.El torero Ortega Cano ha empezado a ingerir líquidos y tener visitas de sus allegados en las que no habla pero se manifiesta con gestos y miradas.
Es, por fin, una buena noticia.
Vuelve lentamente a la vida tras el trágico accidente del pasado 29 de mayo y ya los programas del corazón empiezan a hacer conjeturas sobre cómo reaccionará cuando empiece a saber eso que llaman todo.
La familia evitará que vea la tele, ni siquiera que sintonice Clan, el canal juvenil de la televisión pública, donde, por error, empezaron a emitir la nueva temporada de Águila Roja.
Mucho menos que vea las imágenes de las Bolsas españolas, desoladas y en caída libre durante las jornadas festivas del jueves y el viernes.
Es curioso que los bancos sean tan religiosos pero las Bolsas no respeten esas fiestas y hayamos atravesado el puente de Corpus Christi en un ¡ay! por la deuda, un ¡uy! por las primas de riesgo y esa cada vez más asfixiante sensación de que el euro va a entrar en un corralito y terminará por agitarse como un cerdo ante su hora.
Lo de Clooney es menos complicado de explicar que lo de Extremadura
Tampoco le mostrarán al exmatador las imágenes del nuevo Ejecutivo de Extremadura donde se ha producido el milagro moderno de que votas a Izquierda Unida y sale electo un candidato del Partido Popular.
¡A ver quién le explica al torero esta verónica! Votas al comunismo y gana el catolicismo.
Tampoco es del todo recomendable que cate la investidura de María Dolores de Cospedal como presidenta de Castilla-La Mancha. Cospedal tiene el empaque avasallante de la guapa ganadora que es también la mejor de su clase.
En su investidura habló de que "no es una cuestión de dinero, es una cuestión de gestos, necesitamos comportamientos ejemplares", mientras que detrás de ella descubríamos la asamblea recubierta de toda la madera que sobró en Castilla después de talar sus árboles para construir las naves que fueron al Nuevo Mundo.
Cospedal empieza a ser la presidenta más televisiva del momento y eso debe estar provocando dolores de cabeza en la otra presidencia vecina, la de Aguirre. Cospedal se ha convertido en la esperanza de Rajoy, la dentadura del nuevo poder conservador y una fetichista de la chaqueta blanca cruzada, que viste en sus momentos importantes. La llevaba puesta cuando sufrió el indigesto desayuno con Ana Pastor en TVE y la llevó para su investidura donde sonaron ad hoc campanas que ya hubieran querido para sí Ingrid Bergman y Gary Cooper en la absurda versión cinematográfica de Por quién doblan las campanas. Estaba en la investidura el cardenal Cañizares, con quien Cospedal tuvo sus rifirrafes en la década pasada, por ser madre soltera y según el cardenal hacer ostentación de ello. Cospedal intentó mantener su criterio, pero al final tuvo que casarse para ver su estrella política brillar.
Hoy está de moda y lo sabe, explota su carisma de guapa de la generación crecida al calor de Verano azul y la ternura de Heidi, para aparecer al día siguiente de la investidura en la catedral de Toledo armada con impresionante look Corpus Christi: peineta rígida y de dimensiones que sobrepasan las lindes de la televisión TDT, mantilla XL, cerrado traje negro con escote de bañador de los años cincuenta y perlas de una vuelta.
Así vestida daba imágenes a sus palabras: no es una cuestión de dinero, es una cuestión de gestos.
Siempre es fascinante cómo los miembros del Ejecutivo tienen que hacer actos de presencia en oficios católicos dentro de un Estado que se describe a sí mismo como aconfesional.
Seguramente esta paradoja explique lo de Extremadura, pero el hecho es que mientras se discute sobre qué hacer con el Valle de los Caídos, vuelve al Corpus Christi toledano la banda militar que celebra al santísimo, terminando de reunir en el acto a curas, militares, políticos y músicos
. Rouco debió entrar en éxtasis, los nostálgicos también.
Ortega Cano, dentro de su gravedad, se está librando de ver todo esto. También de enterarse que George Clooney rompe con su novia italiana, a la que deja muy bien situada sobre las alfombras rojas de Hollywood. Pobre Clooney que no solo no tiene suerte en el amor, sino que cada vez que rompe con una mujer despampanante empiezan a circular rumores sobre la sexualidad del sex symbol. Aunque menos complicado que entender lo de Extremadura y el voto a la izquierda que sale por la derecha, ser novia de Clooney tiene su aquel. Por más guapa que te pongas, al que miran es a él.
También evitarán los familiares de Ortega Cano que sepa de la separación de David Bisbal y Elena Tablada, padres solteros que el cardenal Cañizares no tuvo tiempo de llevar a la vicaría.
Es un sueño roto en estos tiempos en los que Grecia es el infierno que nos empuja todavía más abajo.
Tablada también fue presidenta, del club de fans de su novio. La mezcla de mitomanía con amor no tiene porqué ser duradera.
Bisbal fue el niño de oro de la primera Operación Triunfo. Su romance en directo con Chenoa al son de Escondidos es una de las imágenes gloriosas de los años ricos del aznarismo.
Qué lejos quedan esos tiempos en que fuimos todos una operación triunfo. O, a lo mejor, qué cerca están de volver con mantilla y banda.
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