Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

15 jun 2011

El minuto de gloria BORIS IZAGUIRRE

¿Cuánto dura un minuto de gloria?
En una entrega de premios en Pamplona, los príncipes de Asturias son recibidos por casi más vallas de seguridad que personas detrás de ellas. Pero, nunca se sabe donde puede saltar una liebre.
Todo iba sobre ruedas, Letizia repitiendo traje color maquillaje y pelo bien melenado, el Príncipe cediendo protagonismo, las autoridades locales exhibiéndose.
Una licenciada en Derecho, Laura Pérez, les esperaba y logró plantear al heredero la imposibilidad de celebrar un referéndum sobre la Monarquía.
Y todo cambió: por vez primera Letizia desapareció y una mujer anónima ocupó el centro de atención.
El Príncipe se detiene ante la joven, más mayestático que nunca, aunque en uno de los pocos momentos donde le vemos y oímos hablar en la calle.
Habló para defender la Constitución y los plenos derechos que otorga a la institución que representa.
Pérez no ceja, argumenta que la Constitución hace inviable un referéndum, que ella no desea ser súbdita sino ciudadana. Uno de los acólitos presentes le increpa si eso es lo más importante en su vida, ella responde, con su razón, que no es lo único pero que sí es importante plantearse ser ciudadana, dando a entender que el Movimiento 15-M cala hondo más allá de las fronteras de la Puerta del Sol y la plaza de Cataluña.
 El breve diálogo empieza a hacerse eterno para el heredero, Pérez aprieta su bufanda arcoíris alrededor de su nada rigurosa melena y entonces surge la frase polémica.
 "Desde luego, has conseguido tu minuto de gloria", entona el Príncipe, rigurosamente reconocido como el más preparado de los aspirantes monárquicos.
 Pérez consigue lamentarse del comentario -"No, no es lo que pretendía"- y el Príncipe y los suyos se alejan.




Políticamente un caballero jamás resulta fotogénico en ropa interior


"Actuó con poca humildad, su padre no lo habría hecho igual", arrecian los comentarios en YouTube, donde el vídeo ya sobrepasa las 500.000 visitas.
Aunque pareciera que el Príncipe decretaba el minuto de gloria, este funcionó para ambos, los democratizó. "En el futuro todo el mundo tendrá 15 minutos de fama", sintetizó Andy Warhol.
En el incidente en Pamplona, la frase de Warhol adquirió un tono monárquico y también obligatorio. Quieras o no, tienes que aceptar tus minutos de fama.
Y estos reparten esa bendición tanto a la cruz de Cotino, nuevo presidente de las Cortes valencianas, como a la otra cruz, más bien virtual, de los imputados asentados en los escaños del mismo Congreso.
 E incluye en su gloria a los manifestantes indignados contra los que carga la policía para dejar en nuestras retinas la sensación de que actos como este, cruces y pistolas, vuelvan a ser familiares.






La gloria tiene un minuto; la fama, 15. Entre ambas, un poquito de infierno. Un congresista demócrata de Nueva York con un apellido favorable a los chistes, Weiner (que es una manera también de llamar a las salchichas), protagoniza un nuevo escándalo de sexo y Twitter. Weiner, casado con una de las manos derechas de Hillary Clinton, esperando un hijo, posee buen cuerpo natural, pecho depilado y entradas en la frente propias de su edad. La unión de tales atributos le invita a fotografiarse en ropa interior, promocionarse entre miniblogueras y chatear hasta el clímax con alguna. ¡Nunca dejará de fascinarnos la ingenuidad de los varones entre su vanidad y su ordenador! Jamás imaginan que el otro lado de la pantalla pueda traicionarles, dejarlos tirados, que esas fotos privadas lleguen a webs de la vigilante extrema derecha.






Weiner se defiende aduciendo que lo que haga frente al aparato no tiene nada que ver con lo que resuelva desde su escaño.
 Pero es el ordenador su principal enemigo, que convierte una infidelidad menor en un show mediático.
Huma Abedin, la esposa devenida en protagonista de los 15 minutos de esta trama y aupada al primer lugar de popularidad en Washington, debería haberle advertido que por muy bien definido pectoral que luzca, un caballero jamás resulta políticamente fotogénico en ropa interior. Y mañana reconocer que nada fortalece más a un matrimonio de políticos que una infidelidad humillante.



En una celebración cuajada de minutos de gloria, una marca de whisky convocó la siempre nueva sociedad madrileña en torno a las fotografías de Albert Watson. Apellidos ilustres, que van de la gloria a los 15 minutos, hablaban de Kiko Rivera, nuevo héroe nacional.
Nacido en la fama, virtuoso del minuto de gloria, Rivera mantiene en vilo el país televisivo por si abandona o no Supervivientes.
Y también por su experticia ante la transexualidad.
Tras el reconocimiento por parte de una de las concursantes anónimas sobre su reasignación de género, Kiko espeta: "¡Qué bien hecha estás!". Y luego agrega: "He tenido experiencias con gente como tú y hasta he repetido".
Obviando el prejuicio en el "gente como tú", los cautivos de Rivera están interesados en comprobar si el músculo vaginal es verídico en las reasignaciones.
Pero, ¿los hombres saben realmente cuál es ese músculo? Puede que la vagina haya conseguido expresarse a través de los monólogos, aunque para muchos varones continúa siendo el gran misterio.
Casi tanto como saber cuánto dura un minuto de gloria.

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