Gobiernos de corbatas
Por ANABEL DÍEZ
Se lo merecen, sí. El Congreso de los Diputados homenajea hoy a las 27 mujeres que ocuparon un escaño, en el Congreso y en el Senado, en la etapa constituyente, entre 1977 y 1979. Ellas tuvieron el honor de entrar en los viejos palacios de la Carrera de San Jerónimo y de la Plaza de la Marina Española, después de 40 años de interrupción democrática y siguiendo la estela que dejaron en la República Clara Campoamor y Victoria Kent. Hoy miércoles volverán a la Cámara Baja y todos los parlamentarios podrán recordar la lucha de las mujeres en la Historia de España, ya que se las homenajea y se las acompaña con el documental Las Constituyentes, que se proyectará al público en salas comerciales el 14 de diciembre.
Estas mujeres participaron en la elaboración de la Constitución de la libertad, una de las más avanzadas del mundo occidental, y dieron pasos decisivos y determinantes para la consolidación de la democracia en España. Pero esos días de rosas no indicaron el comienzo de una línea ascendente y sin marcha atrás. Llegaron los gobiernos y las mujeres seguían sin ser tomadas en cuenta para puestos ejecutivos.
La explosión de alegría del triunfo electoral del PSOE en 1982 se tradujo en la formación de un Gobierno reformista que abordó la reconversión industrial, que instauró la educación obligatoria y gratuita hasta los 16 años, la despenalización del aborto, y una lucha sin cuartel contra ETA que asesinó durante esa legislatura a más de cien compatriotas. Desde el Consejo de Ministros se legislaba con fruición. Había mucho que hacer; recuperar mucho tiempo perdido. Pero se hizo sin presencia de mujeres en el poder ejecutivo.
En
el primer Gobierno de Felipe González no hubo una sola mujer y hubo que
esperar a la mitad de la siguiente legislatura, 1988, para que entraran
dos: Rosa Conde y Matilde Fernández. El precedente lo había marcado
Adolfo Suárez, el presidente centrista que en 1981 nombró a Soledad Becerril ministra de Cultura.
Pasaban los años de Felipe González en el Gobierno y aumentaba el número de diputadas y senadoras pero las mujeres seguían lejos del banco azul en el que se acomodan los ministros en las Cortes. Cuando el domingo próximo los socialistas se reúnan en un acto conmemorativo del 30º aniversario de las elecciones de 1982 escucharán a Felipe González una remembranza de lo que vivió, sufrió y disfrutó en los catorce años de Gobierno en los que, entre otros logros, firmó la entrada de España en el club europeo. Quizá se le pase por alto entonar el mea culpa por haber saldado sus muchos años al frente de la gobernación de España con la inclusión de cinco mujeres en total.
Las fotografías de los sucesivos gobiernos de González reflejan la uniformidad de género.
“No había demanda, no se sentía, aunque ahora produce bochorno ver esas imágenes de trajes oscuros y corbatas sin presencia de mujeres”, reconoce un exministro de González.
Si en los 14 años del presidente socialista hubo solo cinco mujeres ministras, con el presidente José María Aznar fueron diez en ocho años.
El cénit se alcanzó con los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero: paridad pura. “Al nivel de Suecia”, se escribió y difundió en los medios de comunicación nacionales e internacionales. España ha dejado de ser noticia por ese baremo, dado que con Mariano Rajoy la paridad ha desaparecido para descender numéricamente a cuatro ministras, aunque los cargos sean relevantes.
Ante la línea zigzagueante de la voluntad de los jefes de Gobierno, absolutamente arbitraria, para nombrar a mujeres en puestos ejecutivos es relevante el acto de homenaje a Las Constituyentes.
La obra de las 21 diputadas y 6 senadoras se reconocerá gracias de la guionista y directora Oliva Acosta, que las ha querido poner en la historia parlamentaria contemporánea.
La iniciativa del homenaje parte de la Comisión de Igualdad del Congreso y del Senado, presidida por mujeres.
Imágenes: fotograma y tráiler de Las Constituyentes, de Oliva Acosta. Y el primer Gobierno presidido por Felipe González, en 1982.
Pasaban los años de Felipe González en el Gobierno y aumentaba el número de diputadas y senadoras pero las mujeres seguían lejos del banco azul en el que se acomodan los ministros en las Cortes. Cuando el domingo próximo los socialistas se reúnan en un acto conmemorativo del 30º aniversario de las elecciones de 1982 escucharán a Felipe González una remembranza de lo que vivió, sufrió y disfrutó en los catorce años de Gobierno en los que, entre otros logros, firmó la entrada de España en el club europeo. Quizá se le pase por alto entonar el mea culpa por haber saldado sus muchos años al frente de la gobernación de España con la inclusión de cinco mujeres en total.
Las fotografías de los sucesivos gobiernos de González reflejan la uniformidad de género.
“No había demanda, no se sentía, aunque ahora produce bochorno ver esas imágenes de trajes oscuros y corbatas sin presencia de mujeres”, reconoce un exministro de González.
Si en los 14 años del presidente socialista hubo solo cinco mujeres ministras, con el presidente José María Aznar fueron diez en ocho años.
El cénit se alcanzó con los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero: paridad pura. “Al nivel de Suecia”, se escribió y difundió en los medios de comunicación nacionales e internacionales. España ha dejado de ser noticia por ese baremo, dado que con Mariano Rajoy la paridad ha desaparecido para descender numéricamente a cuatro ministras, aunque los cargos sean relevantes.
Ante la línea zigzagueante de la voluntad de los jefes de Gobierno, absolutamente arbitraria, para nombrar a mujeres en puestos ejecutivos es relevante el acto de homenaje a Las Constituyentes.
La obra de las 21 diputadas y 6 senadoras se reconocerá gracias de la guionista y directora Oliva Acosta, que las ha querido poner en la historia parlamentaria contemporánea.
La iniciativa del homenaje parte de la Comisión de Igualdad del Congreso y del Senado, presidida por mujeres.
Imágenes: fotograma y tráiler de Las Constituyentes, de Oliva Acosta. Y el primer Gobierno presidido por Felipe González, en 1982.
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