El quadern gris de Josep Pla, su libro mayor y quizá entre
los 10 más importantes de la historia de la literatura catalana, ha
tenido una vida editorial cuanto menos tragicómica: errores introducidos
por el propio autor al intentar corregir en 1969 los 500 primeros que
él mismo, junto a su amigo Jordi Pujol i Cofán, detectó en la primera
edición de 1966; incorrecciones de los teclistas en las transcripciones
mecanográficas; intervenciones disparatadas de orden moral de los
editores; ultracorrecciones lingüísticas por una interpretación
rigidísima de los criterios lingüísticos del Institut d’Estudis
Catalans… Lupa en mano, el filólogo Narcís Garolera ha ido cotejando
durante dos años el manuscrito original con la edición de 1969 y, tras
cinco de que su trabajo rodara por los despachos de Destino y del Grup
62, aparece ahora su edición tras una revisión que se ha traducido en
más de 5.000 correcciones, dejando El quadern gris (Destino) más cerca del de Pla y, sin duda, más claro.
Curtido ya con una labor similar con la obra de Jacint Verdaguer o de Josep Maria de Sagarra, Garolera es consciente de haber realizado un edición “provisionalmente definitiva” de un libro que le marcó de joven como lector y que para él es “el do de pecho y una especie de respuesta de Pla a la aparición en 1954 de las memorias de Sagarra, que descolocaron a todos los que lo tenían solo por grandísimo poeta y autor teatral”.
La labor ha sido ingente. A la letra minúscula de Pla, aún más borrosa por el uso de plumillas gastadas, se añade que el autógrafo de El quadern gris es un auténtico patchwork en muchas de sus páginas a partir de textos provenientes de otras obras suyas anteriores (Coses vistes, Llanterna mágica, Primers escrits…) recortadas y pegadas.
A esa dificultad física se añaden las ideológicas. Entre éstas, las del editor de Selecta, Josep Cruzet, que, por ejemplo, por tener cierto parentesco con un catedrático de la Universitat de Barcelona, éste pasa a ser un “professor” y “senyor” que daba “delirants explicacions” allí donde Pla había escrito que era un “carcamal”, y un bercegàs” que impartía unas lecciones llenas de “delirants collonades”. En esa línea, en referencia a unas pulsiones eróticas juveniles aparecía hasta ahora: “La pressió era tan envaïdora”, frase que el cotejo con el original permite ver que decía: “La pressió del membre era tant invadent…”.
Parcialmente ideológicas podrían considerarse también las ultracorreciones no exigidas por el diccionario académico ni las gramáticas normativas que en su momento realizaron, a nivel lingüístico, Bartomeu Bardagí y Jordi Pla, tan fuertes que Garolera habla de que “el libro fue rescrito con voluntad de estilo; no respetaron mucho el manuscrito al hacer arreglos que iban más allá de los criterios lingüísticos del IEC, bajo las directrices entonces de Ramon Aramón”. Así, ha restituido, por ejemplo, los originales “a veure” (donde ponía “vejam”) o “ens deixàrem” (“ens acomiadàrem”) o “la mare solia portar-me” (“la mare em solia portar”) y ha vuelto a todos los “per” en las construcciones de per + infinitivo que fueron convertidos todos en "per a". Recupera asimismo Garolera muchos ampurdanismos (“la fred”), vuelve a dejar el recurso de los guiones y paréntesis tan queridos de Pla (que fueron sistemáticamente cambiados por puntos y comas) y ha dejado el máximo de castellanismos hoy aceptados por el IEC (“caldo, caliquenyo, quartos…”), manteniendo --pero en cursiva-- los aún no admitidos ( calderilla, solterona, tinglado…”). He ido al límite del diccionario”, admite Garolera en la que puede ser una de sus decisiones más discutibles. También ha salvado supresiones que se realizaron para por exigencias de composición tipográfica de las páginas.
Tanto Garolera como el editor literario de Grup 62, Jordi Cornudella, reconocieron al unísono que la labor realizada en El quadern gris, primer volumen de la obra completa de Pla, “debería abrir la revisión de los 46 volúmenes que la conforman”.
Cornudella admitió que desde la entrega del original de Garolera en noviembre de 2007, el “proceso de cotejos y la labor editorial” no habían permitido incorporar esos más de 5.000 cambios en las ediciones que, bajo distintos sellos y formatos, han realizado hasta entonces, al menos dos: en 2009 y este mismo año. También confirmó que “aún no está previsto” que las versiones de print on demand posibles con la Obra Completa de El quadern gris se hagan ya con esta nueva edición.
Pero sí quiso aclarar que Grup 62, tras alcanzar un acuerdo con la cátedra Josep Pla de la Universitat de Girona y la fundación del escritor va publicando libros de Pla fuera de la obra completa “ya controlados filológicamente”. Y citó las ediciones de Girona y Aigüa de mar.
Garolera también ha sido el encargado de ajustar a esta nueva edición de El quadern gris la castellana que Dionisio Ridruejo tradujo con la colaboración de su esposa, Gloria de Ros. Esa versión, que se publicará el 15 de enero, solo ha comportado unos 3.000 retoques.
Curtido ya con una labor similar con la obra de Jacint Verdaguer o de Josep Maria de Sagarra, Garolera es consciente de haber realizado un edición “provisionalmente definitiva” de un libro que le marcó de joven como lector y que para él es “el do de pecho y una especie de respuesta de Pla a la aparición en 1954 de las memorias de Sagarra, que descolocaron a todos los que lo tenían solo por grandísimo poeta y autor teatral”.
La labor ha sido ingente. A la letra minúscula de Pla, aún más borrosa por el uso de plumillas gastadas, se añade que el autógrafo de El quadern gris es un auténtico patchwork en muchas de sus páginas a partir de textos provenientes de otras obras suyas anteriores (Coses vistes, Llanterna mágica, Primers escrits…) recortadas y pegadas.
A esa dificultad física se añaden las ideológicas. Entre éstas, las del editor de Selecta, Josep Cruzet, que, por ejemplo, por tener cierto parentesco con un catedrático de la Universitat de Barcelona, éste pasa a ser un “professor” y “senyor” que daba “delirants explicacions” allí donde Pla había escrito que era un “carcamal”, y un bercegàs” que impartía unas lecciones llenas de “delirants collonades”. En esa línea, en referencia a unas pulsiones eróticas juveniles aparecía hasta ahora: “La pressió era tan envaïdora”, frase que el cotejo con el original permite ver que decía: “La pressió del membre era tant invadent…”.
Parcialmente ideológicas podrían considerarse también las ultracorreciones no exigidas por el diccionario académico ni las gramáticas normativas que en su momento realizaron, a nivel lingüístico, Bartomeu Bardagí y Jordi Pla, tan fuertes que Garolera habla de que “el libro fue rescrito con voluntad de estilo; no respetaron mucho el manuscrito al hacer arreglos que iban más allá de los criterios lingüísticos del IEC, bajo las directrices entonces de Ramon Aramón”. Así, ha restituido, por ejemplo, los originales “a veure” (donde ponía “vejam”) o “ens deixàrem” (“ens acomiadàrem”) o “la mare solia portar-me” (“la mare em solia portar”) y ha vuelto a todos los “per” en las construcciones de per + infinitivo que fueron convertidos todos en "per a". Recupera asimismo Garolera muchos ampurdanismos (“la fred”), vuelve a dejar el recurso de los guiones y paréntesis tan queridos de Pla (que fueron sistemáticamente cambiados por puntos y comas) y ha dejado el máximo de castellanismos hoy aceptados por el IEC (“caldo, caliquenyo, quartos…”), manteniendo --pero en cursiva-- los aún no admitidos ( calderilla, solterona, tinglado…”). He ido al límite del diccionario”, admite Garolera en la que puede ser una de sus decisiones más discutibles. También ha salvado supresiones que se realizaron para por exigencias de composición tipográfica de las páginas.
Tanto Garolera como el editor literario de Grup 62, Jordi Cornudella, reconocieron al unísono que la labor realizada en El quadern gris, primer volumen de la obra completa de Pla, “debería abrir la revisión de los 46 volúmenes que la conforman”.
Cornudella admitió que desde la entrega del original de Garolera en noviembre de 2007, el “proceso de cotejos y la labor editorial” no habían permitido incorporar esos más de 5.000 cambios en las ediciones que, bajo distintos sellos y formatos, han realizado hasta entonces, al menos dos: en 2009 y este mismo año. También confirmó que “aún no está previsto” que las versiones de print on demand posibles con la Obra Completa de El quadern gris se hagan ya con esta nueva edición.
Pero sí quiso aclarar que Grup 62, tras alcanzar un acuerdo con la cátedra Josep Pla de la Universitat de Girona y la fundación del escritor va publicando libros de Pla fuera de la obra completa “ya controlados filológicamente”. Y citó las ediciones de Girona y Aigüa de mar.
Garolera también ha sido el encargado de ajustar a esta nueva edición de El quadern gris la castellana que Dionisio Ridruejo tradujo con la colaboración de su esposa, Gloria de Ros. Esa versión, que se publicará el 15 de enero, solo ha comportado unos 3.000 retoques.
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