Formentera se ha convertido en el paraíso de la modelo, dueña de un restaurante al que acuden todos los famosos que se acercan a la isla.
Apenas 3,5 kilómetros separan a Ibiza de Formentera.
Apenas 3,5 kilómetros separan las discotecas más locas del mundo y las noches sin fin de un sitio plácido, de paisajes deslumbrantes que invitan a la vida interior.
Casi no quedan ya paraísos y en España se pueden contar con los dedos de una mano.
Pero si hay un lugar que todavía preserva la delicadeza de los territorios no pisoteados por el turismo de masas, ese es Formentera
. Dispuesta, quizá sin buscarlo conscientemente, a hacerle la competencia a otras islas del archipiélago balear como Mallorca, Menorca y la propia Ibiza, se ha convertido en el destino de las celebrities amantes de la filosofía de “vive y deja vivir”, y alejadas de la ostentación de nuevos ricos.
Por las playas de Llevant, Migjorn o S´arenal se han dejado ver los hijos mayores de Carolina de Mónaco; las modelos Kate Moss y Noemi Campbell; los diseñadores Marc Jacobs, Giorgio Armani y Romeo Gigli; el futbolista y flamante campeón de Europa Andrés Iniesta o el delantero azulgrana Lionel Messi y su novia, Antonella Rocuzzo; los actores Leonardo DiCaprio, Angelina Jolie y Brad Pitt... o la top española Eugenia Silva.
La maniquí madrileña, de 36 años, es otra adicta a la isla. Ahí ha encontrado su Ítaca particular. Silva, que ha desfilado para Prada, Versace, Galiano, Dior, Gaultier o Carolina Herrera y posado para algunos de los grandes como Mario Testino, Steven Meisel o Bruce Weber descubrió Formentera hace 15 años.
Vine fuera de temporada a ver a unos amigos y me enamoré.
Desde entonces no he faltado un solo año. Ahora que tengo casa intento acercarme, incluso desde Nueva York o desde donde esté”.Solo accesible por barco, preserva su intimidad como un santuario relajado y cool. Y eso es lo que le fascina a Silva
. “La soledad de la isla, el hecho de que solo se pueda llegar por mar, que no se pueda construir, es lo que la hace única y especial”, apunta. O como resumía el escritor Nicolas Casariego en un artículo: “Un refugio para disfrutar con escúter, pareo y chill out”.
Silva no había nacido pero como buena conocedora de la isla y sus mitos sabe que Formentera allá por los últimos años sesenta y primeros setenta fue el destino iniciático de un puñado de hippies y de artistas como el inclasificable Pau Riba o los británicos Pink Floyd y King Crimson —autores de ese homenaje titulado Formentera lady— y sus letanías lisérgicas.
“Queda gente que lo vivió, historias increíbles, mejores canciones y ese espíritu de la no necesidad de lo material, que me encanta
. En mi casa no hay calefacción, el agua viene de un pozo, la electriciad la produce un generador, no hay televisión, ni ordenador...”, cuenta.
Desde hace año y medio, además, es socia con “un matrimonio de amigos íntimos” de Can Toni, el bar más antiguo de La Mola, “un pueblito en el punto más alto de la isla”, especifica, y donde se sirven menús típicos de la dieta mediterránea.
Can Toni es más que un bar, según su web. Ha sido durante años el lugar donde los vecinos se refugiaban de los temporales, un punto de encuentro donde dejar recados y recibir noticias. “Mantiene la identidad como bar de pueblo, sencillo y con carácter, el que le otorgan los años y los personajes que han pasado por allí”, añade.
Pero, a pesar del romanticismo que destilan sus palabras, reconoce que “no es un negocio fácil”.
“El invierno aquí es complicado... Hemos propuesto veladas culturales, con conferencias y documentales que han funcionado muy bien.
El verano, en cambio, es la locura”.
Qué cantidad de gente. Es otro ambiente, ¡claro! Me pongo el delantal y ayudo en todo lo que puedo”, se explaya la modelo que proviene de una familia de juristas y es sobrina de Antonio Hernández Mancha, el que fuera presidente de Alianza Popular entre 1987 y 1989.
Silva, sin embargo, se muestra reticente a la ahora de revelar el nombre de algunos de los famosos que han probado las delicatessen de Can Toni.
“Aquí no hay personajes conocidos, los importantes son los locales, los que están sentados a nuestras mesas todo el año. Ademas, si hay una cosa buena en esta isla es que si eres públicamente conocido, aquí pasas desapercibido”, zanja.
Aunque, después se atreve a nombrar a algunas celebrities que tiene casa en Formentera como el diseñador Philip Stark, el ilustrador Jordi Labanda, el diseñador industrial Ron Arad, el dibujante Javier Mariscal o Consuelo Castiglioni, dueña de Marni. “¡No estoy desvelando nada, ya que han enseñado sus casas!, termina.
Otras fuentes añaden a la nómina a la diseñadora Miucia Prada, el fotógrafo Alberto García-Alix, la galerista Lola Moriarty o el multifacético artista chileno Alejandro Jodorowsky.
Apenas 3,5 kilómetros separan las discotecas más locas del mundo y las noches sin fin de un sitio plácido, de paisajes deslumbrantes que invitan a la vida interior.
Casi no quedan ya paraísos y en España se pueden contar con los dedos de una mano.
Pero si hay un lugar que todavía preserva la delicadeza de los territorios no pisoteados por el turismo de masas, ese es Formentera
. Dispuesta, quizá sin buscarlo conscientemente, a hacerle la competencia a otras islas del archipiélago balear como Mallorca, Menorca y la propia Ibiza, se ha convertido en el destino de las celebrities amantes de la filosofía de “vive y deja vivir”, y alejadas de la ostentación de nuevos ricos.
Por las playas de Llevant, Migjorn o S´arenal se han dejado ver los hijos mayores de Carolina de Mónaco; las modelos Kate Moss y Noemi Campbell; los diseñadores Marc Jacobs, Giorgio Armani y Romeo Gigli; el futbolista y flamante campeón de Europa Andrés Iniesta o el delantero azulgrana Lionel Messi y su novia, Antonella Rocuzzo; los actores Leonardo DiCaprio, Angelina Jolie y Brad Pitt... o la top española Eugenia Silva.
La maniquí madrileña, de 36 años, es otra adicta a la isla. Ahí ha encontrado su Ítaca particular. Silva, que ha desfilado para Prada, Versace, Galiano, Dior, Gaultier o Carolina Herrera y posado para algunos de los grandes como Mario Testino, Steven Meisel o Bruce Weber descubrió Formentera hace 15 años.
Vine fuera de temporada a ver a unos amigos y me enamoré.
Desde entonces no he faltado un solo año. Ahora que tengo casa intento acercarme, incluso desde Nueva York o desde donde esté”.Solo accesible por barco, preserva su intimidad como un santuario relajado y cool. Y eso es lo que le fascina a Silva
. “La soledad de la isla, el hecho de que solo se pueda llegar por mar, que no se pueda construir, es lo que la hace única y especial”, apunta. O como resumía el escritor Nicolas Casariego en un artículo: “Un refugio para disfrutar con escúter, pareo y chill out”.
Silva no había nacido pero como buena conocedora de la isla y sus mitos sabe que Formentera allá por los últimos años sesenta y primeros setenta fue el destino iniciático de un puñado de hippies y de artistas como el inclasificable Pau Riba o los británicos Pink Floyd y King Crimson —autores de ese homenaje titulado Formentera lady— y sus letanías lisérgicas.
“Queda gente que lo vivió, historias increíbles, mejores canciones y ese espíritu de la no necesidad de lo material, que me encanta
. En mi casa no hay calefacción, el agua viene de un pozo, la electriciad la produce un generador, no hay televisión, ni ordenador...”, cuenta.
Desde hace año y medio, además, es socia con “un matrimonio de amigos íntimos” de Can Toni, el bar más antiguo de La Mola, “un pueblito en el punto más alto de la isla”, especifica, y donde se sirven menús típicos de la dieta mediterránea.
Can Toni es más que un bar, según su web. Ha sido durante años el lugar donde los vecinos se refugiaban de los temporales, un punto de encuentro donde dejar recados y recibir noticias. “Mantiene la identidad como bar de pueblo, sencillo y con carácter, el que le otorgan los años y los personajes que han pasado por allí”, añade.
Pero, a pesar del romanticismo que destilan sus palabras, reconoce que “no es un negocio fácil”.
“El invierno aquí es complicado... Hemos propuesto veladas culturales, con conferencias y documentales que han funcionado muy bien.
El verano, en cambio, es la locura”.
Qué cantidad de gente. Es otro ambiente, ¡claro! Me pongo el delantal y ayudo en todo lo que puedo”, se explaya la modelo que proviene de una familia de juristas y es sobrina de Antonio Hernández Mancha, el que fuera presidente de Alianza Popular entre 1987 y 1989.
Silva, sin embargo, se muestra reticente a la ahora de revelar el nombre de algunos de los famosos que han probado las delicatessen de Can Toni.
“Aquí no hay personajes conocidos, los importantes son los locales, los que están sentados a nuestras mesas todo el año. Ademas, si hay una cosa buena en esta isla es que si eres públicamente conocido, aquí pasas desapercibido”, zanja.
Aunque, después se atreve a nombrar a algunas celebrities que tiene casa en Formentera como el diseñador Philip Stark, el ilustrador Jordi Labanda, el diseñador industrial Ron Arad, el dibujante Javier Mariscal o Consuelo Castiglioni, dueña de Marni. “¡No estoy desvelando nada, ya que han enseñado sus casas!, termina.
Otras fuentes añaden a la nómina a la diseñadora Miucia Prada, el fotógrafo Alberto García-Alix, la galerista Lola Moriarty o el multifacético artista chileno Alejandro Jodorowsky.
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