La cadena francesa de tiendas de productos culturales Virgin,
con 27 establecimientos en todo el país, va a declararse en suspensión
de pagos, lo que puede ser un primer paso antes de quedar bajo
administración judicial o derivar en una liquidación. La dirección de
Virgin Francia, controlada por el fondo Butler Capital Partners, ha
confirmado esta mañana la noticia y ha avanzado que se oficializará el
próximo lunes ante el comité de empresa.
La noticia, adelantada por France Inter, llega después de que los empleados (hay un millar en plantilla) llevaran a cabo una serie de movilizaciones por la amenaza de cierre de su tienda más paradigmática, la que se encuentra en los Campos Elíseos de París.
El concurso de acreedores va a abrirse en un contexto de serias dificultades para la compañía, que acumula 22 millones de euros de deudas, no puede pagar a sus acreedores y lleva retraso en el pago de ciertas cotizaciones sociales, así como en el abono de facturas a sus proveedores.
Merced a estos problemas ha registrado carencias en el aprovisionamiento de algunos puntos de venta, según esta publicación.
Durante 2012, Virgin Francia cerró cuatro de sus tiendas y su facturación se redujo un 34%, hasta los 251 millones de euros
. En los últimos meses, la dirección había intentado poner en marcha un nuevo modelo de tiendas más pequeñas, de unos 1.000 metros cuadrados con menos empleados y centrado en la desmaterialización de los productos ofrecidos, con muchos dispositivos digitales.
Virgin y sus megastores se convierten con esta decisión en una nueva víctima de los cambios en la forma de consumir la cultura, sobre todo la música.
La eclosión de la distribución por internet de los contenidos ha hecho estragos en un sector que antes triunfaba con sus enormes tiendas que ocupaban grandes edificios y agrupaban multitud de ofertas de todo tipo de géneros como los establecimientos de la británica HMV o, en España, de la desaparecida Madrid Rock.
Solo el cambio a otro tipo de productos ha permitido sobrevivir a los más grandes del sector, como la también francesa FNAC.
La noticia, adelantada por France Inter, llega después de que los empleados (hay un millar en plantilla) llevaran a cabo una serie de movilizaciones por la amenaza de cierre de su tienda más paradigmática, la que se encuentra en los Campos Elíseos de París.
El concurso de acreedores va a abrirse en un contexto de serias dificultades para la compañía, que acumula 22 millones de euros de deudas, no puede pagar a sus acreedores y lleva retraso en el pago de ciertas cotizaciones sociales, así como en el abono de facturas a sus proveedores.
Merced a estos problemas ha registrado carencias en el aprovisionamiento de algunos puntos de venta, según esta publicación.
Durante 2012, Virgin Francia cerró cuatro de sus tiendas y su facturación se redujo un 34%, hasta los 251 millones de euros
. En los últimos meses, la dirección había intentado poner en marcha un nuevo modelo de tiendas más pequeñas, de unos 1.000 metros cuadrados con menos empleados y centrado en la desmaterialización de los productos ofrecidos, con muchos dispositivos digitales.
Virgin y sus megastores se convierten con esta decisión en una nueva víctima de los cambios en la forma de consumir la cultura, sobre todo la música.
La eclosión de la distribución por internet de los contenidos ha hecho estragos en un sector que antes triunfaba con sus enormes tiendas que ocupaban grandes edificios y agrupaban multitud de ofertas de todo tipo de géneros como los establecimientos de la británica HMV o, en España, de la desaparecida Madrid Rock.
Solo el cambio a otro tipo de productos ha permitido sobrevivir a los más grandes del sector, como la también francesa FNAC.
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