LA REBELDÍA
Enmudecer es la peor de las derrotas.
Bajar la voz, arrodillarse ante uno mismo o ante los demás es enterrar la vida, darle sepultura como si se tratara de una ilusión muerta.
Hablar con un hilo de voz entrecortada por el temor a la reacción sobre lo que decimos, rendirse ante la malicia de lo cotidiano, es entregar la victoria a los que no sueñan, a los que no aman, a los que visten de luto los corazones de los que les rodean, o creen estar por encima de cualquiera
. Amordazar la palabra, protestar para dentro, a medias o de costado, es definitivamente, la más perversa de las esclavitudes que imaginarse pueda.
De Pacogoror
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