Un congresista del Tea Party pone en aprietos al candidato republicano a la presidencia de EEUU. Del Pais.com
Envalentonados por el eco que su ideario está logrando en la campaña de las elecciones presidenciales de EE UU, algunos miembros del Tea Party están demostrando que en el camino del extremismo retrógrado, siempre se puede ir un poco más lejos.
El congresista republicano Todd Akin, candidato a senador por Misuri, quiso dejar claro que está en contra del aborto, incluso en los casos de violación.
Y para justificarlo, dijo: “Es muy infrecuente que una violación acabe en embarazo, porque si se trata de una violación legítima, el cuerpo de la mujer tiene maneras de cerrarse”.
La frase provocó un escándalo político ¿Es que hay violaciones legítimas?
Aparte de una curiosa y absolutamente acientífica idea de cómo opera la biología, sea femenina o masculina, las declaraciones de Akin han sido dinamita para la candidatura del republicano Mitt Romney, que hasta ese momento había evitado entrar en ese pantanoso terreno. Romney se apresuró a considerar esas declaraciones como “insultantes e inexcusables”
. Para evitar mayores daños y ante la tesitura de tener que aclarar en qué casos una violación es “legítima”, Akin optó por retractarse
. Pero no había sido un error. En realidad expresaba una opinión muy extendida en el Tea Party según la cual muchas de las mujeres que alegan haber sido violadas, no lo han sido realmente y no merecen por tanto protección.
El incidente muestra cómo la derecha americana tiende a situarse en el terreno del extremismo ideológico y aunque las elecciones se dirimen en el centro, los candidatos del Tea Party están tratando de empujar la campaña hacia posiciones ultraconservadoras, y no solo en cuestiones morales.
Akin ha puesto en cuestión, por ejemplo, que el sistema público de salud para ancianos y pobres, el Medicare, sea constitucional.
Su posición sobre el aborto no es tampoco tan diferente de la del candidato a la vicepresidencia, Paul Ryan, quien también está en contra, incluso en los casos de violación.
Curiosamente, los mismos que proclaman que ni el Estado ni nadie tienen derecho a inmuscuirse en la vida de los americanos, obligándoles por ejemplo a suscribir un seguro médico, consideran que sí pueden inmiscuirse en la vida de las mujeres y obligarlas a continuar un embarazo no deseado, aunque sea fruto de una violación.
El congresista republicano Todd Akin, candidato a senador por Misuri, quiso dejar claro que está en contra del aborto, incluso en los casos de violación.
Y para justificarlo, dijo: “Es muy infrecuente que una violación acabe en embarazo, porque si se trata de una violación legítima, el cuerpo de la mujer tiene maneras de cerrarse”.
La frase provocó un escándalo político ¿Es que hay violaciones legítimas?
Aparte de una curiosa y absolutamente acientífica idea de cómo opera la biología, sea femenina o masculina, las declaraciones de Akin han sido dinamita para la candidatura del republicano Mitt Romney, que hasta ese momento había evitado entrar en ese pantanoso terreno. Romney se apresuró a considerar esas declaraciones como “insultantes e inexcusables”
. Para evitar mayores daños y ante la tesitura de tener que aclarar en qué casos una violación es “legítima”, Akin optó por retractarse
. Pero no había sido un error. En realidad expresaba una opinión muy extendida en el Tea Party según la cual muchas de las mujeres que alegan haber sido violadas, no lo han sido realmente y no merecen por tanto protección.
El incidente muestra cómo la derecha americana tiende a situarse en el terreno del extremismo ideológico y aunque las elecciones se dirimen en el centro, los candidatos del Tea Party están tratando de empujar la campaña hacia posiciones ultraconservadoras, y no solo en cuestiones morales.
Akin ha puesto en cuestión, por ejemplo, que el sistema público de salud para ancianos y pobres, el Medicare, sea constitucional.
Su posición sobre el aborto no es tampoco tan diferente de la del candidato a la vicepresidencia, Paul Ryan, quien también está en contra, incluso en los casos de violación.
Curiosamente, los mismos que proclaman que ni el Estado ni nadie tienen derecho a inmuscuirse en la vida de los americanos, obligándoles por ejemplo a suscribir un seguro médico, consideran que sí pueden inmiscuirse en la vida de las mujeres y obligarlas a continuar un embarazo no deseado, aunque sea fruto de una violación.
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