El juicio a Krahe
Hoy someten al cantautor Javier Krahe a un juicio por un delito que no cometió. Un video que no hizo, una canción que no cantó, una metáfora que no es suya sobre Cristo en la cocina.
Una carta de Miguel Tomás y Valiente, escritor al que se han sumado otros escritores y otros artistas, ha señalado la alarma: la justicia completa el ciclo de una larga procesión contra el cantante y contra el video, una película estrenada en Cádiz en 1977 sobre el cantautor, repuesta en 2004 en Canal +, que muestra esa representación metafórica que alarmó a una asociación que se preocupa porque a la Iglesia no la salpiquen ni el comentario ni la crítica.
Esa asociación metió en el saco de esas preocupaciones el ya muy antiguo video, que se había filmado en el contexto de un homenaje al artista, aunque el artista no tiene ni arte ni parte en lo que él suscita.
Pero él es el huracán en el ojo, contra él, y contra la directora del programa, Montserrat Fernández, van los denunciantes.
Ya fue sobreseída varias veces esta actuación de los alarmados.
Pero la asociación que vigila las fronteras de la Iglesia sintió que la ofensa no había sido lavada, y ahí está el juicio hoy, abriéndose como cuando no se había despertado la democracia y ya estaba Don Cicuta levantando el dedo para censurar cualquier cosa que se fuera del carril. Es un juicio contra una metáfora, pero como Krahe pasaba por ahí lo han convertido en carne de la metáfora, y quieren meterle el dedo en el ojo.
Las posibilidades de una condena son mínimas, ha dicho él mismo, pero también eran mínimas, como él dice, las posibilidades de que condenaran a Garzón... En fin, este país siempre hace esfuerzos por regresar a ratos al siglo XVII.
Una carta de Miguel Tomás y Valiente, escritor al que se han sumado otros escritores y otros artistas, ha señalado la alarma: la justicia completa el ciclo de una larga procesión contra el cantante y contra el video, una película estrenada en Cádiz en 1977 sobre el cantautor, repuesta en 2004 en Canal +, que muestra esa representación metafórica que alarmó a una asociación que se preocupa porque a la Iglesia no la salpiquen ni el comentario ni la crítica.
Esa asociación metió en el saco de esas preocupaciones el ya muy antiguo video, que se había filmado en el contexto de un homenaje al artista, aunque el artista no tiene ni arte ni parte en lo que él suscita.
Pero él es el huracán en el ojo, contra él, y contra la directora del programa, Montserrat Fernández, van los denunciantes.
Ya fue sobreseída varias veces esta actuación de los alarmados.
Pero la asociación que vigila las fronteras de la Iglesia sintió que la ofensa no había sido lavada, y ahí está el juicio hoy, abriéndose como cuando no se había despertado la democracia y ya estaba Don Cicuta levantando el dedo para censurar cualquier cosa que se fuera del carril. Es un juicio contra una metáfora, pero como Krahe pasaba por ahí lo han convertido en carne de la metáfora, y quieren meterle el dedo en el ojo.
Las posibilidades de una condena son mínimas, ha dicho él mismo, pero también eran mínimas, como él dice, las posibilidades de que condenaran a Garzón... En fin, este país siempre hace esfuerzos por regresar a ratos al siglo XVII.
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