Jorge VI 'se sienta' en el trono de Hollywood
'El discurso del Rey' se lleva cuatro 'oscars': mejor película, dirección, actor y guion original.- Natalie Portman, mejor actriz por 'Cisne negro'.- Javier Bardem se queda sin estatuilla
Irreprochable discurso real, pero sin valor de ley
Actrices que amo como Melissa Leo y Natalie Portman, mujeres que interpretan con la mayor sobriedad, que se expresan inmejorablemente con sus ojos, sus manos, su cuerpo, se soltaron un rollo inacabable al recibir sus muy justos galardones.
Esa locuacidad expresiva se le contagió hasta al enigmático Aaron Sorkin, una afilada, inteligente, y anfetamínica metralleta verbal escribiendo guiones, pero al que en público me lo imaginaba como un hombre sobrio y secreto.
Las escuetas palabras de Charles Ferguson, codirector del premiado documental Inside Job, que al parecer describe los mecanismos de esa barbarie financiera que están pagando los inocentes, al asegurar que ninguno de los responsables de aquel excesivo robo está en el trullo, fue la dedicatoria más lúcida e inaplazable de la noche.
El coro final, tan meloso él, con infinitas criaturas multirraciales cantando Over the rainbow, puso la indeseable guinda de una ceremonia olvidable.
¿Y los premios? Sin sorpresas, al sagrado gusto del público, otorgando la parte del león a una película tan irreprochable como El discurso del rey, y despreciando la grandeza, la poética sombría, la complejidad, el renovado clasicismo de esa obra maestra de los hermanos Coen titulada Valor de ley, o los humanísimos y geniales dibujos animados que te alegran el corazón y te hacen sufrir por su destino en la maravillosa Toy Story 3.
Nada que objetar a los premios técnicos que le cayeron a la inentendible estupidez Origen, pero sentías temblores ante la posibilidad de que ese reconocimiento se alargara a otras supuestas artes. También pilló estatuillas La red social, ese retrato modélico de personajes que me repugnan, de los aviesos niñatos cuya intuición está cambiando el mundo, de gente a la que no deseo tratar ni en el cine ni en la vida. Christian Bale, ese actor que huele a Método, está perfecto haciendo de exboxeador yonqui y desquiciado en la excelente The Fighter, y tardas un rato en reconocer que es la camaleónica y admirable actriz Melissa Leo la que está interpretando a su temible y vampírica madre.
Nathalie Portman ha sido desde cría una actriz superdotada que también te puede enamorar.
Resulta difícil no admirar el talento y la sutileza de Colin Firth en una gama muy variada de personajes.
Pero les ha tenido que caer el anhelado Oscar (¿cómo no?) por interpretar a una esquizofrénica y a un tartamudo.
Las taras físicas y mentales son fundamentales para que el Oscar bendiga una interpretación.
Debido a ello, Cary Grant y John Wayne siempre lo tendrían crudo para acumular estatuillas.
El discurso del rey está brillantemente concebida, escrita e interpretada (el mérito de Geoffrey Rush dando vida al logopeda es comparable o superior al de Colin Firth), pero la dirección del laureado Tom Hooper se limita a la eficacia sabiendo combinar tantos atractivos.
También le sobran demasiados y efectistas angulares.
No es justo que les haya levantado el premio a la mejor dirección a los cada vez menos posmodernos y más sabios hermanos Coen.
Valor de ley mantendrá su dureza, su encanto, su tristeza, su humor, su emoción y su lírica cuando exija trabajo recordar algunos Oscar de esta edición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario