Los duques de Palma pagaron la friolera de 5,8 millones de euros por la casa de sus sueños en el barrio de Pedralbes,
un lugar privilegiado en la zona alta de Barcelona. A juzgar por un
experto en tasaciones que examinó la finca en 2004, poco antes de la
compraventa, valió la pena. Su extenso informe, que detalla los pros y
contras de la vivienda familiar, figura en la documentación que el banco
ha remitido al juez José Castro, que investiga a Iñaki Urdangarin y a su exsocio, Diego Torres, por apropiarse, presuntamente, de grandes cantidades de dinero público.
La casa de Urdangarin y la infanta Cristina destaca, antes que nada, por su imponente tamaño: más de 650 metros de vivienda sobre una superficie total que rebasa los 2.000 metros cuadrados.
Esa extensión la sitúa un peldaño por encima de las casas de los vecinos.
Como ellos, los duques disfrutan de un entorno incomparable, junto al precioso parque de la Oreneta y el espléndido Monasterio de Pedralbes.
La casa está bien comunicada por carretera —con acceso inmediato a la Ronda de Dalt, una de las vías que vertebran la circulación de la ciudad— y con servicios de primera línea, como la Clínica Planas.
El antiguo propietario, el abogado Mario Herrera —personaje de la alta sociedad catalana—, había mantenido el inmueble más o menos en buen estado.
El perito certifica que la finca conserva “los acabados y las calidades de origen”.
Pero matiza que, al tratarse de una vivienda con más de medio siglo de vida, conviene una cierta “actualización”.
Más allá del mantenimiento, al menos en 2004, el estado general de la vivienda era “algo deficiente”, ya que nunca se había acometido una rehabilitación integral.
La distribución de las tres plantas permite a sus inquilinos disfrutar de “grandes dosis de privacidad”, remacha el informe.
La planta a la que se accede desde la calle consta de “recibidor, pasillo, distribuidor, una amplia sala con galerías perimetrales que dan al jardín, tres dormitorios, una alcoba o trastero, cocina y dos baños”.
En lo que figura como la planta baja hay “una gran sala de estar-comedor” en la que destaca, además, un “amplio vestidor” y otras estancias que se repiten: tres cuartos de baño y cuatro dormitorios.
La “amplia sala-estudio” es el elemento más relevante de la planta superior, donde hay, además, un despacho y una terraza que da al jardín.
Entre los materiales, los que más se citan son el mármol y el parqué.
No solo la terraza, sino en general toda la edificación es muy soleada.
Es, sin duda, uno de los atractivos definitivos de la finca: posee “buena luz natural, asoleo y vistas” y un “amplio jardín, con pinos de extraordinario tamaño”.
Hay varias terrazas y hasta una pista de frontón.
Sobre el entorno, el experto incide en que es “estable”, ya que no está prevista la construcción de nuevos edificios que puedan “perjudicar” la casa.
Y resalta que es uno de los barrios “con mayor nivel de renta de la ciudad”
. El experto valora que la oferta de viviendas similares es “muy escasa, prácticamente inexistente”: estamos, concluye, ante un inmueble “superior”.
La casa de Urdangarin y la infanta Cristina destaca, antes que nada, por su imponente tamaño: más de 650 metros de vivienda sobre una superficie total que rebasa los 2.000 metros cuadrados.
Esa extensión la sitúa un peldaño por encima de las casas de los vecinos.
Como ellos, los duques disfrutan de un entorno incomparable, junto al precioso parque de la Oreneta y el espléndido Monasterio de Pedralbes.
La casa está bien comunicada por carretera —con acceso inmediato a la Ronda de Dalt, una de las vías que vertebran la circulación de la ciudad— y con servicios de primera línea, como la Clínica Planas.
El antiguo propietario, el abogado Mario Herrera —personaje de la alta sociedad catalana—, había mantenido el inmueble más o menos en buen estado.
El perito certifica que la finca conserva “los acabados y las calidades de origen”.
Pero matiza que, al tratarse de una vivienda con más de medio siglo de vida, conviene una cierta “actualización”.
Más allá del mantenimiento, al menos en 2004, el estado general de la vivienda era “algo deficiente”, ya que nunca se había acometido una rehabilitación integral.
La distribución de las tres plantas permite a sus inquilinos disfrutar de “grandes dosis de privacidad”, remacha el informe.
La planta a la que se accede desde la calle consta de “recibidor, pasillo, distribuidor, una amplia sala con galerías perimetrales que dan al jardín, tres dormitorios, una alcoba o trastero, cocina y dos baños”.
En lo que figura como la planta baja hay “una gran sala de estar-comedor” en la que destaca, además, un “amplio vestidor” y otras estancias que se repiten: tres cuartos de baño y cuatro dormitorios.
La “amplia sala-estudio” es el elemento más relevante de la planta superior, donde hay, además, un despacho y una terraza que da al jardín.
Entre los materiales, los que más se citan son el mármol y el parqué.
No solo la terraza, sino en general toda la edificación es muy soleada.
Es, sin duda, uno de los atractivos definitivos de la finca: posee “buena luz natural, asoleo y vistas” y un “amplio jardín, con pinos de extraordinario tamaño”.
Hay varias terrazas y hasta una pista de frontón.
Sobre el entorno, el experto incide en que es “estable”, ya que no está prevista la construcción de nuevos edificios que puedan “perjudicar” la casa.
Y resalta que es uno de los barrios “con mayor nivel de renta de la ciudad”
. El experto valora que la oferta de viviendas similares es “muy escasa, prácticamente inexistente”: estamos, concluye, ante un inmueble “superior”.
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