Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

18 feb 2012

Las claves griegas




¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Grecia es un país obsesionado con el gasto público y con la expansión del Estado vía endeudamiento. Para que nos hagamos una idea, en los últimos 30 años el Gobierno griego no ha cuadrado ni un solo ejercicio –repito, ni uno solo– con superávit en sus cuentas públicas. Comprensiblemente, la deuda pública, que estaba en el 22% sobre el PIB en el año 1980, hoy ha ascendido al 150%. Y todo, ¿para qué? Pues para edificar un parque temático socialista: el gasto público pasó de representar el 25% del PIB al 50%.

¿Cómo influyó en este proceso su entrada en el euro?
El euro proporcionó financiación barata a un Gobierno que ya estaba cayendo en la asfixia financiera y que en 1998 ya tenía que pagar unos tipos de interés superiores al 8%. Gracias a la expansión crediticia que llevó a cabo el sistema bancario europeo, comandado por el Banco Central Europeo (BCE), Grecia pudo financiarse en 2005 a tipos de interés del 3,5% y con una prima de riesgo del 0 puntos básicos.

¿Significa eso que no deberían de haber entrado en el euro?
No, Grecia debió entrar en el euro pero no en el Banco Central Europeo. La diferencia es clave: en Kósovo usan el euro pero sus bancos no tienen acceso al BCE para refinanciarse merced a la deuda pública de este Estado; en Panamá y Ecuador emplean el dólar pero no pueden acceder a la Reserva Federal estadounidense. Grecia debió de haberse eurizado pero no como accionista del BCE, sino como una economía que acepta pasivamente una moneda externa sobre la que no puede ejercer ningún control. Y, en este sentido, las manipulaciones de sus cuentas habrían sido bastante irrelevantes: también mintió Argentina en 2001 y a EEUU le afectó bien poquito. En definitiva, lo ideal habría sido que el Gobierno griego renunciara del todo a la política monetaria y que no pudiera aprovecharse de la financiación barata generada por el BCE.

Y ahora, ¿por qué no les echamos del euro?
Porque no se puede echar a un país del euro: nadie puede impedir que los griegos usen los euros que poseen y que sus bancos denominen sus depósitos en la divisa que les plazca. En España, por ejemplo, podemos abrir depósitos en dólares, y Obama tiene escasa capacidad para impedírnoslo. Lo mismo con Grecia: si desean emplear los euros para sus transacciones monetarias, nadie puede hacer nada. Lo que sí puede hacerse y debería hacerse es cerrarles a los griegos definitivamente el acceso al BCE: el banco central todavía acepta sus pasivos estatales para las operaciones de refinanciación con los bancos. Hay que proceder de manera inmediata a cerrarles la ventanilla del banco central, no como medida de represalia, sino porque un banco central jamás debería comprar activos basura.

Si amenazan con impagar su deuda, ¿no podemos embargarles?
No, no hay ninguna autoridad internacional autorizada para embargar a un país. Los Estados mantienen la soberanía sobre su territorio y no se les puede intervenir en contra de su voluntad. Por eso, los Estados no quiebran, suspenden pagos o, mejor dicho, repudian la deuda.

¿Por qué se dice que, si suspenden pagos, saldrán del euro?
Porque el Gobierno no querrá asumir las consecuencias de quebrar manteniéndose en el euro. Ahora mismo, Grecia gasta más de lo que ingresa y mantiene sus enormes desembolsos captando capital en el exterior. Sin embargo, el Gobierno no puede financiarse en el mercado: los tipos de interés que ha de pagar para endeudarse superan el 100% a un año. Si hasta ahora ha podido mantener los pagos a proveedores, funcionarios y pensionistas, ha sido gracias al plan de rescate europeo que ahora amenaza con someter a referéndum, es decir, gracias a que Alemania y el resto de países la seguían concediendo crédito a costa de sus contribuyentes. Sin embargo, si Grecia rechaza el plan de rescate y suspende pagos, no podrá captar capital ni del mercado ni de los Estados europeos, por lo que debería acometer recortes y privatizaciones mucho más duros e intensos de los que hasta ahora se le exigían (el Gobierno sólo podría gastar cuanto ingresara internamente). La alternativa irresponsable y sencilla del Ejecutivo será la de salir del euro y ponerse a imprimir los dracmas que necesita para cubrir sus déficits.

¿Solventará el dracma los problemas griegos?
Al contrario. Por un lado, la inflación del dracma supondrá una masiva redistribución de la renta: desde los ciudadanos a los funcionarios griegos. No olvidemos que la inflación equivale a un impuesto a aquellos que ven incrementadas sus rentas más tarde que los precios (y los funcionarios son quienes primero cobran el dinero recién impreso). Por otro, la devaluación del dracma provocará una fuga de capitales que sólo con el tiempo revertirá en forma de afluencia de inversión extranjera para adquirir activos nacionales griegos a precio de saldo (por la devaluación). Pero el caos monetario inflacionista y devaluacionista provocará un desaguisado interno masivo: empresas que eran rentables dejarán de serlo y otras que no lo eran pasarán a serlo, teniéndose que reajustar toda la estructura productiva en unos momentos de elevada conflictividad social.

¿Quiénes serían los principales perjudicados del repudio de su deuda?
Los bancos franceses y alemanes y, sobre todo, el Banco Central Europeo son los principales tenedores de deuda griega: el BCE posee en torno a 50.000 millones como consecuencia de la negligente decisión de Trichet y de Draghi de adquirir deuda basura griega en contra del mucho más sensato criterio del cesado Axel Weber.

Mas, ¿acaso Alemania no se ha lucrado durante años a costa de Grecia?
Se dice que Alemania sufrirá del impago griego pero que, previamente, se había lucrado durante años de manera muy considerable vendiéndoles sus manufacturas a los griegos gracias al crédito barato que les proporcionaban. Sin embargo, el hecho de que Grecia tenga muchas deudas pendientes con Alemania significa, en el fondo, que los teutones todavía no han cobrado los bienes que les vendieron. Por consiguiente, el impago de la deuda les dejará un agujero en sus cuentas: los alemanes habrán estado trabajando y produciendo mercancías para que los griegos se las apropien y no se las paguen.

Entonces, ¿por qué el miedo se ha extendido a España?
España no sale directamente perjudicada por la suspensión de pagos griega, salvo por el dinero que de manera imprudente les hemos prestado a los griegos como parte del plan de rescate europeo. Sin embargo, el repudio heleno sí pone de relieve cuatro cosas: una, que los países del euro también quiebran a pesar de todos los rescates eurocráticos que se aprueben; dos, que las finanzas públicas italianas se parecen de manera inquietante a las griegas y si siguieran la misma senda el país sería irrescatable; tres, que la banca francesa, repleta de bonos griegos e italianos, podría hallarse en una situación delicada. Y la solvencia de Europa depende, ahora mismo, de Alemania y de Francia; y cuatro, que para bien o para mal, la Eurozona se está construyendo de espaldas a una población que, en su mayor parte y debido a su cortoplacismo y escasa amplitud de miras, prefiere la quiebra, la devaluación masiva, la inflación y el aislamiento exterior a los ajustes y las privatizaciones: nada de lo que sentirse orgullosos, pero con esos bueyes hay que arar y es de entender que los inversores internacionales no se sientan demasiado cómodos con unas sociedades tan inmaduras.

7 comentarios:

dime jose sin tilde dijo...

Grecia avisa de que no cobrarán quienes no se acojan a la quita de su deuda.
La condonación supone el 53,5% del monto de los bonos.
El programa económico de Grecia (financiado por la UE y el FMI) no contempla que haya fondos disponibles para hacer pagos a los acreedores del sector privado que declinen participar en la PSI (Participación del Sector Privado, como se conoce oficialmente la quita).
La PSI deberá suponer la condonación de unos 107.000 millones de euros, es decir, el 53,5% del monto de los bonos tenidos por grandes bancos privados y fondos de inversión.
Los bonos serán sustituidos por nuevos títulos griegos por un valor del 30,5% de los actuales, de 20 años de vencimiento a contar desde 2023, más otros con un valor del 15% emitidos por el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF), con vencimiento a dos años.
Si la PSI no se completa con éxito", los prestamistas internacionales no financiarán el nuevo programa económico por lo que Grecia se vería obligada a "reestructurar" su deuda en unas condiciones menos favorables a las que plantea el actual proceso de quita.
El mismo incluye garantías como los bonos del EFSF y el que los nuevos bonos depreciados tengan soberanía británica, mucho más favorable a los acreedores.
Si la proporción de tenedores de deuda que se suman de forma voluntaria supera los dos tercios del total de acreedores (en volumen de deuda poseída) se votará la activación de Cláusulas de Acción Colectiva (CAC), que obligarían a los tenedores minoritarios a sumarse a la PSI, aún en contra de su voluntad.
Sin embargo, las agencias de calificación consideran que esto supondría una suspensión de pagos efectiva, por lo que aquellos que tengan sus inversiones aseguradas con Permutas de Impago Crediticio (CDS) podrían recurrir a ellas.
Los analistas alertan de que una situación así inyectaría inestabilidad a los mercados internacionales puesto que podría poner en peligro a los bancos emisores de CDS.
Quien piense que podrá librarse (de la quita) y que le paguen (las inversiones) al completo, está equivocado. Estamos preparados para activar los CAC si es necesario", amenazó el martes el ministro griego de Finanzas, Evangelos Venizelos, algo que hoy confirmó la PDMA.

"La República (de Grecia) ha confirmado que si recibe el suficiente consenso (...) pretende declarar las propuestas enmiendas efectivas y vinculantes para todos los tenedores de estos bonos"

dime jose sin tilde dijo...

Las consecuencias sobre España de la quiebra griega son evidentes para el Instituto Internacional de Finanzas (IIF, la entidad que representa a los acreedores de Grecia) ha emitido una nota de prensa en la que asegura que si Grecia entra en default haría necesaria "ayuda exterior" para que España e Italia evitasen la quiebra y causaría daños en la eurozona de más de un billón de euros.

dime jose sin tilde dijo...

Crece el nerviosismo a medida que se acerca la fecha límite para que se produzca el swap de bonos griegos que deberá reducir en un 53,5% la deuda helena. Un default griego no sería beneficioso ni para España, ni para Italia ni para el conjunto de la zona euro. El Instituto Internacional de Finanzas ha asegurado en una nota a la que ha tenido acceso Reuters que si Grecia entra en default haría necesaria "ayuda exterior" de hasta 350.000 millones de euros para que España e Italia evitasen la quiebra y causaría daños en la eurozona de más de un bilón de euros.

La cifra es inferior a los 380.000 millones de euros que precisarían Irlanda y Portugal, cuyo peso en la zona del euro es considerablemente menor que el de España e Italia.

El organismo, que representa al sector privado en las negociaciones con Atenas sobre la quita de la deuda, considera además que el sector bancario de España e Italia debería obtener una recapitalización extra de 160.000 millones de euros.

En conjunto, el informe estima que el fracaso en el acuerdo sobre la deuda griega y un impago desordenado de la deuda pública de ese país podría tener un impacto negativo difícil de calcular pero que podría superar el billón de euros.

Asimismo, el informe del IIF calcula unas pérdidas directas por la deuda griega de 73.000 millones de euros en caso de quiebra, dado que la exposición del Banco Central Europeo (BCE) a la deuda helena es de 177.000 millones de euros.

Ayer, una docena de bancos que forman parte del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), que representa al sector privado en las negociaciones con Atenas sobre la quita de la deuda soberana, anunció hoy su participación en esa operación.

Esta operación supone la condonación de unos 107.000 millones de euros de los 360.000 millones de la deuda griega, y era una condición para que se apruebe el segundo plan financiero internacional de 130.000 millones de euros para salvar a Atenas de la quiebra.

dime jose sin tilde dijo...

Según Matthew Lynn, columnista del periódico ‘Wall Street Journal’, los inconvenientes de España se iniciaron con la implementación del euro y su salida de la moneda común sería un “paso lógico”, y apunta que a la economía ibérica le podría ir mejor fuera de la moneda única.

El analista y consejero delegado de la consultora británica Stretegy Economics, remarca también que la economía española “se tambalea de mal en peor”, ha entrado en recesión y es probable que siga contrayéndose.

Seis razones para abandonar el euro

De acuerdo con Lynn, España se opondrá a las recetas de austeridad propuestas por Alemania por seis razones. La primera, a diferencia de Grecia, la economía española es demasiado grande como para ser rescatada y por ello tendrá que afrontar por sí misma los esfuerzos para recuperarse.

Segundo, la sociedad española “está cansada” de austeridad y el experto recuerda las protestas contra los ajustes protagonizados por los ‘indignados’, que se iniciaron hace más de un año. “La austeridad apenas ha comenzado y ya ha provocado una fuerte oposición. El país se enfrenta a muchos años duros en la eurozona y realmente hay pocas señales de que esté preparado para ello”, afirma Lynn.

La tercera razón es que España dispone de una “economía real y exitosa” con una industria “perfectamente respetable”, y según el analista, las dificultades para ese país comenzaron al haber incorporado al euro, una moneda que generó una “demencial burbuja inmobiliaria con consecuencias calamitosas”.

Cuarta: España es un país “políticamente seguro”, a diferencia de otras naciones que están en el euro por razones económicas y no políticas.

Quinta: No obstante, el experto señala que la nación ibérica tiene horizontes más grandes, ya que se parece mucho a las “pujantes economía” de habla hispana de América Latina y al enorme mercado hispano de Estados Unidos. “¿Por qué atarse a un proyecto fallido cuando existen oportunidades mucho mayores fuera?”, se pregunta Lynn.

Sexta: Por último sostiene que en España existe una discusión seria sobre el futuro de la divisa, que el problema es el euro y el país se recuperará si vuelve a la peseta. “El tabú se ha roto y por todas esas razones España es la nación que primero podría dejar el euro, y una salida negociada de la moneda común es un paso lógico”

dime jose sin tilde dijo...

Lo que ocurre es que el ataque especulativo de los grandes fondos ahora contra España (antes fueron Irlanda, Grecia y Portugal, y en breve Italia estará en el disparadero) es un problema endémico debido a la clamorosa falta de referentes europeos, o en que hay muchos, demasiados, pero escasamente válidos.

El guirigay de declaraciones políticas contradictorias, desautorizaciones y reacciones equivocadas y tardías que ha protagonizado esta semana de infarto insiste en poner a Europa, la Europa próspera y mundialmente ejemplar de antaño, frente al espejo de la mediocridad y ante un futuro incierto. Cuando el ministro Luis de Guindos apunta que el euro se la juega estas semanas en España e Italia, además de propinar a Draghi y Monti una oportuna patada en la espinilla frente a la continua presión ventajista que ejercen los italianos (siempre tan marrulleros en el juego) intentando dejar a nuestro país como foco único del problema, está recordando a Alemania que lo está en juego es la moneda única, y con ella el entero proyecto de Europa.

dime jose sin tilde dijo...

Pero mientras llega o no ese momento para el futuro de Europa, la posibilidad de que España sea rescatada sigue sobre la mesa. Ni siquiera los que creen que esto no sucederá -al menos a la manera griega, irlandesa o portuguesa- pueden desdeñar la hipótesis. Así, recobra fuerza la la posibilidad de que se arbitre una especie de rescate financiero para llevar a cabo la recapitalización del sistema bancario (del orden de los 50.000 ó 60.000 millones de euros), a cambio de contrapartidas concretas que no supondrían una cesión excesiva de soberanía.

El rescate tendría un efecto psicológico y económico gravísimo. Como ha dicho De Guindos, supondría pasar de la recesión a la depresión, y la pérdida de muchos puntos de PIB, lo que retrasaría desesperantemente la recuperación. En consecuencia, hacen bien el Gobierno rechazándolo y la oposición respaldando esta postura. En cualquier caso, parece claro que, si hubiera que tomar esta amarga determinación, resultaría deseable que el Gobierno ampliara su base. La posibilidad de convocar elecciones existiría, pero probablemente resolvería poco y agravaría aún más la debilidad del país ante el exterior.

De cualquier modo, con rescate o sin él, empieza a asomar un manifiesto problema de falta de liderazgo, que no debe interpretarse como una desautorización global del Gobierno sino como la detección de algunas lagunas graves que habrá que rellenar.

Recientemente, la Unión Europea ha vertido sobre España críticas relevantes que merman la credibilidad de nuestra economía. Todo ello ha generado en ciertos sectores de la opinión pública la sensación de que hay en España una cierta falta de liderazgo, que estaría también en el origen de la defección de los inversores y en las fuertes salidas de divisas que se han registrado últimamente.

En la misma dirección ha apuntado una observación que realizó ayer Duran i Lleida, quien ha avisado al PP de que la mayoría absoluta no basta ante la actual situación de emergencia: el Gobierno debe hacer lo posible para movilizar mayorías cualificadas, para generar consenso, para transmitir al exterior la sensación de fuerza que a veces no aparece.

Y también hay que interpretar en el mismo sentido una propuesta de tres prestigiosos economistas de Fedea -Fernández-Villaverde, Garicano y Santos, catedráticos en Pensilvania, la London School of Economics y Columbia- que aparece hoy en la prensa y en la que han pedido un nuevo gobierno "con apoyo de los partidos mayoritarios y de los expresidentes, compuesto por políticos competentes y técnicos intachables", dispuesto a acometer las reformas, a reforzar el compromiso con Europa y a gestionar la recapitalización del sistema financiero después del estropicio de la burbuja.

Sería inimaginable, desde el punto de vista de la ortodoxia democrática, que este hipotético gobierno de concentración no estuviera presidido por el ganador de las elecciones, Mariano Rajoy, pero no es descartable que su formación resulte necesaria para terminar de poner al país en situación, de cara a una salida potente de la crisis económica. En cualquier caso, es claro que hay que reforzar el liderazgo actual mediante una convocatoria amplia de apoyos, adhesiones y pactos que refuercen a España de cara al exterior.
Las tensiones periféricas

El debilitamiento de España como país podría estimular la pretensión soberanista de la periferia. Y, de hecho, es evidente que Artur Mas trabaja intensamente en la causa del pacto fiscal aprovechando el impacto psicológico de los recortes sobre la población (el argumento de que los recortes serían menores si Cataluña fuera tratada justamente es demoledor, aunque los maduros catalanes adviertan la carga de demagogia).

Sin embargo, la sensación que predomina no va en absoluto en esa dirección: la crisis nos iguala a todos, y Cataluña es la primera en exigir participar en la solución del problema, como se ha visto en las palabras de Duran recogidas más arriba.

dime jose sin tilde dijo...

A la vista de lo que nos aguarda el futuro inminente, es útil repasar el llamado ‘Consenso de Washington’, un decálogo de medidas (en realidad once) en las que el economista John Williams resumió las recomendaciones ineludibles que el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la propia administración norteamericana dispensaron durante los años 80 y 90 a las empobrecidas naciones latinoamericanas, primero, y al resto del órbe en apuros después, en una suerte de ‘copy-paste’ que despreciaba las singularidades de cada país.

Disciplina presupuestaria (los presupuestos públicos no pueden tener déficit)

Reordenamiento de las prioridades del gasto público (el gasto público debe concentrarse donde sea más rentable)

Reforma Impositiva (ampliar las bases de los impuestos y reducir los más altos)

Liberalización de los tipos de interés

Un tipo de cambio de la moneda competitivo

Liberalización del comercio internacional (trade liberalization) (disminución de barreras aduaneras)

Eliminación de las barreras a las inversiones extranjeras directas

Privatización (venta de las empresas públicas y de los monopolios estatales)

Desregulación de los mercados

Protección de la propiedad privada

Abandono por parte de Estado de la educación y de la salud que deben ser privatizados

Desde quer se iniciase la crisis de la deuda soberana o prima de riesgo le estamos echando las culpas a las presiones y necesidades de liderazgo de Alemania, pero si observamos bien los puntos antes indicados, buena parte del listado es ya de aplicación en la zona euro, debido a la esencia liberal de la propia UE, aunque el quinto punto advierte de fuertes devaluaciones en caso de ruptura de la moneda única -quizás, el verdadero objetivo del acoso a España-.

El ajuste más polémico, el undécimo, progresa adecuadamente en los países intervenidos o amenazados de intervención.

Y observando el tercer epígrafe se entienden las críticas que la Comisión Europea ha dirigido al aumento del IRPF. ‘Subir impuestos a los que más ganan no es liberal’, le han venido a recordar a Rajoy.

El resultado de los recortes en Latinoamérica fue un empobrecimiento general de la población, que derivó en movimientos contestatarios que auparon al poder a quienes hicieron campaña antiliberal y antiamericana. Líderes populistas, para muchos. Una reacción similar a la que ya se ve en Grecia, con el auge del antieuropeísmo y de la izquierda radical de Syriza; pero también en Irlanda, donde el Sinn Fein ya es segundo en las encuestas y ha contribuido al importante apoyo al NO en el referéndum sobre el Pacto Fiscal, e incluso se comienza a atisbar en España en el repunte de IU y la frustración que genera que tampoco el PP esté pudiendo esquivar la presión de los mercados.

¡Ahí quedó!