Casi no les ha dado tiempo a comenzar su vida laboral y ya la han visto truncada. Los datos de la Encuesta de Población Activa del primer trimestre sitúan la tasa de desempleo entre los menores de 25 años en el 45%, lo que equivale a más de 860.000 jóvenes. Tomás Muñoz es una de las caras que hay detrás de estas cifras.
Con 25 años, este licenciado en periodismo tiene a sus espaldas varios trabajos temporales y becas.
Ahora ni eso, desde que finalizó su último contrato temporal en una tienda no encuentra nada.
Conseguir aquel empleo tampoco fue fácil. "Después de enviar 200 currículos, solo recibí una respuesta", explica Muñoz, que añade que antes de la crisis por lo menos llamaban para dinámicas de grupo o entrevistas.
"Ahora parece que ha bajado el número de procesos de selección", señala. "No es que quiera trabajar, es que tengo que hacerlo", asevera de forma rotunda.
Muñoz estudió el primer ciclo de la carrera en Alicante y después se trasladó a Madrid para terminarla en septiembre del año pasado en la Universidad Carlos III. "Siempre he estado trabajando y estudiando", dice el joven, que vive en un piso compartido con otros tres compañeros.
"Cuando vas a la universidad tienes unas expectativas, terminas y te encuentras con la realidad", asegura. Una realidad a la que se fue acercando a medida que iba avanzando en la carrera y paralelamente también iba avanzando la crisis.
"Me río del término mileurista, no he llegado a cobrar mil euros en mi vida", comenta irónico Muñoz, que asegura que muchos de sus compañeros están en una situación similar a la suya.
Al comenzar la crisis a finales de 2007, España tenía una tasa de paro juvenil inferior al 18%. Casi cuatro años después, se ha más que duplicado. El 45% de este trimestre significa un aumento de 2,5 puntos porcentuales de los menores de 25 años que están en disposición de trabajar y están buscando un empleo.
En términos absolutos, el deterioro laboral representa un repunte de 437.000 personas.
"Las soluciones individuales no sirven, hay que buscar soluciones colectivas para revertir esta situación", apunta Muñoz, que forma parte de la plataforma Juventud sin futuro, formada sobre todo por estudiantes universitarios, que el pasado 7 de abril convocó una manifestación a la que acudieron alrededor de 2.500 personas para protestar contra las consecuencias de la crisis.
"Es necesario hacer política para la gente", añade el joven.
Sin casa, sin curro, sin futuro, sin miedo.
Era el lema de la protesta que organizó la plataforma. "Somos la juventud que no vamos a tener una casa en la vida", señala. "Sin embargo, vemos que hay millones de pisos vacíos en España", apunta.
El desempleo es una de las preocupaciones de estos jóvenes, que además ven como las condiciones laborales se vuelven más inestables.
"La precariedad de un trabajador temporal es que piensas que te vas quedar y tienes ilusión por hacerlo bien", señala
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