UN POEMA DE AMOR
Te preparé a tu gusto el cuarto predilecto,
puse a secar la foto de tu rostro de reina
y casi que no encuentro la música adecuada.
Cambié todas las luces de la casa y visillos,
estuve mucho tiempo cocinando empeñado
en darle aquel regusto que tanto apetecías.
Te preparé a tu gusto el cuarto predilecto,
puse a secar la foto de tu rostro de reina
y casi que no encuentro la música adecuada.
Cambié todas las luces de la casa y visillos,
estuve mucho tiempo cocinando empeñado
en darle aquel regusto que tanto apetecías.
Pinté en un lienzo enorme tu cuerpo en la llanura,
y puse mucho anhelo en la boca y los ojos
para que tú supieras lo mucho que te quiero.
Me puse la camisa que tú me regalaste
y hasta cambié las gafas por otras más modernas
para que tú supieras lo mucho que te quiero.
Para que tú supieras lo mucho que te quiero
regué todas las plantas y alimenté a los peces
al tiempo que soñaba con mares imposibles.
Después puse la música, bajito, apenas nada,
y me senté a esperarte nervioso y sin zapatos
sabiendo que tú estabas ajena y muy remota.
Ni tan siquiera pude concertar una cita
para que tú supieras lo mucho que te quiero.
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