¿TE ACUERDAS DEL LABERINTO?
¿Te
acuerdas del laberinto?
Circunstancias, condiciones,
murallas de verde mirto,
a la izquierda, a la derecha,
tristemente regulares,
encauzaban nuestra ansia
con sus rectas inflexibles,
nos quitaban lo infinito.
¡Qué ir y qué venir tan torpes!
Las sendas del laberinto
nos parecían caminos
y todo era andar, doblar
esquinas sin horizonte
para encontrarnos, llorando,
otra senda como aquella
de que habíamos salido.
Yo buscaba, tú buscabas.
Yo corría por delante,
te decía: “¡Por aquí!”,
creyendo que había hallado
en mi corazón el hilo.
Y tú me mirabas triste,
te soltabas de mi mano
y tu sueño de salir
nos separaba, aunque estábamos
tan cerca, allí, tan unidos.
¿Unidos? Nunca estarás
unida, junta, conmigo,
en un laberinto: sólo
puedes estar junto a mí
cuando sientes muy abiertos,
para irte, para quedarte,
los rumbos y los caminos.
¡Cómo me dolió la vida
cuando te vi en la mirada
que ya te estaba pesando
en andar así conmigo:
que ya no eras mía, no!
Que a mi lado te tenía
no tu alegría gozosa,
no, ni tu alegre albedrío,
sino un penoso buscarle
salidas al laberinto.
Circunstancias, condiciones,
murallas de verde mirto,
a la izquierda, a la derecha,
tristemente regulares,
encauzaban nuestra ansia
con sus rectas inflexibles,
nos quitaban lo infinito.
¡Qué ir y qué venir tan torpes!
Las sendas del laberinto
nos parecían caminos
y todo era andar, doblar
esquinas sin horizonte
para encontrarnos, llorando,
otra senda como aquella
de que habíamos salido.
Yo buscaba, tú buscabas.
Yo corría por delante,
te decía: “¡Por aquí!”,
creyendo que había hallado
en mi corazón el hilo.
Y tú me mirabas triste,
te soltabas de mi mano
y tu sueño de salir
nos separaba, aunque estábamos
tan cerca, allí, tan unidos.
¿Unidos? Nunca estarás
unida, junta, conmigo,
en un laberinto: sólo
puedes estar junto a mí
cuando sientes muy abiertos,
para irte, para quedarte,
los rumbos y los caminos.
¡Cómo me dolió la vida
cuando te vi en la mirada
que ya te estaba pesando
en andar así conmigo:
que ya no eras mía, no!
Que a mi lado te tenía
no tu alegría gozosa,
no, ni tu alegre albedrío,
sino un penoso buscarle
salidas al laberinto.
Pero
de pronto cantó
libre pájaro invisible,
por allá arriba. ¡Qué grito
di al ver lo que nos decía!
No andando, no, no con pies
se le encuentra su misterio
al amor o al laberinto.
Se le encuentra con el vuelo,
hacia arriba, con las alas.
Y ahora estamos escapados
de los sinos rectilíneos.
Libres, sueltos. Tú te vas,
volando, alegre. Te miro
te pierdo de vista. Espero.
¿Volverás, no volverás?
¿No podemos estar juntos
como están juntos dos pájaros,
en el azul voluntario,
mejor que en el laberinto?
Lo que yo te ofrezco ahora
no son caminos trazados
entre murallas de mirtos:
es un ámbito sin límites,
un cielo de amanecer
por donde tus vuelos tracen
libres, sueltos, jubilosos
tu destino. Mi destino.
libre pájaro invisible,
por allá arriba. ¡Qué grito
di al ver lo que nos decía!
No andando, no, no con pies
se le encuentra su misterio
al amor o al laberinto.
Se le encuentra con el vuelo,
hacia arriba, con las alas.
Y ahora estamos escapados
de los sinos rectilíneos.
Libres, sueltos. Tú te vas,
volando, alegre. Te miro
te pierdo de vista. Espero.
¿Volverás, no volverás?
¿No podemos estar juntos
como están juntos dos pájaros,
en el azul voluntario,
mejor que en el laberinto?
Lo que yo te ofrezco ahora
no son caminos trazados
entre murallas de mirtos:
es un ámbito sin límites,
un cielo de amanecer
por donde tus vuelos tracen
libres, sueltos, jubilosos
tu destino. Mi destino.
PEDRO SALINAS
(España-1891)
Reignac-sur-Indre
Es conocido por ser el laberinto vegetal más grande del mundo.
Este laberinto está situado en un campo de girasoles en Francia.
La curiosidad es que en invierno cada año se siembra todo el campo, y en primavera, cuando los girasoles crecen, se crea un nuevo laberinto.
En el año 1996, el día que el laberinto inauguraba su temporada, más de 85.000 personas intentaron encontrar el camino correcto de esté laberinto.
De "Largo lamento
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