Quereres,
más bien sinrazones,
que surgen al dar rienda suelta
a esa especie de locura
que, en ocasiones, me posee,
para poder liberarme de ella,
como si catarsis fuera.
Vanidad o presunción,
tal locura la necesito
para poder imaginar tu mundo,
recrearlo, y hacerlo posible.
No, no puedo renegar de ella,
aún guardando las distancia.
En ella te reconozco
y gozo con tu utopía.
No hay mejor locura
que aquella en la que, para vivir,
no basta la realidad de la vida.
Sea sinrazón o desventura,
qué más da, admitámoslo,
mejor estar medio loco
que sumergirse en el lodo.
Sea divina locura
ocupada por el espacio ocupado,
imaginado, de tu ser,
que transforme mis obras,
y lo que no me he planteado nunca,
mi búsqueda y mis cuestiones.
Quereres o egocentrismo
que me lleva a hablar de mi mismo.
Locura
en la que te pongo voz
deseando pasar inadvertido
mientras pugno por hacerme oir.
Locura
como modo de percibir la vida,
una manera de ser y sentir,
un estado desgraciado
consustancial a mi mismo,
algo que es mío,
auténtica y genuinamente mío.
Así que por mis quereres
vago por tu mundo como loco,
preñándote con los genes negros
de las letras de mis versos;
aquellos en los que tú yaces
reteniéndolos como besos
susurrados junto a tus oídos.
Dichos, vividos...
Amalgama de sentimientos,
de colores, de sonidos.
Lecturas para la locura
que desfloran tus pensamientos,
robándote la virginidad
del cauce desbordado
en el que se debaten tus amores.
Quereres, locura, exasperación,
un sentimiento para el que no tengo
la palabra exacta para nombrarlo,
y para el que querría palabras
nuevas, únicas y singulares,
y entre las que tu nombre subyace.
Tú, mi locura insoslayable,
sin elección posible,
por la que decidí que lo más cuerdo,
nunca sabré si fué lo más sensato,
era desbrozarte el camino
por el que venías hasta mí
llamándome por mi nombre.
A él regreso, como esta noche,
dejándome seducir sin resistencia,
sin ofrecer condición alguna,
dejando mis versos
como sedimento que se deposita
en ese pozo repleto de quereres,
más bien sinrazones,
llámalos si quieres locura.
más bien sinrazones,
que surgen al dar rienda suelta
a esa especie de locura
que, en ocasiones, me posee,
para poder liberarme de ella,
como si catarsis fuera.
Vanidad o presunción,
tal locura la necesito
para poder imaginar tu mundo,
recrearlo, y hacerlo posible.
No, no puedo renegar de ella,
aún guardando las distancia.
En ella te reconozco
y gozo con tu utopía.
No hay mejor locura
que aquella en la que, para vivir,
no basta la realidad de la vida.
Sea sinrazón o desventura,
qué más da, admitámoslo,
mejor estar medio loco
que sumergirse en el lodo.
Sea divina locura
ocupada por el espacio ocupado,
imaginado, de tu ser,
que transforme mis obras,
y lo que no me he planteado nunca,
mi búsqueda y mis cuestiones.
Quereres o egocentrismo
que me lleva a hablar de mi mismo.
Locura
en la que te pongo voz
deseando pasar inadvertido
mientras pugno por hacerme oir.
Locura
como modo de percibir la vida,
una manera de ser y sentir,
un estado desgraciado
consustancial a mi mismo,
algo que es mío,
auténtica y genuinamente mío.
Así que por mis quereres
vago por tu mundo como loco,
preñándote con los genes negros
de las letras de mis versos;
aquellos en los que tú yaces
reteniéndolos como besos
susurrados junto a tus oídos.
Dichos, vividos...
Amalgama de sentimientos,
de colores, de sonidos.
Lecturas para la locura
que desfloran tus pensamientos,
robándote la virginidad
del cauce desbordado
en el que se debaten tus amores.
Quereres, locura, exasperación,
un sentimiento para el que no tengo
la palabra exacta para nombrarlo,
y para el que querría palabras
nuevas, únicas y singulares,
y entre las que tu nombre subyace.
Tú, mi locura insoslayable,
sin elección posible,
por la que decidí que lo más cuerdo,
nunca sabré si fué lo más sensato,
era desbrozarte el camino
por el que venías hasta mí
llamándome por mi nombre.
A él regreso, como esta noche,
dejándome seducir sin resistencia,
sin ofrecer condición alguna,
dejando mis versos
como sedimento que se deposita
en ese pozo repleto de quereres,
más bien sinrazones,
llámalos si quieres locura.
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