La Gomera comenzó a arder el pasado 4 de agosto y el incendio aún no ha podido ser controlado.
Unos 30 conatos han sido registrados en la isla durante este año, según el Cabildo. Ángel Fernández, director del Parque Nacional de Garajonay, se indigna al hablar del desastre, que ha afectado a unas 800 hectáreas de esta joya natural de la Unión Europea:
“No debemos olvidar que esto ha sido obra de terroristas ambientales, y que estos criminales llevaban intentándolo en la isla desde mayo. Hasta ahora se había logrado atajar varios conatos de incendio, pero ya han conseguido incendiarla”.
Fernández atiende el teléfono desde el parque, donde supervisa las tareas de extinción. Está controlando la apertura de zanjas, de unos 50 centímetros de profundidad, que los efectivos que luchan contra el fuego han cavado a lo largo del perímetro para evitar que el incendio salga de la zona acotada. Unas 4.200 hectáreas se han visto afectadas por las llamas en la isla, que se han cebado en el Garajonay. “
Se trata de una estimación, pero es una barbaridad, teniendo en cuenta que este es uno de los parques naturales más pequeños y, según los datos que manejamos, el 20% de las 4.000 hectáreas que ocupa su superficie están afectadas”.
Este espacio, situado en el corazón de La Gomera, alberga una importante reserva de laurisilva, un tipo de bosque húmedo
. Es la segunda área de España más importante en cuanto a flora autóctona amenazada y, “posiblemente”, el ecosistema de la Unión Europea con mayor número de endemismos, comenta Fernández. El director de este entorno natural, que ocupa el cargo desde hace ya 25 años, no se atreve a predecir cuánto tiempo será necesario para que el espacio se recupere. Sabe que depende de la antigüedad: las zonas jóvenes del parque tardarán entre 10 y 20 años; las intermedias, entre 30 y 60, y las maduras pueden necesitar de 40 a 80 años.
Aun así, se muestra optimista y confía en que dentro de unos meses el espacio tenga otro aspecto. “Lo mejor del Garajonay, los parajes más exuberantes, siguen intactos”, remarca.
Ya no hay llamas, pero aún quedan puntos calientes que conviene tener controlados, “sobre todo cuando suban las temperaturas”, sostiene el director del parque. Fernández lo describe como un incendio mixto, fundamentalmente de copa [de los árboles], pero que también ha afectado al subsuelo, especialmente en la zona de laurisilva, más húmeda y, por tanto, más difícil de prender
. Por allí las llamas han sido “como un cáncer que se extiende muy lentamente”, quemando raíces y materia orgánica del mantillo.
“La profundidad de las cenizas encontradas nos hizo creer que el fuego era subterráneo, pero finalmente no ha sido así, lo cual es una buena noticia, ya que podrán emplearse medios de extinción más convencionales”, señala.
Su mayor preocupación son los posibles fenómenos de erosión.
El fuego ha quemado parte de la materia orgánica que cubre el suelo. Se ha visto mermada, por tanto, su cubierta vegetal, una especie de alfombra protectora cuya función es fundamental para que el bosque se regenere. Por eso, este invierno será clave. Las lluvias torrenciales suponen un peligro en estos momentos, dada la vulnerabilidad de la tierra. De ahí que el director del parque espere que las precipitaciones “sean mansas”.
Será en primavera cuando puedan determinar si las semillas de los árboles calcinados han germinado. Entonces, los daños sí serán completamente evaluables.
En cualquier caso, el 80% del parque permanece en buenas condiciones, según cuenta el director de este espacio natural protegido, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1986.
Su parte más noble se ha “autoprotegido, por así decirlo”, pues los bosques más antiguos, en los que ha habido menos interferencia humana, son los que mejor se conservan en los incendios
. Ha ardido la zona joven, “la más castigada en el pasado” y en la que llevaban 25 años realizando un “verdadero esfuerzo” a través de un programa de recuperación ecológica.
La mayoría de los árboles de la laurisilva poseen, no obstante, capacidad de rebrote a partir de la cepa, la parte superior de las raíces donde aflora el tronco de la planta. Eso sí, ello depende de la intensidad con la que hayan sido afectadas por el fuego.
Por esta razón es necesario realizar un seguimiento. Hasta dentro de unos meses no podrán saber con seguridad la magnitud de la catástrofe.
“La laurisilva del Parque Nacional de Garajonay es única debido a su carácter insular, lo cual ha sido un reto a la hora de gestionar este espacio”, comenta Fernández.
Se muestra casi convencido de que no se perderá ninguna especie animal, y espera que tampoco lo haga ninguna vegetal, aunque en este último caso puede ofrecer menos garantías.
Hay 50 especies de flora endémicas de La Gomera, y 153 de fauna, según el Ministerio de Medio Ambiente
. “Las palomas canarias son quizás las más conocidas”, apunta el director. “Aunque muchos animales han perdido su hábitat, se han trasladado a otras zonas del parque”, prosigue.
A pesar de su optimismo respecto a la recuperación del Garajonay, Fernández reconoce que no había habido jamás un incendio tan virulento.
Y concluye: “El ser humano cree que tiene capacidad de hacer frente a todo, pero no es cierto”.
Unos 30 conatos han sido registrados en la isla durante este año, según el Cabildo. Ángel Fernández, director del Parque Nacional de Garajonay, se indigna al hablar del desastre, que ha afectado a unas 800 hectáreas de esta joya natural de la Unión Europea:
“No debemos olvidar que esto ha sido obra de terroristas ambientales, y que estos criminales llevaban intentándolo en la isla desde mayo. Hasta ahora se había logrado atajar varios conatos de incendio, pero ya han conseguido incendiarla”.
Fernández atiende el teléfono desde el parque, donde supervisa las tareas de extinción. Está controlando la apertura de zanjas, de unos 50 centímetros de profundidad, que los efectivos que luchan contra el fuego han cavado a lo largo del perímetro para evitar que el incendio salga de la zona acotada. Unas 4.200 hectáreas se han visto afectadas por las llamas en la isla, que se han cebado en el Garajonay. “
Se trata de una estimación, pero es una barbaridad, teniendo en cuenta que este es uno de los parques naturales más pequeños y, según los datos que manejamos, el 20% de las 4.000 hectáreas que ocupa su superficie están afectadas”.
"La laurisilva de este espacio natural es el ecosistema de la UE con mayor número de especies endémicas"
. Es la segunda área de España más importante en cuanto a flora autóctona amenazada y, “posiblemente”, el ecosistema de la Unión Europea con mayor número de endemismos, comenta Fernández. El director de este entorno natural, que ocupa el cargo desde hace ya 25 años, no se atreve a predecir cuánto tiempo será necesario para que el espacio se recupere. Sabe que depende de la antigüedad: las zonas jóvenes del parque tardarán entre 10 y 20 años; las intermedias, entre 30 y 60, y las maduras pueden necesitar de 40 a 80 años.
Aun así, se muestra optimista y confía en que dentro de unos meses el espacio tenga otro aspecto. “Lo mejor del Garajonay, los parajes más exuberantes, siguen intactos”, remarca.
Ya no hay llamas, pero aún quedan puntos calientes que conviene tener controlados, “sobre todo cuando suban las temperaturas”, sostiene el director del parque. Fernández lo describe como un incendio mixto, fundamentalmente de copa [de los árboles], pero que también ha afectado al subsuelo, especialmente en la zona de laurisilva, más húmeda y, por tanto, más difícil de prender
. Por allí las llamas han sido “como un cáncer que se extiende muy lentamente”, quemando raíces y materia orgánica del mantillo.
“La profundidad de las cenizas encontradas nos hizo creer que el fuego era subterráneo, pero finalmente no ha sido así, lo cual es una buena noticia, ya que podrán emplearse medios de extinción más convencionales”, señala.
"Ya no hay llamas, pero aún quedan puntos calientes que debemos tener controlados, sobre todo cuando aumenten las temperaturas"
El fuego ha quemado parte de la materia orgánica que cubre el suelo. Se ha visto mermada, por tanto, su cubierta vegetal, una especie de alfombra protectora cuya función es fundamental para que el bosque se regenere. Por eso, este invierno será clave. Las lluvias torrenciales suponen un peligro en estos momentos, dada la vulnerabilidad de la tierra. De ahí que el director del parque espere que las precipitaciones “sean mansas”.
Será en primavera cuando puedan determinar si las semillas de los árboles calcinados han germinado. Entonces, los daños sí serán completamente evaluables.
En cualquier caso, el 80% del parque permanece en buenas condiciones, según cuenta el director de este espacio natural protegido, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1986.
Su parte más noble se ha “autoprotegido, por así decirlo”, pues los bosques más antiguos, en los que ha habido menos interferencia humana, son los que mejor se conservan en los incendios
. Ha ardido la zona joven, “la más castigada en el pasado” y en la que llevaban 25 años realizando un “verdadero esfuerzo” a través de un programa de recuperación ecológica.
La mayoría de los árboles de la laurisilva poseen, no obstante, capacidad de rebrote a partir de la cepa, la parte superior de las raíces donde aflora el tronco de la planta. Eso sí, ello depende de la intensidad con la que hayan sido afectadas por el fuego.
Por esta razón es necesario realizar un seguimiento. Hasta dentro de unos meses no podrán saber con seguridad la magnitud de la catástrofe.
“La laurisilva del Parque Nacional de Garajonay es única debido a su carácter insular, lo cual ha sido un reto a la hora de gestionar este espacio”, comenta Fernández.
Se muestra casi convencido de que no se perderá ninguna especie animal, y espera que tampoco lo haga ninguna vegetal, aunque en este último caso puede ofrecer menos garantías.
Hay 50 especies de flora endémicas de La Gomera, y 153 de fauna, según el Ministerio de Medio Ambiente
. “Las palomas canarias son quizás las más conocidas”, apunta el director. “Aunque muchos animales han perdido su hábitat, se han trasladado a otras zonas del parque”, prosigue.
A pesar de su optimismo respecto a la recuperación del Garajonay, Fernández reconoce que no había habido jamás un incendio tan virulento.
Y concluye: “El ser humano cree que tiene capacidad de hacer frente a todo, pero no es cierto”.
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