En ocasiones, leyendo los cables de la diplomacia filtrados por Wikileaks parece que acabemos de empezar un nuevo capítulo de una novela policiaca. Milo Weaver, un espía que desea cambiar su vida de crápula por un puesto en las oficinas de la CIA en Nueva York, merecería unas líneas entre los papeles de estado de cualquier país europeo, pero entre los más secretos, los que salen encapsulados desde los despachos de las embajadas. El turista (RBA Avenue) del escritor norteamericano Olen Steinhauer, inaugura la primera parte de una trilogía, protagonizada por este turista de la Agencia, en la que no falta la manipulación, abunda el riesgo y prima la buena amistad.
Un turista en el argot de los espías es alguien que en realidad no existe, un agente secreto sin identidad, un tipo dedicado a hacer el trabajo sucio que no figura en ninguna nómina. Dispone de tarjetas de crédito, pasaportes para cambiar de personalidad, armas sin licencia y se relaciona con millonarios rusos aficionados a las niñas.
Suena muy del estilo de James Bond pero ¡cuidado! el mundo no es el mismo tras el 11S. Las misiones en las que se embarca Milo Weaver no son sólo altamente peligrosas en si mismas sino que todo se puede complicar un poco más si los asesinos se encuentran en la nómina de los gobiernos.
Los viejos luchadores de la Guerra Fría con secretarías con secretarías bonitas que les llevan la agenda se han jubilado.
Ahora todo lo dominan las nuevas tecnologías. Como en la vida real casi todos mienten y solo unos pocos parecen jugar limpio. ¿Quiénes mueven las tramas? Cualquier error puede poner en peligro la vida de un turista o acabar con los huesos en una cárcel de Nueva York donde se tortura en el mejor estilo de los militares argentinos en la época de la dictadura. Como ejemplo lean atentamente cómo le habla uno de los jefes a un subordinado: "Intentamos deshacernos de ella con calumnias. Ya lo sabes. Cuando me llamó pidiéndome fotos de El Tigre supe que se estaba acercando. Así que le tendimos una trampa para que pareciera que cometía traición. Para que se retirara, o peor aún, encerrarla una temporada; no mucho tiempo sólo el suficiente para que el rastro se enfriara. Pero para entonces las grietas ya eran evidentes, incluso para un idiota como yo. Demasiados testigos muertos. Así que cuando llegó el momento de ajustar las cuentas a Ángela, decidí meterte a ti".
Olen Steninhauer, conocido en España como el autor de El puente de los suspiros, se reconoce heredero de los grandes maestros de las novelas de espías, Graham Greene y John Le Carré.
Su estilo es ágil y conciso. La primera parte de la trilogía con Milo Weaver como protagonista ya ha sido vendida al cine.
Al parecer, George Clooney se ha prendado del personaje.
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