“Casillas pertenece a la rara especie de futbolistas que se libera cuanto más importante sea el desafío
. Había que observar su gesto relajado, con una media sonrisa de satisfacción, cuando se dirigía al área para atender a la serie de penaltis.
Parecía un muchacho feliz. Estaba encantado con una situación que para otros es dramática”.
La descripción vale para lo que se vio ayer en el Donbass Arena, pero apareció en este periódico hace diez años, después de que España eliminara a Irlanda en los octavos de final del Mundial de Corea del Sur y Japón. Aquella fue la primera victoria en la rueda de los penaltis en 18 años.
Si la descripción sigue siendo aplicable es porque Casillas volvió a hacerlo: es cierto que no se le vio sonreír, pero tras su gesto serio no se adivinaba el dramatismo, sino concentración; contrastaba en esto con Moutinho, cuya mueca reflejaba la trascendencia de lo que iba a pasar, fuese lo que fuese. Casillas, que lo observaba a once metros, solo se irguió cuando el portugués tomó carrerilla. Tuvo tiempo de crujirse los nudillos antes de que Moutinho chutara.
Cinco segundos después el portero se dirigió hacia su izquierda con la mirada fija en el césped, mascando no se sabe qué, serio y sereno. Y lo que había pasado es que había adivinado la dirección del lanzamiento. Como ocurrió con Connolly y con Kilbane hace diez años, y con De Rossi y Di Natale hace cuatro, Casillas había vuelto a parar un penalti decisivo.
Ayer detuvo el primer lanzamiento que recibió en la tanda, en un momento de gran trascendencia emocional porque Xabi Alonso había errado su disparo
. En 2002 paró el tercer penalti de Irlanda, Juanfran marró el siguiente y dio igual: Casillas atajó el lanzamiento de Kilbane. Entonces de azul, ayer de amarillo, como si fuese un guiño para los supersticiosos, la suerte de España en los penaltis ha cambiado desde que Casillas defiende la portería
. Ayer certificó el cambio, y deshizo el empate a tres en el balance de victorias y derrotas en las tandas de penalti. Ahora que algunas voces claman por suprimirlas en el Mundial de 2014, no parece que a España le convenga.
No siempre ha sido así. España se ha jugado siete eliminatorias en grandes torneos en los penaltis, contando la de ayer, la del cuarto triunfo.
Para comprender mejor el balance conviene situar al portero del Real Madrid como eje.
Antes de Casillas consta una eliminatoria ganada (5-4 ante Dinamarca, en semifinales de la Eurocopa de 1984) y dos perdidas (4-5 ante Bélgica, en cuartos de final del Mundial de 1986 y 2-4 frente Inglaterra, en cuartos de la Eurocopa de 1996), con 13 goles encajados en 14 lanzamientos.
El penalti que envió a las nubes Elkjaer Larssen, la estrella danesa de entonces, valió una final ante la Francia de Platini. Los demás disparos de los rivales de España acabaron en la red.
Desde que Casillas defiende la portería de España, las eliminatorias que se deciden desde los once metros se reparten de otro modo: tres victorias (3-2 ante Irlanda, en octavos de final del Mundial de 2002; 4-2 ante Italia en cuartos de la Eurocopa de 2008; y 4-2 ayer, ante Portugal) de España y una derrota (3-5 ante Corea del Sur, en cuartos de final del Mundial de 2002), 18 lanzamientos recibidos, 11 goles encajados. Casillas ha detenido 5 de esos 7 disparos.
España no ha estado mal servida de porteros.
Arconada fue el héroe en 1984 hasta la pifia en la final ante Francia, y Zubizarreta, hasta no hace demasiado el jugador con más internacionalidades (126), defendió la meta de la selección en el Mundial de 1986 y la Eurocopa de 1996
. Pero ninguno destacaba por su fiabilidad ante la pena máxima del fútbol. Casillas, héroe frecuente en la España del toque, sí destaca.
. Había que observar su gesto relajado, con una media sonrisa de satisfacción, cuando se dirigía al área para atender a la serie de penaltis.
Parecía un muchacho feliz. Estaba encantado con una situación que para otros es dramática”.
La descripción vale para lo que se vio ayer en el Donbass Arena, pero apareció en este periódico hace diez años, después de que España eliminara a Irlanda en los octavos de final del Mundial de Corea del Sur y Japón. Aquella fue la primera victoria en la rueda de los penaltis en 18 años.
Si la descripción sigue siendo aplicable es porque Casillas volvió a hacerlo: es cierto que no se le vio sonreír, pero tras su gesto serio no se adivinaba el dramatismo, sino concentración; contrastaba en esto con Moutinho, cuya mueca reflejaba la trascendencia de lo que iba a pasar, fuese lo que fuese. Casillas, que lo observaba a once metros, solo se irguió cuando el portugués tomó carrerilla. Tuvo tiempo de crujirse los nudillos antes de que Moutinho chutara.
Cinco segundos después el portero se dirigió hacia su izquierda con la mirada fija en el césped, mascando no se sabe qué, serio y sereno. Y lo que había pasado es que había adivinado la dirección del lanzamiento. Como ocurrió con Connolly y con Kilbane hace diez años, y con De Rossi y Di Natale hace cuatro, Casillas había vuelto a parar un penalti decisivo.
La victoria de ayer decanta el balance en las eliminatorias decididas en la tanda de penaltis: cuatro victorias de España y tres derrotas
. En 2002 paró el tercer penalti de Irlanda, Juanfran marró el siguiente y dio igual: Casillas atajó el lanzamiento de Kilbane. Entonces de azul, ayer de amarillo, como si fuese un guiño para los supersticiosos, la suerte de España en los penaltis ha cambiado desde que Casillas defiende la portería
. Ayer certificó el cambio, y deshizo el empate a tres en el balance de victorias y derrotas en las tandas de penalti. Ahora que algunas voces claman por suprimirlas en el Mundial de 2014, no parece que a España le convenga.
No siempre ha sido así. España se ha jugado siete eliminatorias en grandes torneos en los penaltis, contando la de ayer, la del cuarto triunfo.
Para comprender mejor el balance conviene situar al portero del Real Madrid como eje.
Antes de Casillas consta una eliminatoria ganada (5-4 ante Dinamarca, en semifinales de la Eurocopa de 1984) y dos perdidas (4-5 ante Bélgica, en cuartos de final del Mundial de 1986 y 2-4 frente Inglaterra, en cuartos de la Eurocopa de 1996), con 13 goles encajados en 14 lanzamientos.
El penalti que envió a las nubes Elkjaer Larssen, la estrella danesa de entonces, valió una final ante la Francia de Platini. Los demás disparos de los rivales de España acabaron en la red.
Desde que Casillas defiende la portería de España, las eliminatorias que se deciden desde los once metros se reparten de otro modo: tres victorias (3-2 ante Irlanda, en octavos de final del Mundial de 2002; 4-2 ante Italia en cuartos de la Eurocopa de 2008; y 4-2 ayer, ante Portugal) de España y una derrota (3-5 ante Corea del Sur, en cuartos de final del Mundial de 2002), 18 lanzamientos recibidos, 11 goles encajados. Casillas ha detenido 5 de esos 7 disparos.
España no ha estado mal servida de porteros.
Arconada fue el héroe en 1984 hasta la pifia en la final ante Francia, y Zubizarreta, hasta no hace demasiado el jugador con más internacionalidades (126), defendió la meta de la selección en el Mundial de 1986 y la Eurocopa de 1996
. Pero ninguno destacaba por su fiabilidad ante la pena máxima del fútbol. Casillas, héroe frecuente en la España del toque, sí destaca.
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