Cien institutos participan en un programa para evitar que las nuevas generaciones reproduzcan comportamientos estereotipados .
No es el título de una serie de televisión, sino de unas jornadas organizadas por la Escuela Superior de Comercio Internacional de la UPF para fomentar "una nueva identidad masculina y femenina" entre los adolescentes.
La iniciativa pretende alejar a los jóvenes de unos roles tradicionales basados en un "modelo masculino imperante" que crea manolos y maripilis.
Las maripilis serían, según la impulsora de las jornadas y directora del área de Liderazgo Femenino de la ESCI-UPF, Carme García, aquellas "mujeres que tienen miedo al rechazo y orientan todos sus actos a conseguir la aceptación, generando actitudes de sumisión". En cambio, los manolos son los hombres que "se enmarcan en un modelo que legitima comportamientos arrogantes, agresivos y prepotentes".
Para superar la situación, el proyecto quiere enseñar a los profesores a detectar modelos de sumisión en las chicas para poder trabajar en nuevos modelos de liderazgo, según García.
Las jornadas han recibido 18.600 euros de la Obra Social de La Caixa, y van dirigidas a profesores de secundaria de 100 centros públicos y privados de toda Cataluña, elegidos por el Departamento de Educación de la Generalitat.
En Barcelona han participado 12 centros (7 públicos y 5 privados).
"La tesis es que las mujeres profesionales y las niñas ocupan un gran espacio en la vida pública, pero se comportan con la fragilidad de un huésped en casa ajena, lo que las hace más pequeñas", defiende García, que se apoya en su experiencia y la de su equipo con estudiantes universitarios.
Son actitudes "generalizadas en todo el mundo", que parten del miedo: al rechazo, en caso de las chicas; al fracaso, en el de los chicos.
Los términos manolo y maripili "nacieron solos" en el imaginario popular, según García, que afirma que son "un guiño" y que no tienen connotaciones despreciativas.
"Nunca me he encontrado entre mis alumnos a ninguna Pilar o Manuel que se hayan sentido ofendidos", afirma.
Ferran Piñeiro es uno de los profesores de secundaria de Barcelona que han atendido las jornadas, que más adelante se celebrarán en Lleida, Girona y Tarragona. "Me ha parecido muy interesante", explica.
"Se me ha quedado grabada una frase: 'La sociedad no ha encontrado mejor forma de someter a la mujer y evitar que desarrolle todas sus potencialidades que el canon de la estética".
"En mis 22 años de experiencia", dice Piñeiro -profesor de Religión en el IES Fortius Pius, del Ensanche barcelonés- me encuentro que cada vez las chicas se someten más a la presión de la imagen, vienen a clase como si fueran a la discoteca", abunda.
Una compañera de Piñeiro que también ha asistido a las jornadas, Àngels Navarro, cree que "lo que se ha ganado gracias al trabajo de las madres se está diluyendo con la llegada de niñas de fuera" que reproducen otros patrones, sobre todo las latinoamericanas.
"La situación no ha empeorado, pero nos hemos estancado", opina Navarro, quien cree que este tipo de iniciativas son positivas.
Navarro defiende que el papel de las madres es fundamental para que las hijas no se sometan al "modelo masculino", como dice García.
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