guion adaptado fue para David O. Russell por El lado bueno de las cosas.
A pesar de la decepción de Bardem, Skyfall consiguió otros premios: mejor banda sonora y mejor película británica.
La estadounidense Anne Hathaway se impuso como actriz de reparto a veteranas como Sally Field y Judi Dench por su emotiva interpretación y dotes de cantante en el musical Los miserables, basado en la novela de Victor Hugo.
El británico Daniel Day-Lewis, la mismísima encarnación del presidente que promovió la abolición de la esclavitud en Estados Unidos en Lincoln, consiguió un premio al mejor actor en el que nadie dudaba. Especialmente entrañable fue la designación como mejor actriz de la francesa Emmanuelle Riva, de 85 años, protagonista de un demoledor drama sobre la vejez titulado sencillamente Amor.
Dirigida por el austriaco Michel Haneke, esa cinta obtuvo el Bafta a la mejor película de habla extranjera entre la aclamación general.
Los miserables también rascó en sonido, maquillaje y peluquería y diseño de producción; La vida de Pi obtuvo los galardones a mejor fotografía y efectos especiales, y el montaje fue para Argo
. Brave fue elegida mejor película de animación y Searching for sugar man, mejor documental.
La velada en la Royal Opera House tuvo su remate con la entrega de un Bafta honorífico a Alan Parker en reconocimiento a la “espectacular contribución al cine” del director, guionista y escritor que ha desarrollado su labor a ambos lados del Atlántico. Parker, un londinense de origen sencillo que la próxima semana cumplirá 69 años, fue realizador de películas como El expreso de medianoche, Arde Mississippi, The Commitments o Evita, y presidió el Consejo del Cine del Reino Unido antes de que este fuera aniquilado recientemente por los recortes presupuestarios del gobierno conservador británico.
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