El corazón de Canarias está en el monte, en el aire, en el lenguaje secreto de la flora, en la ubérrima y secreta abundancia del Garajonay o de Tejeda, en la cambiante luz de las aristas del Teide, en la lava sinuosa de Lanzarote o de El Hierro, en los desiertos de Fuerteventura, en el bosques escondidos de la isla de La Palma.
Ahora se quema el Cedro, en La Gomera, y se quema también Teno, en Tenerife, dos centros neurálgicos de la memoria insular
. Garajonay, en El Cedro, es el pozo que da agua a la flora más valiosa del archipiélago, y Teno es el lugar escondido de Tenerife, donde el norte y el sur se parten, donde lo tradicional (las casas de madera y piedra, el lenguaje de la gente) recibe el abrazo de las dos latitudes
. Ya en 2007 sufrió un incendio pavoroso que ahora se repite en sus contornos con la violencia que los hombres también agitamos, con los recortes que ahora diezman la atención a los montes y a sus contornos. Los montes no se queman solos, se queman a veces porque alguien los quema o porque la desidia los quemas.
Y ahora hay una combinación de todo en esta desgracia que mantiene las islas en llamas.
Y La Gomera ha sido, casi cada año, pasto de las llamas, a veces con consecuencias humanamente catastróficas, como cuando en los años 80 el incendio de aquellas estribaciones acabó con la vida de un gran número de personas, entre ellas el gobernador civil de entonces, Francisco Afonso Carrillo, un joven que pereció ayudando.
El incendio que ahora alarma a la población hasta los extremos de la desesperación está alcanzando pueblos cuyos habitantes están siendo desalojados en medio de la desolación que se siente en una isla como en ningún sitio
. Ese lugar, Garajonay, este sitio, Teno, son dos símbolos de Canarias
. Los canarios se quejan (nos quejamos) de que los medios no se ocupan como debieran de lo que está sucediendo en esos lugares; encuentran que el aislamiento es la fuente del desdén con que se está viviendo en otros lugares la tragedia que va creciendo por momentos, en medio de un clima exactamente infernal, a merced de un viento que no tiene ninguna misericordia.
Cuando los canarios piden atención es que es muy grave lo que nos sucede. Decía Paulino Rivero, el presidente de Canarias, que para que llegue aquí un helicóptero que ayude pueden pasar veinticuatro horas. Como decían los viejos, todo no es soplar y hacer botellas.
Y de momento aquí lo único que sopla es el viento.
De eso se quejan los canarios que ven cómo el fuego incendia el corazón de dos islas del norte del Archipiélago
.!ºPunta Teno.
2º Garajonay
Ahora se quema el Cedro, en La Gomera, y se quema también Teno, en Tenerife, dos centros neurálgicos de la memoria insular
. Garajonay, en El Cedro, es el pozo que da agua a la flora más valiosa del archipiélago, y Teno es el lugar escondido de Tenerife, donde el norte y el sur se parten, donde lo tradicional (las casas de madera y piedra, el lenguaje de la gente) recibe el abrazo de las dos latitudes
. Ya en 2007 sufrió un incendio pavoroso que ahora se repite en sus contornos con la violencia que los hombres también agitamos, con los recortes que ahora diezman la atención a los montes y a sus contornos. Los montes no se queman solos, se queman a veces porque alguien los quema o porque la desidia los quemas.
Y ahora hay una combinación de todo en esta desgracia que mantiene las islas en llamas.
Y La Gomera ha sido, casi cada año, pasto de las llamas, a veces con consecuencias humanamente catastróficas, como cuando en los años 80 el incendio de aquellas estribaciones acabó con la vida de un gran número de personas, entre ellas el gobernador civil de entonces, Francisco Afonso Carrillo, un joven que pereció ayudando.
El incendio que ahora alarma a la población hasta los extremos de la desesperación está alcanzando pueblos cuyos habitantes están siendo desalojados en medio de la desolación que se siente en una isla como en ningún sitio
. Ese lugar, Garajonay, este sitio, Teno, son dos símbolos de Canarias
. Los canarios se quejan (nos quejamos) de que los medios no se ocupan como debieran de lo que está sucediendo en esos lugares; encuentran que el aislamiento es la fuente del desdén con que se está viviendo en otros lugares la tragedia que va creciendo por momentos, en medio de un clima exactamente infernal, a merced de un viento que no tiene ninguna misericordia.
Cuando los canarios piden atención es que es muy grave lo que nos sucede. Decía Paulino Rivero, el presidente de Canarias, que para que llegue aquí un helicóptero que ayude pueden pasar veinticuatro horas. Como decían los viejos, todo no es soplar y hacer botellas.
Y de momento aquí lo único que sopla es el viento.
De eso se quejan los canarios que ven cómo el fuego incendia el corazón de dos islas del norte del Archipiélago
.!ºPunta Teno.
2º Garajonay
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