La liebre con ojos de ámbar - Edmund de Waal
Seguramente
les parecerá prosaica la comparación, pero esta humilde y a la par
excelsa obra me recordó -una vez asimilé su propósito- la sugerente
escena del largometraje de 1960 La Máquina del Tiempo,
donde el protagonista desde su asiento a bordo del artefacto observaba
asombrado como todo mutaba continuamente, flora, fauna, clima, tiendas,
edificios, etc, permaneciendo inalterado solo el ámbito donde se
encontraba él.
Con una idea similar Edmund de Waal,
un ceramista de prestigio que no había creado literariamente algo
semejante antes, elige su propia máquina del tiempo, una vitrina con una
colección de netsuke*
japoneses que han pasado de mano en mano en su familia, de ciudad en
ciudad y de siglo en siglo siendo testigos desde su estatismo de los
grandes acontecimientos de tres centurias. LEER MÁS
París, Viena, Tokio, Odessa y Londres son geográficamente las localizaciones de esta obra en la que De Waal parece retratar a su familia, los Ephrussi, judíos de origen ruso, cuyo patriarca decidió que se extendieran por toda Europa a finales del siglo XIX.
Charles viaja a París en donde el arte japonés comienza a importarse causando un fuerte impacto en los coleccionistas.
Él, decide traerse una vitrina llena de netsuke, más de doscientos sesenta.
La vida de Charles aparece reflejada en detalle flotando sobre las vicisitudes finiseculares de un París floreciente.
Emmy, casada con Víktor Ephrussi en Viena recibirá como regalo de boda la vitrina procedente de París y con ella vivirá lo mejor y lo peor de la familia, el éxito de su esposo banquero, la magnífica casa de la Ringstrasse y los juegos con los netsuke de sus hijos, pero también la Gran guerra, la crisis posterior y la terrible -sobre todo para una familia judía- Anschluss de Austria por parte de Hitler.
Iggie, el hijo moderno de Emmy será el siguiente propietario de los netsuke y Tokio su destino.
La palabra nostalgia no aparece hasta después de doscientas páginas, cuidadosamente ocultada para no perturbar el buen orden que el autor ha querido dar a su relato.
Su vacío se siente, se percibe en cada detalle que De Waal, un Ephussi actual y heredero de los netsuke, nos cuenta sobre ellos y sobre su familia.
La liebre con ojos de ámbar no es una novela, ni un ensayo, ni un documento o alegato.
Es un objeto de arte que releer y revisitar continuamente, es una colección de imágenes que explican el mundo, es un terso viaje en el tiempo que intenta desentrañar el cambio de la edad moderna a la contemporánea con el oficio, la paciencia y la tenacidad que solo un artesano como él puede hacer.
Es un nostálgico manifiesto que impacta por su suavidad.
Una obra que su lector nunca podrá olvidar y que vendrá a su memoria siempre que se hable de París, Viena o el arte japonés.
(*) Los netsuke son esculturas en miniatura que aparecieron en el s.XVI para satisfacer una necesidad práctica -como pasadores para sujetar el injo, la caja plana donde se llevaban los objetos para la vida cotidiana sujetos a la faja del kimono.Manufacturados en marfil o madera de boj sus artesanos se convirtieron en maestros dejando su impronta personal sobre cada uno de ellos.
Pepe Rodríguez
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