Que a Alberto de Mónaco le gusta la juerga no es un secreto para nadie.
Él no se oculta, ni tan siquiera ahora que es el monseñor del
Principado y está casado.
En estos días, de nuevo ha dado rienda suelta a
sus ganas de fiesta en Brasil
. Alberto participó, vestido para la
ocasión con una camisa en tonos azules y un sombrero de ala corta
blanco, en el desfile de la escuela de samba de Portela. Con ellos bailó
sin parar, como si fuera uno más, en el Sambódromo de Río de Janeiro.
Para pasar inadvertido se puso unas gafas de sol aunque era de noche,
que no evitaron que fuera descubierto.
En ningún momento se pudo ver a la princesa Charlene
. Y es
que se está convirtiendo en algo habitual que la pareja aparezca por
separado en diferentes situaciones. Las últimas fotos de Charlene fueron
tomadas en París, donde asistió a la Semana de la Moda, también sin su
marido.
Este tipo de vida de la pareja no hace sino alimentar las
noticias de que este no es un matrimonio al uso, que Alberto sigue
haciendo vida de soltero y de que Charlene sigue en Mónaco por un
compromiso que no tiene que ver con el amor.
La pareja lleva año y medio casada y aunque desde el primer
momento anunciaron su deseo de ser padres para así garantizar el futuro
de los Grimaldi al frente del Principado, no hay noticias al respecto.
Alberto es padre de dos hijos, pero estos no pueden
heredar, ya no fueron concebidos dentro de un matrimonio.
Si los ahora
príncipes de Mónaco no fueran padres, sería Andrea, el hijo de Carolina, quien heredaría. Andrea es quien está a punto de ser padre y de hacer abuela a Carolina de Mónaco.
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