Siempre hemos celebrado las necrológicas del poeta Sánchez.
Normalmente iba conduciendo y escuchando la radio, y cuando escuchaba el deceso de turno, nos temíamos un golpe de volante, un súbito poético que arramblara con los eucaliptos de la carretera de Tegueste, que de todos modos ya no están.
Otras veces la radio la tenía encendida en casa y, como en el caso de Yurkiévich, el arrebato tenía algo de misticismo girófago, pues escribió que le mandaba a su muerte siete abrazos en el aire.
Ahora a Tàpies le ha endosado unas líneas: "Llegaste hasta el umbral y dibujaste / un signo simple, rápido, secreto. // Ya estás en el umbral. // Y, frente a ti, la puerta del misterio. // Un signo, un solo signo / en el muro del tiempo."
Simpleza con simpleza, estoy seguro de que Tàpies bajará del muro para agradecerle que haya visto adonde ha llegado.
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