La novela histórica es el género literario más leído en España, pero poco falta para que le alcance la novela negra, o “negro-criminal”, como la definen acertadamente los libreros Montse Clavé y Paco Camarasa de la librería especializada Negra y Criminal, de Barcelona.
Está de moda, quizá demasiado.
A primera vista podría parecer, en nuestro país, que los mejores son los nórdicos, vista la enormidad de títulos publicados (ahora llegan los daneses, finlandeses, etcétera), pero los buenos, buenos de verdad, fueron (siguen siendo) los suecos Sjöwall y Wahlöö, Henning Mankell y Stieg Larsson.
Ahora, en general, sus continuadores se dedican a destripar palmo a palmo sus territorios. Aunque hay muy honrosas excepciones, claro, como los suecos Johan Theorin o Börge Hellstrom y Ander Rosslund, que escriben a cuatro manos.
En el panorama internacional de la novela negra se combinan como nunca la línea más dura con las apuestas más imaginativas y fascinantes.
También la televisión tiene cada vez un papel más destacado.
Al norte, en Boston (Massachusetts), encontramos a uno de los escritores más interesantes, Denis Lehane, el autor de novelas como Mystic River, que nos adentra al mundo de los italianos y de los irlandeses en su ciudad.
A parte de la serie protagonizada los detectives privados Patrick Kenzie y Angela Gennaro, todas las novelas de Lehane son diferentes y muchas, Shutter Island, por ejemplo, de impacto.
Quien juega un papel significativo es la televisión, series como CSI no existirían probablemente sin las novelas de Patricia Cornwell, protagonizadas por su patóloga forense Kay Scarpetta, en cuyas novelas, las nuevas tecnologías se combinan con los procedimientos policiales y con los avatares de la vida de la doctora y de su entorno.
Cornwell tiene dos continuadoras. Katy Reichs, quizá menos conocida que la serie Bones, cuya protagonista, Temperance Bones Brenan, se inspira en su vida y novelas.
Nacida en Chicago, Reichs es antropóloga forense, da clases de antropología en la universidad de Carolina del Norte y es asesora forense de diversas instituciones estatales.
Como Temperance, que también publica novelas. Karin Slaugther creadora de la doctora Sara Linton, antigua patóloga forense. Slaughter no ahorra al lector el sufrimiento de las víctimas con un realismo estremecedor.
La escritora presentará su novela El número 3RO de la traición en la semana negra barcelonesa, que se celebra desde mañana hasta el 11 de febrero.
El fenómeno es David Simon, el inventor, escritor y productor de la serie de televisión The Wire, que retrata Baltimore (Maryland) de arriba abajo través de la delincuencia a todos sus niveles en cinco temporadas de rotundo éxito. La serie es extraordinaria, mejor quizá que sus novelas, The Wire, Homicidio o La esquina.
Los escoceses Ian Ranking, Craig Russell, Peter May o Val McDermid han roto con los patrones de la novela policiaca tradicional británica y han abierto nuevas vías de aproximación a la realidad más dura.
El Edimburgo de Rankin, el Glasgow de Russell o la isla de Lewis, al norte de Escocia, de May, no tienen desperdicio. Jake Arnott, que también estará en BCNegra, cierra con Crímenes de película, su trilogía (Delitos a largo plazo y Canciones de sangre) sobre los bajos fondos londinenses.
El escritor inglés nos sumerge en un mundo de gánsters, glamour, música y cine a través de personajes fantásticos.
El inglés David Peace da un paso adelante respecto a sus colegas en la línea dura e innovadora
. No hace ni una concesión al lector, sus novelas tienen un ritmo tan frenético que parecen retransmisiones deportivas de radio.
Ha necesitado escribir cuatro, Red riding quartet, para explicar una historia negra que le corroía por dentro: los crímenes del Destripador de West Yorkshire, donde él nació y vivió la angustia y el miedo.
Relata además la corrupción policial, la xenofobia y todos los males que ha visto…
Ahora, acaba de publicarse la última, 1983, en la que el lector podrá atar todos los cabos.
En el otro extremo, las impactantes novelas ambientadas en Estados Unidos del irlandés John Connolly, el creador de Charlie Parker, una mezcla cautivadora de los negro, lo gótico y lo sobrenatural que atrapa.
Has acabado de leer uno de sus libros y ya suspiras por la siguiente entrega.
Junto a ellos, Kate Atkinson, a la que algunos comparan con P. D. James, pero que es aún mejor y tiene más humor, con un alto nivel literario y personajes entrañables, como el desastroso investigador Jackson Brodie, la a menudo irascible inspectora Monroe o la maravillosa Reggie de Esperando noticias.
El gusto por los detalles, la capacidad de enlazar el presente con el pasado y al revés son algunas de las otras cualidades de Atkinson.
Está de moda, quizá demasiado.
A primera vista podría parecer, en nuestro país, que los mejores son los nórdicos, vista la enormidad de títulos publicados (ahora llegan los daneses, finlandeses, etcétera), pero los buenos, buenos de verdad, fueron (siguen siendo) los suecos Sjöwall y Wahlöö, Henning Mankell y Stieg Larsson.
Ahora, en general, sus continuadores se dedican a destripar palmo a palmo sus territorios. Aunque hay muy honrosas excepciones, claro, como los suecos Johan Theorin o Börge Hellstrom y Ander Rosslund, que escriben a cuatro manos.
En el panorama internacional de la novela negra se combinan como nunca la línea más dura con las apuestas más imaginativas y fascinantes.
También la televisión tiene cada vez un papel más destacado.
Los californianos
La verdadera potencia está en el mundo anglosajón y quizá más, en cuanto a calidad, en el Reino Unido que en Estados Unidos. Aquí mandan, desde hace años, los californianos James Ellroy o Michael Connelly, ambos en la línea más dura, herederos directos de autores como Raymond Chandler o Ross MacDonald.Al norte, en Boston (Massachusetts), encontramos a uno de los escritores más interesantes, Denis Lehane, el autor de novelas como Mystic River, que nos adentra al mundo de los italianos y de los irlandeses en su ciudad.
A parte de la serie protagonizada los detectives privados Patrick Kenzie y Angela Gennaro, todas las novelas de Lehane son diferentes y muchas, Shutter Island, por ejemplo, de impacto.
Quien juega un papel significativo es la televisión, series como CSI no existirían probablemente sin las novelas de Patricia Cornwell, protagonizadas por su patóloga forense Kay Scarpetta, en cuyas novelas, las nuevas tecnologías se combinan con los procedimientos policiales y con los avatares de la vida de la doctora y de su entorno.
Cornwell tiene dos continuadoras. Katy Reichs, quizá menos conocida que la serie Bones, cuya protagonista, Temperance Bones Brenan, se inspira en su vida y novelas.
Nacida en Chicago, Reichs es antropóloga forense, da clases de antropología en la universidad de Carolina del Norte y es asesora forense de diversas instituciones estatales.
Como Temperance, que también publica novelas. Karin Slaugther creadora de la doctora Sara Linton, antigua patóloga forense. Slaughter no ahorra al lector el sufrimiento de las víctimas con un realismo estremecedor.
La escritora presentará su novela El número 3RO de la traición en la semana negra barcelonesa, que se celebra desde mañana hasta el 11 de febrero.
El fenómeno es David Simon, el inventor, escritor y productor de la serie de televisión The Wire, que retrata Baltimore (Maryland) de arriba abajo través de la delincuencia a todos sus niveles en cinco temporadas de rotundo éxito. La serie es extraordinaria, mejor quizá que sus novelas, The Wire, Homicidio o La esquina.
Las islas británicas
En el Reino Unidos hay verdadero talento e innovación.Los escoceses Ian Ranking, Craig Russell, Peter May o Val McDermid han roto con los patrones de la novela policiaca tradicional británica y han abierto nuevas vías de aproximación a la realidad más dura.
El Edimburgo de Rankin, el Glasgow de Russell o la isla de Lewis, al norte de Escocia, de May, no tienen desperdicio. Jake Arnott, que también estará en BCNegra, cierra con Crímenes de película, su trilogía (Delitos a largo plazo y Canciones de sangre) sobre los bajos fondos londinenses.
El escritor inglés nos sumerge en un mundo de gánsters, glamour, música y cine a través de personajes fantásticos.
El inglés David Peace da un paso adelante respecto a sus colegas en la línea dura e innovadora
. No hace ni una concesión al lector, sus novelas tienen un ritmo tan frenético que parecen retransmisiones deportivas de radio.
Ha necesitado escribir cuatro, Red riding quartet, para explicar una historia negra que le corroía por dentro: los crímenes del Destripador de West Yorkshire, donde él nació y vivió la angustia y el miedo.
Relata además la corrupción policial, la xenofobia y todos los males que ha visto…
Ahora, acaba de publicarse la última, 1983, en la que el lector podrá atar todos los cabos.
En el otro extremo, las impactantes novelas ambientadas en Estados Unidos del irlandés John Connolly, el creador de Charlie Parker, una mezcla cautivadora de los negro, lo gótico y lo sobrenatural que atrapa.
Has acabado de leer uno de sus libros y ya suspiras por la siguiente entrega.
Junto a ellos, Kate Atkinson, a la que algunos comparan con P. D. James, pero que es aún mejor y tiene más humor, con un alto nivel literario y personajes entrañables, como el desastroso investigador Jackson Brodie, la a menudo irascible inspectora Monroe o la maravillosa Reggie de Esperando noticias.
El gusto por los detalles, la capacidad de enlazar el presente con el pasado y al revés son algunas de las otras cualidades de Atkinson.
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