Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

4 ago 2011

El infierno Juan Cruz

.En El fugitivo, que acabo de ver en el canal TCM, hay una escena en la que su protagonista, Harrison Ford, huye de la policía.
 Condenado a muerte, se escapa de un furgón y es localizado por potentes policías inútiles al final de un laberinto de alcantarillas que dan a una catarata de aguas sucias. Ford salta de aquel infierno y se arroja a las aguas turbulentas.
 "Ya se lo comió un pez", dice un policía, y el jefe del comando le grita: "¡Pues pesca al pez que se lo ha comido!".




Ford sale nadando del infierno, pero aquí no les voy a contar la película. Lo cierto es que mientras la veía (y la vi hasta ahí) sentí que me estaban explicando, en cine, la metáfora del mundo ahora mismo.
Anteayer vi algunos titulares cavernarios: estamos en el fin del mundo, en el abismo, leí, al borde de un precipicio. Acaso estaríamos mejor, piensa uno leyendo todo eso, o viéndolo, si se arroja de pronto al vacío.




La tele tiene eso, te lleva a realidades que son peores que lo que vivimos, y además te ofrece soluciones: el vacío.
 En otro lugar del dial me encontré con una risa enlatada que ahora nos daría mucho alivio: aquel hotel de los desastres del inolvidable John Cleese.
 En España, cuando lo pusieron por primera vez, en la transición, éramos tan políticamente correctos que decidimos que el protagonista torpe de esa serie de la BBC, un camarero español, apareciera como un camarero portugués. Ahora Canal + Comedia la restituye, y el hombre es español, al fin y al cabo ya estamos juntos en el infierno, a juzgar por los titulares.



Andreu Buenafuente (cuánto lo vamos a echar de menos) suele decir que este país tendría que ser como los clubes de fútbol: que fiche extranjeros para mandarnos.
Bastaría con que fichara autores de titulares o comentaristas políticos, que saben lo que tendría que haber hecho Zapatero antes de irse a la catarata de Doñana.
Mientras tanto, qué abismo produce esa pérdida sin freno de Canal 9. Entre 500 y mil millones; y eso que no traducimos el desastre a (como dice Andreu) "las antiguas pesetas".

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