Jackie consideraba que el presidente francés Charles de Gaulle era "un ególatra"; que Martin Luther King era "un fraude" porque se supo, a través del espionaje electrónico al que fue sometido, que arreglaba encuentros sexuales con mujeres. De Indira Gandhi -futura primera ministra de India asesinada en 1984- dice que era una "mandona amargada, una mujer horrible".
Ironías de la historia, la viuda de Kennedy cita a su marido emitiendo una dura opinión sobre Lyndon Johnson, el hombre que al ser su vicepresidente le sustituiría en la Casa Blanca -"todo el mundo estaba muy decepcionado porque Lyndon era quien menos gustaba" para compañero de cartel-. "¡Dios mío"!, diría JFK, "¿podéis imaginar lo que le pasaría al país si Lyndon llegara a presidente?"
Según se desprende de las conversaciones y recoge el libro, Kennedy había comenzado a planificar su campaña para la reelección en 1964 poco antes de que fuera abatido en Tejas. Entre sus planes para un segundo mandato estaba una visita sin precedentes a la Unión Soviética, en plena guerra fría y tras la tensión que había puesto al mundo al borde de una guerra nuclear en la crisis de los misiles. Durante este episodio, Jackie rogó a su esposo que le permitiera permanecer a su lado. "Quiero estar contigo y morir contigo, como también lo quieren los niños. Preferimos eso a vivir sin ti", le dijo en octubre de 1962.
La viuda se presenta como una "esposa tradicional" y critica a "las violentas mujeres liberales que están en política".
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