Cuatro poetas recuerdan al autor chileno en los cien años de ‘La gruta del silencio’, el poemario que lo confirmó como un gran renovador de la poesía hispanohablante.
El libro silencioso"Leía un libro lleno de jugo de lirios,
De gotas de sangre,
De un helado sudor martirio,
De un susurro de tarde.
Las palabras, reptiles de la gruta del alma,
Se retorcían de dolor y de espanto,
Se enroscaban y huían a través de las páginas
Y ante el blanco
Silencio salmodiaban un canto.
Era un libro empapado de un milagro doliente,
Los misterios en él se cruzaban,
Se caía a las manos la frente,
Se morían de tarde las almas.
A la orilla del libro me acerqué yo una tarde
Y aspiré de sus lotos el perfume amargado,
Y vi en su remanso las gotas de sangre,
Y escuché el dialogar de los astros.
Allí vi el modo de pasarme a solas
Los sesenta fastidios de la hora,
Y vi cómo se mece en el Recuerdo
El lirio azul de los ideales muertos.
Este libro es un libro, poeta enigmático,
Es tu libro que vierte la luz del ocaso,
Higuera que da sombra, en el camino grave,
Como una tristeza de madre".
Una de las personas que mejor define la obra de Huidobro, como recuerda Morelli, en la introducción del libro, es precisamente su compatriota Pablo Neruda, que dijo: “Huidobro es un poeta de cristal. Su obra brilla por todas partes y tiene una alegría fascinadora
. En toda su poesía hay un resplandor europeo que él cristaliza y desgrana con un juego pleno de gracia e inteligencia. Lo que más me sorprende de su obra es su diafanidad.
Este poeta literario que siguió todas las modas de una época enmarañada y que se propuso desoír la solemnidad de la naturaleza, deja fluir a través de su poesía un constante canto de agua, un rumor de aire y hojas y una grave humanidad que se apodera por completo de sus penúltimos y últimos poemas”.
Vicente Huidobro. Poesía y creación. Selección y prólogo de Gabriele Morelli. Fundación banco Santander (Colección obra fundamental)
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