Alison Bechdel desmenuza en una novela gráfica sus secretos familiares.
Papá está leyendo.
No es exactamente un gran acontecimiento, pero por algo había que empezar.
Y como la pequeña Alison Bechdel estaba empeñada en que quería escribir un diario, su progenitor se puso a explicarle cómo se hacía.
No tiró especialmente de la fantasía: simplemente, estaba leyendo y así lo transcribió en el cuaderno de su hija.
Y la pequeña se estrenó añadiendo el titular del libro en cuestión: La trompeta del cisne.
Fue la primera frase en el diario de Alison Bechdel.
Desde entonces, muchas páginas blancas se han ido llenando de todo lo que le ocurría. Aunque hay un aspecto que la (hoy) dibujante estadounidense no debió de entender del todo: se supone que un diario es, por definición, privado.
Ella, en cambio, desde hace unos años, se ha volcado en contarle y diseñarle al público, hasta el más mínimo detalle, la cotidianidad de su familia. Primero con Fun home, historia en forma de exitosa novela gráfica de su tragicómica relación con su fallecido padre. Y ahora con ¿Eres mi madre? (Mondadori), un viaje en 300 páginas por el complicado (por usar un eufemismo) trato de Bechdel con su progenitora.
“En el fondo me siento como una suerte de monstruo.
Estoy revelando secretos de mi familia y exponiendo a todos la vida de mi madre, cuando ella además preferiría que no”, relata la dibujante
. Aunque, al fin y al cabo, su pasión por el chisme íntimo se debe también, y precisamente, a lo que cuenta: “Si hubiera crecido en un entorno feliz y acogedor, donde las emociones se expresaban abiertamente, tal vez estaría haciendo otro trabajo”.
Sin embargo, está ejerciendo de dibujante.
Un oficio que le encanta (antes de sus dos novelas gráficas mantuvo durante años una exitosa tira cómica titulada Dykes to watch out for) casi tanto como le cuesta. Siete años tardó Bechdel en acabar Fun home.
Y para ¿Eres mi madre? necesitó más aún: “Es un libro sobre el que he trabajado toda la vida. Pero me resistía a escribirlo, lo estaba evitando”.
Deshojando las páginas de la novela gráfica no cuesta entender por qué.
Entre citas de Virginia Woolf y Donald Winnicot, sesiones con el analista y buceos en sus relaciones sexuales, Bechdel ofrece al lector una radiografía privada de su existencia y, sobre todo, de su relación con su madre. Actriz aficionada, proyecto de artista, habladora por los codos, cariñosa cerca del cero absoluto, la progenitora no sale exactamente bien parada del cómic.
Tanto que ¿Eres mi madre? no le hizo precisamente ilusión. “Aun así no me pidió que quitara nada. Entendió que era mi versión de la historia, no la suya”, asegura la dibujante.
Pero a fuerza de investigar luces y sombras de su progenitora, Bechdel descubrió que contaba con ciertos atenuantes: “Las madres tienen un trabajo imposible. Se espera de ellas que estén totalmente pendientes de sus hijos y que a la vez no les dediquen todas sus energías y lleven su vida”. Nada fácil, en efecto.
Menos aún si encima esa vida acaba en las librerías.
No es exactamente un gran acontecimiento, pero por algo había que empezar.
Y como la pequeña Alison Bechdel estaba empeñada en que quería escribir un diario, su progenitor se puso a explicarle cómo se hacía.
No tiró especialmente de la fantasía: simplemente, estaba leyendo y así lo transcribió en el cuaderno de su hija.
Y la pequeña se estrenó añadiendo el titular del libro en cuestión: La trompeta del cisne.
Fue la primera frase en el diario de Alison Bechdel.
Desde entonces, muchas páginas blancas se han ido llenando de todo lo que le ocurría. Aunque hay un aspecto que la (hoy) dibujante estadounidense no debió de entender del todo: se supone que un diario es, por definición, privado.
Ella, en cambio, desde hace unos años, se ha volcado en contarle y diseñarle al público, hasta el más mínimo detalle, la cotidianidad de su familia. Primero con Fun home, historia en forma de exitosa novela gráfica de su tragicómica relación con su fallecido padre. Y ahora con ¿Eres mi madre? (Mondadori), un viaje en 300 páginas por el complicado (por usar un eufemismo) trato de Bechdel con su progenitora.
“En el fondo me siento como una suerte de monstruo.
Estoy revelando secretos de mi familia y exponiendo a todos la vida de mi madre, cuando ella además preferiría que no”, relata la dibujante
. Aunque, al fin y al cabo, su pasión por el chisme íntimo se debe también, y precisamente, a lo que cuenta: “Si hubiera crecido en un entorno feliz y acogedor, donde las emociones se expresaban abiertamente, tal vez estaría haciendo otro trabajo”.
Sin embargo, está ejerciendo de dibujante.
Un oficio que le encanta (antes de sus dos novelas gráficas mantuvo durante años una exitosa tira cómica titulada Dykes to watch out for) casi tanto como le cuesta. Siete años tardó Bechdel en acabar Fun home.
Y para ¿Eres mi madre? necesitó más aún: “Es un libro sobre el que he trabajado toda la vida. Pero me resistía a escribirlo, lo estaba evitando”.
Deshojando las páginas de la novela gráfica no cuesta entender por qué.
Entre citas de Virginia Woolf y Donald Winnicot, sesiones con el analista y buceos en sus relaciones sexuales, Bechdel ofrece al lector una radiografía privada de su existencia y, sobre todo, de su relación con su madre. Actriz aficionada, proyecto de artista, habladora por los codos, cariñosa cerca del cero absoluto, la progenitora no sale exactamente bien parada del cómic.
Tanto que ¿Eres mi madre? no le hizo precisamente ilusión. “Aun así no me pidió que quitara nada. Entendió que era mi versión de la historia, no la suya”, asegura la dibujante.
Pero a fuerza de investigar luces y sombras de su progenitora, Bechdel descubrió que contaba con ciertos atenuantes: “Las madres tienen un trabajo imposible. Se espera de ellas que estén totalmente pendientes de sus hijos y que a la vez no les dediquen todas sus energías y lleven su vida”. Nada fácil, en efecto.
Menos aún si encima esa vida acaba en las librerías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario