No hay ni alzas de precios ni olas de saqueos, solo colas .
Japón se hunde cada día un poco más, empujado por la infernal suma de terremoto, tsunami y alerta de catástrofe nuclear.
Sin embargo, en medio de esta tragedia que ha dejado miles de muertos, la sociedad japonesa es un ejemplo de civismo.
Sendai, con más de un millón de habitantes, ha recuperado parcialmente la electricidad pero lleva ya cuatro días sin agua.
Miles de japoneses pacientes y silenciosos hacen colas a una veintena de kilómetros de la ciudad para abastecerse de víveres y combustible.
No ha habido apenas intentos de saqueos, y ningún comerciante o transportista ha subido los precios.
No en vano entre otras corrientes filósoficas saben la sabiduría Zen.
Fukushima se descontrola
Sin trenes, sin móviles, sin gasolina, sin agua
Unas 9.500 personas sin localizar en un pueblo de Miyagi
La larga fuga desde el epicentro
Japón admite fugas radiactivas "que pueden afectar a la salud" tras un incendio y una nueva explosión en Fukushima
"Tenemos hambre y frío por las noches", se queja un campesino
Las aguas devolvieron ayer cientos de cadáveres sobre las playas de la península de Oshika y del pueblo de Minami Sanriku, al norte de Sendai, mientras cientos de miles de soldados, policías y miembros de equipos de rescate profesionales o voluntarios se afanaban en desescombrar la línea de costa devastada por el tsunami. Aún sigue habiendo aldeas incomunicadas.
En Minami Sanriku, donde han desaparecido la mitad de sus 18.000 habitantes, la esperanza de encontrarles vivos comienza a desvanecerse.
Aún sigue siendo casi imposible llegar a Sendai: no hay trenes, el aeropuerto tiene las pistas dañadas y las carreteras están cortadas porque el terremoto dañó el firme y derribó los puentes.
Desde ayer se ha establecido un servicio especial de autobuses desde Niigata —en la costa noroccidental, que recorre la isla de Honshu de oeste a este a través de montañas cubiertas de nieve. Desde Niigata salen equipos de rescate, grupos de voluntarios y periodistas.
Los autobuses vuelven cargados de gentes con niños que buscan refugio en otras partes de Japón.
Cada trayecto supone más de seis horas de viaje.
Keio Nakamura, catedrático de Informática de la Universidad de Keio, en Tokio, tenía hoy una reunión muy importante en la capital pero fue uno de los miles de japoneses que quedaron atrapados en Sendai, su tierra natal, a la que vuelve cada viernes.
El pasado día 11, el taxi que le llevaba de la estación a su casa "comenzó a bailar". "Pensé que volcaríamos, pero finalmente el taxista lo paró y pude bajarme mientras la tierra seguía temblando", recordaba ayer.
El domingo pudo restablecerse el Shinkansen (tren bala) entre Tokio y Niigata, de manera que la normalidad se ha ido restableciendo en el país con excepción del noreste de Honshu, que tardará meses, si no años en recuperarse de la catástrofe.
Y no solo por el terremoto y el tsunami, sino también porque los daños sufridos por la planta nuclear de Fukushima frenarán la producción eléctrica —cuatro millones de personas aún siguen si luz y retrasarán la recuperación económica. Toyota y Nissan anunciaron que pararán toda su producción nacional por unos días. Honda se sumó a la medida de forma parcial.
A primera vista nadie diría que Sendai ha sufrido un terremoto de magnitud 9 en la escala de Richter. La ciudad se mantiene casi intacta.
La mayoría de los edificios son posteriores al terremoto de 1978 y, por tanto, construidos con las mejores técnicas antisísmicas.
Solo se ven algunos tejados y cornisas dañados.
La costa, sin embargo, quedó arrasada por el tsunami que, con olas de hasta 10 metros, penetró varios kilómetros tierra adentro y arrancó de cuajo todo lo que encontró a su paso.
Los campos de cultivo que se extienden tras las playas se han convertido en un lodazal en el que se mezclan sofás con un sinfín de coches, electrodomésticos y enseres destrozados.
Todos arriman el hombro.
Azotados por la naturaleza desde tiempo inmemorial, los japoneses son conscientes de que si hoy es tu vecino el que sufre los daños, mañana te puede tocar a ti. Sato, campesino de 26 años y procedente de Tsanbonzuka, una de las aldeas más devastadas, se afana en retirar el lodo de una casa de Sendai. A él no le dejan volver a su casa.
Fue trasladado con los cinco miembros de su familia a una escuela junto con otras 500 personas.
"La ayuda no es suficiente", se queja, "tenemos hambre y frío por las noches".
Según la agencia Kyodo, más de 600.000 personas han sido evacuadas a causa de la tragedia.
Están en edificios públicos, escuelas y centros deportivos, pero en la mayoría de estas instalaciones no hay electricidad, ni gas, ni agua.
El Gobierno ha distribuido 120.000 mantas pero ha quedado desbordado por la magnitud de la catástrofe.
2 comentarios:
Hola, mi estimada amiga Carla; como está ahora muy "explosivo", "radiactivo" y vigente el tema nuclear por el terrible terremoto, el consiguiente tsunami y la indeseable amenaza de escape radiactivo...y, como veo que lo tratas en tu texto, hoy te hago una visita virtual a tu blog para intoducirte un poema cuya "chispa" o "átomo" poético me surgió cuando pasaba al lado de la central nuclear de Almaraz en uno de los muchos y continuos viajes que realizo desde mi querido pueblecito (Jaraicejo/Cáceres) a Barcelona, ciudad en la que resido por razones laborales. Así surgió la idea de este poema que luego desarrollé ampliamente en mi casa... Espero que te guste. Saludos cordiales de este extremeño de la ausencia
Wenceslao Mohedas Ramos
Jaraicejo (Cáceres) / Barcelona
MIRADOR DE MIRAVETE
(PUERTO DE MIRAVETE)
(Estrofas de pie quebrado porque nos quiebran la paz)
Miravete: mira y vete
sin parar
porque, al fondo, está el paquete
nuclear;
la nuclear de Almaraz,
bomba –lapa,
que de temores la paz
nos empapa;
una excéntrica central
que sentencia
a la pena capital
la existencia.
Sus atómicos misiles,
dos reactores,
programan males a miles
con horrores.
Es histérico avispero
cuya avispa
retorna la vida al cero
con su chispa;
el monstruoso microbio
tan nefasto
amenaza con su oprobio
de holocausto,
de arrasar del medio ambiente
el ser vivo
con su aliento incandescente,
radiactivo,
de convertir brisa en brasa
de tal suerte
que pasa a “tábula rasa”:
vida a muerte.
Es el átomo invisible
y “omnicida”
que transforma en combustible
toda vida.
* * *
Viajero, pasa de largo
por si acaso
despierta de su letargo
a tu paso.
Mira el paisaje … y contrasta
su hermosura
frente a la atómica plasta
de basura:
tomillos, jaras, romeros,
encinares…;
venados, vacas, corderos,
colmenares…
en fecunda exuberancia
fauna y flora,
trasminando una fragancia
que enamora.
Mira el cielo azul, rotundo,
ni una mancha
y el horizonte profundo
que se ensancha,
los grises Montes de Gredos
tan hermosos
con sus riscos y roquedos
tan canosos,
lanzando al cielo sus brazos
con desvelo
para ceñirse en abrazos
tierra y cielo.
Mira la hermosa comarca
de La Vera
la que marca una plusmarca
de solera
y el fértil Valle del Jerte,
su belleza
cuyo encanto se convierte
en cereza.
Mira el fragoso Monfragüe
allí abajo
con sus lagos de desagüe
del gran Tajo,
parque de impares parajes
que conserva
raras especies salvajes
en reserva.
***
Este bucólico edén
tan señero
lo convierten en rehén
del dinero.
Por un futuro falaz
de riqueza,
vendiste el alma, Almaraz,
con torpeza;
ahora vives bajo el lastre,
a disgusto
por temor de que un desastre
te dé un susto…;
porque ese engendro de luz
y energía,
nos ha clavado en su cruz
la alegría.
¡Miravete: mira y vete
sin parar
no sea que explote el paquete
nuclear!
Wenceslao Mohedas Ramos
Millones de Gracias wences, me gusta que hayas escrito eso, y me gustaría lo hicieras más a menudo, siempre es un gusto leerte y como colaboración es un regalo. Un Abrazo desde Las Islas Canarias.
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