En Zarzuela dan la callada por respuesta cuando son preguntados por los últimos viajes lúdicos de la Princesa Letizia sin su marido y sus hijas
. El último supuestamente a Londres,
entre los días 28 y 31 de diciembre.
Como siempre en estos casos,
aducen que se trata de la vida no institucional de la consorte real y
que, por lo tanto, no tienen por qué facilitar información al respecto.
Lo llamativo del caso es que efectivamente ellos tampoco tienen
demasiados datos de estos desplazamientos, que se han convertido en otro
frente abierto de los muchos que en estos momentos tiene la Primera Familia en asuntos relacionados con la imagen y la comunicación.
A la estancia de los Urdangarin en el palacio de la Zarzuela estas fiestas, más las comentadas compras de la reina Sofía en Londres durante siete días, se unen ahora estos viajes secretos
de doña Letizia que se costean con los Presupuestos Generales y que en
ese sentido dejan de ser privados para convertirse en públicos.
Y
ahí es donde se tornan en un problema
. Es tal la preocupación de la
nuera del Jefe del Estado por mantener en la más estricta intimidad
estas vacaciones que incluso llegó a negar a un grupo de periodistas que hubiera viajado a Miami,
cuando efectivamente fue así.
Es cierto que solo hay constancia de su
llegada y no del lugar en el que se instaló, porque no hubo aviso al
consulado de su presencia en la ciudad.
Allí se pierde su pista e
incluso se rumoreó que pudo viajar a Nueva York para tratar temas personales con Jaime del Burgo,
el marido de su hermana Telma
. El desmentir este viaje cuando hay
testigos que coincidieron con ella en el avión a su regreso a España es
algo que incomoda en el entorno familiar, porque consideran que no es la
mejor imagen que se puede transmitir a los ciudadanos
. Sobre todo
porque no se entiende esa necesidad de marcharse sola o con sus amigas a
recorrer el mundo como dicen que hizo en su día con una viaje memorable
a Australia. Estas escapadas siempre han incomodado a su familia
política.
A Miami fue sin su
grupo habitual de amigas, acompañada solamente por sus guardaespaldas y
un caballero que por los datos físicos que se han difundido podría ser
Jaime Alfonsín, jefe de la Secretaría del Príncipe y de los pocos que
controla la agenda privada del matrimonio real.
La necesidad de libertad
ha hecho que muchos de los desplazamientos los haga en fin de semana,
entre otras cosas porque las amigas trabajan y por lo tanto es
complicado ajustar las agendas de la antigua periodista con el horario
laboral de sus excompañeras
. Portugal se ha convertido en su territorio
comanche, donde la familia Quevedo Pereira Coutinho, una de las grandes
fortunas del país, arropa a doña Letizia, que se mueve por Lisboa o el
Algarve con total soltura.
Ahora ha vuelto a repetir
. Y mientras el Príncipe se paseaba por la plaza Mayor de Madrid con sus hijas el 28 de diciembre, la madre huía de nuevo.
Esta vez, y según apuntaba el periodista Antonio Rossi en El programa de Ana Rosa,
a Londres. Tampoco se sabe para qué, aunque en este caso no fue sola,
sino con las amistades femeninas más intimas.
Y otra vez complicaciones
para los residentes en el palacio de la Zarzuela y para el “patrón”,
como llaman sus hijos al Rey. Demasiados problemas cuando una encuesta
de Sigma Dos para El Mundo no le ha sido nada favorable y menos a la princesa de Asturias.
Parece que la Princesa no acepta muy bien las recomendaciones de palacio que le indican que para estos viajes siempre hay que buscar una coartada profesional,
ya sea una inauguración de perfil bajo y sin prensa o una reunión de
mujeres emprendedoras, aunque estas formen parte del top ten social
portugués. Habrá que esperar a las siguientes mini vacaciones para
comprobar si hay cambio de registro o si Letizia sigue en sus trece.
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