Ante la magnitud del terremoto en el Japón, el Tsunami en todo el Pacífico y la erupción en Indonesia del volcán Karangetang, cualquier historieta local queda tan pequeña que casi desaparece. Las fuerzas de la naturaleza desatadas pasan por encima de cualquier intento del hombre para dominar el planeta. Estamos recibiendo una lección de humildad, y vemos cómo paísen muy poderosos no pueden hacer otra cosa que enviar telegramas de solidaridad; ni siquiera pueden trasladar ayuda porque no funcionan los aeropuertos y los puertos están muy dañados. Japón es un país admirable, con una cultura milenaria y una capacidad de adaptación a los tiempos nuevos como ningún otro. Esta enorme catástrofe no se parece al apocalipsis porque los japoneses son muy precavidos, pero en cualquier caso es un desastre que afecta a toda la cuenca del Pacífico, el océano más grande del mundo.
Sacado de Bardinia de Emilio González Déniz
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