A la familia real, le ha mirado un tuerto parece...
Un rey cazando elefantes en Botsuana tiene lo suyo.
No por Botsuana, pobres, a ver dónde iba a encontrar don Juan Carlos unos proboscídeos de buen ver, que en París o Ginebra andan escasos de ellos, excepto en los zoos, y tampoco es cosa de ponerse a pegar tiros en los parques recreativos.
Y además, el Rey se rompe la cadera y hay que traerle en avión privado. La cosa se lía, claro. Por muchos y variados motivos, que todos los han leído ustedes estos días.
Pero ahora todavía quedan algunas cosas que, ya puestos, deberíamos intentar que se aclararan. La primera, con quién estaba en Botsuana. Porque si iba invitado, como cuentan, a todos nos gustaría saber quién es así de generoso con Su Majestad. Por curiosidad, no sean mal pensados.
Y luego deberían aclarar la Casa Real y La Moncloa si el Gobierno sabía o no dónde estaba el Rey. Por ahora, solo sabemos que desde La Zarzuela afirman que Mariano Rajoy lo sabía, y en La Moncloa tienden más bien a decir que se enteraron a posteriori, cuando ya habían oído crujir los huesos de la cadera en la embajada en Namibia. Pero surfean. Y queda horrible, que ni un Rey ni un presidente del Gobierno deben mentir. Es, si me permiten, una vergüenza más en esta loca cadena de despropósitos.
Para monárquico, monárquico, Alfonso Ussía. Y para pía, pía, Cristina López Schlichting.
No por Botsuana, pobres, a ver dónde iba a encontrar don Juan Carlos unos proboscídeos de buen ver, que en París o Ginebra andan escasos de ellos, excepto en los zoos, y tampoco es cosa de ponerse a pegar tiros en los parques recreativos.
Y además, el Rey se rompe la cadera y hay que traerle en avión privado. La cosa se lía, claro. Por muchos y variados motivos, que todos los han leído ustedes estos días.
Pero ahora todavía quedan algunas cosas que, ya puestos, deberíamos intentar que se aclararan. La primera, con quién estaba en Botsuana. Porque si iba invitado, como cuentan, a todos nos gustaría saber quién es así de generoso con Su Majestad. Por curiosidad, no sean mal pensados.
Y luego deberían aclarar la Casa Real y La Moncloa si el Gobierno sabía o no dónde estaba el Rey. Por ahora, solo sabemos que desde La Zarzuela afirman que Mariano Rajoy lo sabía, y en La Moncloa tienden más bien a decir que se enteraron a posteriori, cuando ya habían oído crujir los huesos de la cadera en la embajada en Namibia. Pero surfean. Y queda horrible, que ni un Rey ni un presidente del Gobierno deben mentir. Es, si me permiten, una vergüenza más en esta loca cadena de despropósitos.
Para monárquico, monárquico, Alfonso Ussía. Y para pía, pía, Cristina López Schlichting.
En El Mundo titulaban así el domingo: “El batacazo del Rey desvela que llevaba 4 días cazando elefantes”
. Y éste era el tono del editorial: “Habría que conocer las circunstancias concretas para matizar más nuestras opiniones, pero, a partir de lo que hemos podido saber, se trata de un viaje irresponsable, realizado en el momento más inoportuno. Y ello porque resulta muy poco ejemplar el espectáculo de un monarca cazando elefantes en África cuando la crisis económica en nuestro país provoca tantos problemas a los españoles, incluidas algunas situaciones familiares dramáticas.
Ello transmite una imagen de indiferencia y frivolidad que el Jefe de Estado jamás puede dar”. Decía Victoria Prego que no quería hacer demagogia. Si ella lo dice…: “No puede porque, si eso se sabe, y por un lamentable accidente se ha sabido, la sensación que tiene el pueblo soberano es pésima: la de que El rey se divierte mientras el país pasa angustias y necesidades. No diremos que pasa hambre para no caer en demagogia aunque en demasiados casos el hambre física sea hoy una espantosa realidad para muchas personas en España”. Y es una lástima que Luis María Anson no hablara de la monarquía...
Claro que siempre tenemos a Abc. “El acoso más hipócrita”, era el título del editorial. “Su Majestad el Rey es una figura de dimensión histórica (…)
Por ello, es lamentable que unos cuantos pescadores en río revuelto aprovechen el accidente sufrido por Don Juan Carlos en su viaje privado a Botsuana, o el de su nieto Felipe, para cargar contra la Monarquía parlamentaria como ‘forma política del Estado’, ignorando así su papel determinante en el funcionamiento de nuestro sistema democrático. Al parecer, no pasa nada cuando se van de caza ciertos personajes menores próximos a la izquierda, y, sin embargo, la misma actividad es objeto de descalificación absoluta en este caso concreto, como si los eventuales derechos de los animales fueran diferentes según quién sea el cazador”. Pero hombre, si lo más duro ha llegado desde la derecha, por no decir de la extrema derecha. Pero es igual. Jaime González aprovecha las declaraciones del socialista Tomás Gómez –o el Rey cumple con sus obligaciones o abdicación- para sacudir a todo lo que se menea: “Tomás Gómez, sombrero de explorador y pantalones kaki, lidera la rebelión de las moscas cojoneras. Escopeta en mano, quieren cobrarse la pieza más preciada: un pimpampum hipócrita con redoble de tambores. Quieren meter en la olla al jefe de la tribu y dan vueltas alrededor de la perola. No se engañen, señores: la izquierda se ha subido al 4x4 y viaja por los polvorientos caminos de la reserva, trabuco en ristre, rastreando las huellas del macho adulto”. Y sigue.
Juan Manuel de Prada defiende la esencia de la Monarquía, que él trasciende de esas pequeñeces en las que se ocupa la plebe: “Defender la monarquía basándose en un argumento tan endeble como que el rey de turno nos caiga más o menos simpático, o en función de sus prendas personales, o de los logros específicos de su mandato equivale, en el fondo, a fundar nuestra defensa en razones adventicias
. ¿Cuántas veces hemos escuchado a sedicentes ‘juancarlistas’ entonar la loa de nuestro monarca porque con él ‘hemos disfrutado del período más próspero de nuestra historia’? Ésta y semejantes paparruchas, sumadas al aplauso cortesano y malévolo a toda muestra de ‘modernización’ de la institución monárquica, no han hecho sino contribuir a su fragilidad”.
Bueno, y también tenemos a La Razón: “No se debe olvidar el papel del Rey en momentos cruciales para la democracia”. Lo que sirve, como ven, lo mismo para un roto que para un descosido. Se lo cuento como previo para señalarles el sentido artículo de Alfonso Ussía en defensa de don Juan Carlos, que ya se imaginan el tono. Solo algún párrafo, que aguantar un disparo ya basta para ser considerado un héroe. Tampoco es necesaria la ráfaga. Y eso que le da en toda la nuca a un señor del que, sinceramente, desconozco su filiación, que tiene un callejero Madrid como para seguirle la pista: “Defiendo al Rey porque creo en su persona y en la Institución. España necesita la figura del árbitro que concilia los enfrentamientos, cada día más ásperos. Defiendo al Rey porque lo admiro y respeto. Ha sido uno de los grandes Reyes de nuestra Historia. Pero se acabó el silencio. El Rey, la Institución y la unidad de España no están seriamente amenazados por los republicanos y los sesgados. Están principalmente amenazados por un amigo del Rey con nombre de calle madrileña que mucho bien nos haría a todos renunciando a su alta amistad. El proveedor de elefantes y otras cosas". Y final para que conste en acta: "Con el Rey y junto al Rey, a muerte”.
La Gaceta también llevaba editorial ayer: “Esta peripecia africana debería constituir el último caso en el que el Rey viaja, o sale de España, sin que se informe detalladamente de las circunstancias y motivos de tal viaje, no sirviendo para absolutamente nada la disculpa de que se trata de viajes privados, porque además no pueden serlo. Ni que decir tiene que, en un momento en el que abundan quienes tratan de asociar la imagen misma de España a una supuesta falta de seriedad, a la dilapidación y el despilfarro, esta escena del Rey dedicado a la caza de proboscidios no se le habría ocurrido ni al más feroz de los agentes de imagen de quienes trabajan contra nuestros intereses”. Hoy cambia la versión, que ya lo verán en las fachadas.
Y, por supuesto, Libertad Digital, donde Federico Jiménez Losantos lleva años haciendo penar al Rey su protesta ante la Conferencia Episcopal cuando el locutor trabajaba para los obispos. Y desde entonces, no ceja en pedir la abdicación. Editorial. “Con una economía desplomada, camino de los seis millones de parados y con casi dos millones de familias que no perciben ningún ingreso fijo, lo aconsejable es que los representantes del Estado utilizaran el dinero público con la mayor prudencia, conducta que la más alta institución debería observar en primer lugar en términos de ejemplaridad. Pero es que en esta concatenación de despropósitos, hasta la fecha elegida para esta aventura africana, el aniversario de la proclamación de la II República, no ha podido ser más desafortunada. Siempre hemos sostenido que la existencia de la monarquía, lejos de sentimentalismos particulares, se justifica por su utilidad para la nación española, su unidad y la libertad de todos sus ciudadanos. El príncipe Felipe, cuya conducta a todos los efectos ha resultado siempre intachable, lo sabe muy bien”. ¿Observan la diferencia de trato entre Rey y Príncipe?
LAS FACHADAS
Abc lleva a los Príncipes en la foto, como ven, y asegura que el Rey retomará su agenda en cinco días. O sea, que en menos de una semana va a coger la agenda con la mano derecha y se la va a pasar a la izquierda; y viceversa. Porque ya me contarán ustedes qué más va a poder hacer…
Dice también que “El gasto fijo del Estado supera ya los 200.000 millones anuales”, que se supone que es mucho. En realidad la cosa solo viene a cuento para en el editorial poder decir que a ver si seguimos metiendo mano a todo lo público, que es demasiado gasto. Y a continuación destaca que “España es el tercer país de la OTAN que menos invierte en Defensa”. Parece lógico, ¿no? La Razón titula “El Príncipe, al frente”. Y esta bobería de subtítulo: “El Gobierno subraya que la convalecencia del Rey servirá para volver a comprobar la gran capacidad de Don Felipe”.
En realidad, al Príncipe le bastaría con que no se fuera a cazar cocodrilos a nado a Australia. Y ya quedará comprobada así su gran capacidad. El Mundo titula con una entrevista al ministro Luis de Guindos. La Gaceta, de adivinanzas, porque dice que al Rey le aconsejaron que no fuera a la cacería, pero se calla de dónde vino el consejo. ¿Quizá del Gobierno? ¿Lo sabían, entonces, en La Moncloa? En fin…
NON PLUS ULTRA
¿Creen que Isabel San Sebastián no ha pensado en cómo solucionar todos los males de España? Años lleva en ello, devanándose la sesera en encontrar las soluciones a esta España, ay, que tanto nos duele. Y ya sabe cómo hacerlo: “Son necesarios programas escolares que inculquen en los adolescentes la vocación empresarial vista como una aventura apasionante capaz de aunar satisfacción y beneficio, no sólo sin perjudicar a nadie, sino creando riqueza y compartiéndola. Las televisiones públicas deben utilizarse para lanzar ese mismo mensaje a través de las series de ficción o de los concursos, porque ese es el patriotismo válido en el siglo XXI”. Pues nada: a ello.
Hay gentes valientes. Como Antonio Burgos. No le cuesta nada, absolutamente nada, presumir de una incultura tan enciclopédica. No sabe de nada. Selecciono: “Yo nunca he sentido curiosidad alguna por las llamadas redes sociales.
Yo nunca he sabido qué diferencia hay entre la sostenibilidad de la movilidad y la movilidad de la sostenibilidad. Yo nunca he llegado a discernir entre déficit y deuda. Yo nunca he aprendido a distinguir entre el paro registrado y la EPA (…) Yo nunca he sentido el menor deseo de reservar mesa en El Bulli. Yo nunca le he dicho Euskadi a las Vascongadas. Yo nunca he confundido meteorología con climatología. (…) Yo nunca le he dicho Donosti a San Sebastián. Yo nunca he dicho A Coruña, ni cuando le he pedido a un taxista que me lleve a La Coruña (…) Yo nunca he dicho ‘energías renovables’. Yo nunca le he llamado ‘matrimonio’ a la unión civil de dos señores o señoras del mismo sexo”. La ignorancia, ya lo saben, es osada.
Y Carlos Dávila, en La Gaceta, no se ha olvidado de las autonomías: “El [artículo de la Constitución] 155 es tajante porque se pone el caso de que una comunidad se niegue a cumplir las propias obligaciones de la Constitución, y advierte de que en ese caso, con la aprobación mayoritaria del Senado, ‘se podrán adoptar las medidas necesarias para obligar a aquella [la Comunidad] al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones’. Verde y con asas. Y para que se entienda del todo: si Cataluña, de la mano del separatista Mas y con el apoyo de la sediciosa Esquerra, de los tonticios del PSC y hasta de la españolísima Vanguardia, se decide a convocar un referéndum de independencia, el Gobierno no es que debería –repito–, es que tendría que ‘adoptar las medidas necesarias’ para impedirlo. ¿Y cuáles son estas? Pues el que quiera asustarse, asombrarse o tirarse de los pelos, si los tiene, que lo haga, pero significa enviar a los agentes del orden, de todo orden, para que actúen evitando que la consulta se celebre. Ni más ni menos. Lo proclama la Constitución. El caso es por supuesto asimilable al vasco, donde –como se sabe– los proetarras de Bildu y los nacionalistas del PNV están dispuestos a declarar unilateralmente la independencia. Así son las cosas”. Fácil: se toman por la fuerza Cataluña y Euskadi -y ojo con Andalucía- y ya. No sé qué dificultad le ven…
La Razón dio ayer esta fachada que les enlazo, que es para quitarse un susto.
La Gaceta resumía así el sábado la Ley contra el fraude que aprobó el Consejo de Ministros: “El Gobierno mirará con lupa las facturas de albañiles, pintores o carpinteros”. Eso. Que las de los multimillonarios las verá por encima. ¡Qué bien!
EL AFAMADO MUSEO EL OJO IZQUIERDO
(Documentos y testimonios de la vida en las cavernas)
Que hoy, aviso, es casi literal en los tiempos. De hace varios siglos. Muchos.
“Como en Pascua estuve fuera, no les pude contar que aproveché las vacaciones para hacerme la pedicura, y no quería quedarme con las ganas. Les explico. Los oficios del jueves los hice con mi amigo el padre Antonio, que tiene la parroquia de Campohermoso a rebosar de jóvenes, canta como los ángeles y, lo que es más grave, cree profundamente.
Nos convenció a mi hijo Felipe y a mí de que hiciésemos el vía crucis del viernes en la cárcel del Acebuche, con los presos que atiende como hijos (…) Después de trotar con Antonio por toda Almería y ver su trabajo y el de Sor Mercedes y Sor Irene y sentirme un gusano en la tierra –que es lo que soy– tuve que soportar que ese curita se arrodillase a mis pies, me los lavase cuidadosamente en una bacinilla y, finalmente, me los besase con cariño.
Dice la Escritura que cuando Cristo hizo lo mismo con San Pedro, éste se rebeló exclamando: ‘¿Tú, lavarme a mí los pies?’. A mí me dio ganas de hacer lo mismo, pero sabiendo que el Señor acabó practicando el lavatorio con Pedro, me quedé quieta como un gorrión aterido de asombro y se me llenaron los ojos de lágrimas. Qué conmoción, Dios. Qué dulzura. Allí, con el cura en el suelo, comprendí una vez más la asombrosa naturaleza de la Iglesia”.
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