En 1981 cayó en las manos de Steven Spielberg (Cincinnati, Ohio, 1946) una revista francesa que contenía la crítica de En busca del arca perdida.
El realizador no hablaba el idioma en cuestión, así que lo único que pudo distinguir en el texto era una palabra: Tintín.
"Recuerdo leer esa crítica sin entender nada, excepto que Tintín salía una y otra vez. Encargué una traducción del texto y básicamente decía que yo tenía que haber leído todos los cómics de Hergé porque estaba clarísimo que le estaba haciendo un homenaje. Así que le pedí a mi ayudante que me consiguiera uno de los álbumes, creo que me trajo Tintín y las siete bolas de cristal.
Allí empezó mi idilio con el personaje: llamé a Kathleen
"Es una saga que nos gustaría seguir explorando", avisa el director de 'E.T.'
[Kennedy, su productora habitual] y le dije que teníamos que convertir aquello en una película. Le pregunté por dónde deberíamos empezar y me dijo: 'Tienes que hablar con Hergé'. Y eso hicimos".
El genio que parió a Indiana Jones y películas como Tiburón o E.T., uno de los personajes más poderosos de Hollywood, parece aliviado después de una espera de casi tres décadas, que finalizará cuando este mismo año Tintín y el secreto del unicornio llegue a los cines del todo el mundo.
El director, acompañado de Peter Jackson y los actores Jamie Bell (Tintín) y Andy Serkis (el Capitán Haddock), presentó ayer en París por todo lo alto una de las grandes apuestas de la meca del cine para 2011. En 3-D, naturalmente.
La prensa mundial acudió presta a la llamada del Rey Midas, quien habló del proyecto que ha ocupado buena parte de los últimos tres años: "Ocuparnos de que el guion fuera todo lo que creíamos que debía ser ocupó gran parte del tiempo... y, bueno, luego está el hecho de que se tarda unas cinco horas para animar un fotograma, multiplicado por 24 y luego por 93 minutos. Imagina la cantidad de gente que tiene que participar en el proceso". La primera vez que Spielberg y Hergé se oyeron las voces fue en 1983. "Hablaron por teléfono. Hergé había visto En busca del arca perdida y le había encantado. Me dijo que si alguien iba a convertir Tintín en cine, Steven era el único que podía hacerlo", contaba ayer Kathleen Kennedy.
La muerte de Hergé el 3 de marzo de aquel mismo año complicó las cosas.
La viuda del autor decidió cederles los derechos (que en 1984 dejaban de pertenecer a los estudios Universal) y Spielberg dio luz verde a la escritura de un guion (a cargo de Melissa Matheson, guionista de E.T.) mientras él rodaba Indiana Jones y el templo maldito.
La cosa no le convenció y los derechos volvieron a los herederos de Hergé, enmarañando la posterior negociación a tres bandas con estos y la poderosa editorial Casterman. No fue hasta 2002 cuando Spielberg volvió sobre sus pasos y consiguió que DreamWorks recuperara los derechos del tebeo.
"Crecí con Tintín y cuando tienes siete u ocho años todo lo que quieres es ser como él, así que después de la llamada de Steven no tuve ninguna duda", decía Jackson, que ha dejado El Hobbit durante unos días para promocionar un filme del que es productor y responsable directo a través de su compañía, Weta Digital.
A su lado se sentaba Jamie Bell, al que el público recordará por su papel en Billy Elliot, al que le ha caído la bendición (¿o era el marrón?) de interpretar a Tintín. Durante el encuentro de Spielberg y Jackson con la prensa arreciaron las preguntas sobre el uso del motion capture, ese sistema que convierte a los actores en personajes de animación a través de un complejo sistema de sensores procesados luego por ordenador. "No quiero quedarme atascado. Me gusta pensar que puedo hacer cosas nuevas, usar diferentes tecnologías, contar historias distintas. Tengo claro que el medio no es el mensaje", se defendía Spielberg.
Para elaborar el guion se han utilizado retazos de hasta tres álbumes de la criatura de Hergé: El secreto del unicornio, El tesoro de Rackham el Rojo y El cangrejo de la pinzas de oro, una decisión motivada por la necesidad de introducir los personajes clave al público en una sola sentada.
"El personaje que nos empujó a tratar de combinar las historias fue el Capitán Haddock. Queríamos explicar cómo se conocían él y Tintín y eso no sucedía en El secreto del unicornio, así que nos pusimos de acuerdo para aportar algo a la historia sin que perdiera el espíritu", contaba Spielberg.
La polémica también apareció cuando alguien cuestionó la corrección política de algunas de las aventuras del reportero rubio, como Tintín en el Congo o Tintín en el país de los Soviets. "No vamos a volver atrás; tratar de reinterpretar esas historias no tendría sentido sin tener en cuenta el contexto histórico del momento en que fueron escritos", sentenció el Rey Midas. Tintín y el secreto del unicornio, escrito a seis manos por los guionistas británicos Joe Cornish, Steven Moffat y Edgar Wright, llegará a las pantallas españolas el 28 de octubre. Su suerte dictaminará el destino de la saga, "una saga que nos gustaría seguir explorando", según reconocía ayer en París Steven Spielberg, alias Midas.
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