Complementos detestables a evitar por la persona de bien
Siempre viene bien algo con lo que pasar el tiempo, estando de acuerdo o discrepando, del mismo modo que nunca está de más un texto curioso y esclarecedor, ni meterse con el gusto ajeno. Llamámosle gusto por llamarle de alguna forma, ya que se conoce sobradamente que es uno de tantos tipos del malo.A continuación le evidenciamos, unos cuantos ejemplos de complementos clave del mal gusto y completamente contrarios a la estética palimaki aquí vigente desde y por siempre.
Caiga en la cuenta además, de que eso se dirige al individuo elegante y no al personal de a pie.
Pero primero les dejamos con una imagen de un bello complemento.
Obsérvenla durante un momento y distiéndanse, pues a continuación no verán más que cosas horrendas.
Conforme ya esto, procedamos:
- Deportivas y complementos deportivos en general: Ya echamos las pestes apropiadas en otra de nuestras prosas de manera que obviaremos lo rancios y de pésimo gusto que son.
- Botas de agua, de chúpame la punta o de vaqueros del oeste:Ninguna de estas botas en recomendable, a no ser que festeje en un barrizal, vaya disfrazado de urraca o a montar vacas locas. Por una parte tenemos a las supercutres botas de agua de plástico, y en ocasiones y para colmo de la horripilantez, de colores completamente indiscriminados e incluso con estampados tan vulgares como la cebra o la vaca (de esto hablaremos a continuación)
Las botas de agua, de ser usadas, séanlo con mucho miramiento y necesidad, simple y llanamente para lo que fueron creadas: pescar vieiras con la marea baja.
De las botas de chúpame la punta / Aladino moderno / putón de pueblo, tenemos poco que decir. Tan feamente favorecen el pie femenino como tanto lo desmontan y tan mal quedan con el resto. No tienen nada bueno, ninguna justificación de ser por lo que no deberían existir, como muchas cosas y mayorías en este mundo. Siendo optimistas, dejemos esto en que existe para dar cabida a la belleza de todo lo otro, sin ello de seguro lo no horrible no sería tan de agradecer.
En cuanto a las botas de vaquero con o sin espuelas, con o sin flecos, con o sin quesos de latin lover calzados en su interior, son de igual calidad de elegancia que los vaqueros o incluso peor. Sí, de hecho son mucho peor, llevan un diez pequeñito arriba a la derecha.
- Estampados de animal de la jungla o la sabana:
Esa señora no es la novia de tarzan, ni su prima, pero lleva un bolso de cocodrilo y un vestido de cebra. No se preocupe, sabemos que es artificial, y tan artificial como de mal gusto.
No creemos necesario explayarnos mucho sobretodo en los estampados de vaca, cebra y tigre, igualmente comunes e igualmente feos e impropios de una señora como los dioses paganos mandan. Véase usted más ridícula, cambie su estampado por una burda imitación inútil y estridente de un animal foráneo, que no ha visto en su vida y que muy posiblemente se la comería viva, o no, de lo horrible que va.
En cuando al señor leopardo ya hay más que hablar. No por que sea pasable sino porque socialmente (en la sociedad de las gitanas, las pilingis de barrio bajo y algunas neo pin-ups modernas¨, y con todo mi respeto a cada una de ellas) está bastante aceptado y es signo de “elegancia” y “sensualidad”. Una elegancia y una sensualidad que nosotros ponemos en duda, pero como lo que dice la mayoría manda en la democracia, tengan cerebro o no, y lo que ahora tenemos es eso (democracia digo, se supone) pues callaremos la boca y diremos que sí, que el leopardo en escasas proporciones no es muy de mal gusto, y que puede quedar gracioso. Pero en su madre.
- Cadáveres colgando del cuerpo:
Esa es otra. Pero otra que las gitanas, pilinguis de barrio bajo y neo-pin-ups modernas no se pueden permitir, o talvez no les guste tanto como el leopardo estampado de farsa, pues es moda antigua, o mejor dicho, clásica y para siempre.
Las señoras adineradas (o no) con pellejos de animales a modo de disfraz pueden resultar bastante elegantes y atractivas, sí es la imagen de mujer poderosa y dominante la que se pretende. Aunque claro está, que para provocar esa imagen de supermujer no es necesario haberse cargado a unos cuantos bichos adorables que no tenían culpa alguna. Perdonen señoras, quería decir haber pagado a la industria que se encarga de producir animales para luego despellejarlos y preparárselos bien suaves y sin olor a podredumbre, con forma de prenda de abrigo. Y claro está, a esas señoras no les haga ver un pajarito caído del nido, que ellas son muy de buena sangre y sufren con esas cosas, y con la madre que las parió.
Y recalcamos como siempre el contexto, si vivieran en la edad de piedra si serían unas señoras de ole yolé fandango, pero como no es el caso, es absurdo, pretencioso, ridículo y de mal gusto. Y olé yolé fandango.
- Bisutería de plástico:La bisutería de plástico es detestable.
La mujer siempre se ha engalanado con lo mejor: oro, plata, piedras preciosas, y otros metales más o menos humildes e incluso con materiales vegetales pero ahora no. Ahora haylas que se me llenan de trozos multicolores de petróleo tremendamente horribles que en vez de cómo decíamos antes, engalanar, desengalanan. Véanse pues, como niñas pequeñas que visten de sevillana con aros y peineta de plástico rojo escandaloso, y derivados. Estas prácticas son de un terrible mal gusto, y estropean cualquier atuendo que lleve, por exquisito que sea. Un punto de plástico en su atavío le arrebatará cualquier buena intención de elegancia que haya podido tener. No atente así contra si misma.
Igualmente ocurre con la bisutería de fantasía. Con “fantasía” se designa a aquella “joya” con apariencia de metal o piedra preciosa (cuanto menos de mal gusto, imitando a la plata y cuando más, al oro, con un amarillo orín superfalso) producida en serie, que se regocija en formas y colores que atraen al espectador, pero que no vale un duro y es cobrada como si de algo digno se tratara. Este tipo de complemento pertenece a la misma basura que la detestable bisutería de plástico, se la pasa por buena porque su material no es de tan mal fundamento.
La bisutería de fantasía es sólo aceptable como inclusión en piezas de vestir o bolsos, sobreros etc. por sentido común y adecuación, pero en absoluto como aderezo de la piel de la mujer auténtica. Siempre será mejor una tímida gargantilla de plata con una humilde piedra natural que un medallón exuberante y brillante que fantasea con ser joya.
- Uñas tunning:Si hay algo que agrada en sobremanera al caballero elegante son las manos de la mujer, de un delicado tono y tacto, y con unas hermosas uñas, cortas o largas, coloreadas o a palo seco, pero nunca, NUNCA de pegote (y de pegote bien le viene, haciendo referencia al pegote con el que van enganchadas) No por ser de porcelana serán más agradecidas, y ya ni hablemos de las de plástico. Con estas últimas podemos morir del asco. Unas uñas postizas de 1ª, o 2ª calidad son siempre impertinentes y pretenciosas, por artísticas que sean. Y no hay nada de peor gusto que lo impertinente y pretencioso, que como se habrá fijado, es lo que tienen en común todas las cosas que consideramos bajas en cuanto a la elegancia se refiere.
Para qué necesita unas uñas falsas pegadas sobre las suyas naturales? Podríamos entender esto si se le hubieran caído por ejemplo, o si se las hubiera comido el leopardo.
Yéndonos al otro punto, tenemos las uñas pintadas o tuneadas de cualquier otra forma indigna como por ejemplo: pegatinas, incrustaciones de brillantes, pirsins (si, en la uña, sí), o la manicura francesa con la punta negra. Jamás hubiéramos imaginado que existiría todo esto pero, sí. Tan fácil como ir en metro es encontrarse mujeres jóvenes y no tanto con flores, lunares, e incluso el pato Donald pintados en las uñas, que de lejos parecen pegotes o manchas; con algo atravesándolas que cuelga incomodando cualquier acción natural, con pegatinas o brillantes de chichinabo que se enganchan por todas partes, y hasta con la punta pintada de negro, como si hubieran acumulado la máxima porquería posible durante mínimo un mes. Señora, si quiere hacerse la moderna con la francesa en negro, píntese la uña de negro y la punta de gris, cosa que sería la versión “negra” de la oficial. Qué mal gusto el de este mundo!
- La marcas “modernas” con grandes logos, estilo Tous, Tommy Lafiga, o Chanel, pero especialmente Tous:
Cómo esa marca de pacotilla puede ser tan famosa? Y lo que es peor, cómo puede tener tantas adeptas? Cómo alguien puede gastarse el capital en ella?
Lo que no es más que un osito supersimple, la mayoría de las veces tan solo en su silueta, añadido a cualquier cosa y repetido hasta la saciedad, es esa maravilla por la que paga un precio tan alto? No creemos necesario analizar el comportamiento de la sociedad frente a estas chorradas con mayúsculas. Símplemente quédense con la imagen de su vecina la de arriba de 45 años, de una posición media, con un bolso lleno de ositos recutres, infantiles, enormes e insípidos, en colores tierra que le ha costado una pasta pero que “mola” mucho. Es, sin más descripción: patético.
Y no sólo ponemos a caldo la estúpida marca Tous, sino todas las demás que se usan para alardear de sí mismas. Es un concepto algo absurdo y en exceso popular y social. Podrá usted ir preciosamente vestida y complementada, pero una camiseta que pone “I love Mango” o un bolso con dos Cs entrelazadas descomunales no le hará subir de categoría, sino de imbecilidad. Sabemos que se lo puede permitir, de manera que cómprese o encargue a un/a buen/a modista una prenda única de una buena calidad, y que no alimente una industria de patéticos y manipuladores.
(observen, un bello artículo arruinado con logos, que aunque en este caso están bien integrados, en la mayoría de los casos favorecen de pena)
Y es que lo real que se esconde tras el abuso de las marcas caras, no es otra cosa que la falta de juicio estético: la marca tiene una imagen de un nivel estético aceptado y reconocido; para la gente que no sepa alcanzar ese nivel por sí misma, siempre estará la marca para proporcionarle la seguridad de acierto que necesita.
Sin más rodeos.
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