Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

15 dic 2012

No hay Adios a las Armas

El asesino de Newtown disparó a quemarropa a sus víctimas

 

Globos blancos señalan la entrada a la escuela esta madrugada. / David Goldman (AP)
Amanece en Newtown bajo una intensa escarcha.
 La noche fue fría.
 Y muy larga. Desde la cafetería Blue Colony, un lugar de paso obligado para los vecinos en Church Hill Road, se ven las sirenas de los coches de policía que cortan el paso al colegio Sandy Hook
. Era la primera señal en la madrugada de que el drama que vivió esta pequeña localidad de Connecticut no fue una pesadilla.
 La masacre fue real y ahora toca lidiar con el dolor.
Monseñor Robert Weiss lo decía anoche en la vigilia. “El día después es el más complicado, porque es cuando surge la rabia con las preguntas”, decía a los pies de la iglesia Santa Rosa de Lima, que estuvo abierta toda la noche para que los vecinos que lo desearan acudieran buscando refugio o consuelo. La noche estuvo llena de ansiedad y de agonía.
 En otro colegio se ha establecido un centro de asistencia para los que necesiten ayuda psicológica.
Los sentimientos de la comunidad están encontrados.
Alivia saber que los seres queridos están a salvo. Pero al mismo tiempo los vecinos están aturdidos por el dolor quienes perdieron a los suyos, y especialmente por la manera en la que uno de sus vecinos quitó la vida a 20 de sus niños.
 En uno de los cuarteles se puede ver un largo lazo negro colgado en una de sus puertas, en señal de luto. Es otro de los lugares de refugio.
En Newton recuerdan a los Lanza como una familia muy cordial.
La madre del autor de la masacre, dicen, habría hecho lo que fuera por sus hijos
. Ella fue una de sus víctimas. Vivían en un buen vecindario
. Pero los antiguos compañeros de estudios de Adam dicen que era una persona callada, distante, rara.
 La policía aún no ha dado muchos detalles de lo sucedido en Sandy Hook.
Solo menciona que fue una situación caótica y terrible.
En los comentarios en la cafetería, los comensales intentan entender lo inconcebible
. Connecticut tiene una de las leyes más duras de posesión de armas de EE UU, con reglas muy estrictas.
 Se requiere una licencia y para tener una de las utilizadas en el crimen hay que pasar un curso. Con 20 años de edad, a Adam Lanza le resultaba imposible obtener una legalmente. “Debían estar en casa de la madre”, se dice.
Brenda Lebinski, madre de uno de los niños matriculados en Sandy Hook, dice que fue un momento horrible para un padre, lleno de angustia
. Ahora les toca hacer frente al dolor y arropar a su niños, para que lo que vivieron no vaya a más y responder a sus preocupaciones. Stephen Delgiadice también tenía una hija en el colegio. Pensaba que Newtown era uno de los lugares más seguros del país.
 Ahora viven lo que antes leyeron.
La bandera que preside Main Street desde 1876 está ahora a media altura, en honor de sus “20 ángeles” y los seis adultos que perdieron la vida ayer. “Estos es una comunidad, no solo un pueblo”, comenta Cathy Masi, una agente inmobiliaria.
Los colegios de esta localidad rural a hora y media de la ciudad de Nueva York eran un lugar de convivencia de las familias
 Ahora les tocará asumir día a día lo sucedido.

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